La
diferencia de una sidra buena y una mala es que la sidra buena apetece beberla, y
beberla, sabe bien y esto no es solo problema de la sidra, sino de como fue cuidada, del
entorno, de la compañía, y del alma. Cuando todo esto se conjunta, se convierte en algo
único de una calidad superior
Las manzanas muy maduras tienen poco
tanino lo que contribuye al ahilado o "filado". Como se puede comprobar en la
elaboración de la sidra natural; elaborada por procedimientos tradicionales; el proceso
no es nada fácil y cualquier imprudencia puede dar al traste con toda una llagarada;
decir también, que los azúcares proporcionan y transforman el
alcohol, y el anhídrido
carbónico produce la espuma en la sidra.
La calidad de la sidra viene directamente
relacionada con el estado, conservación, variedad y origen de la manzana, así como de
las manipulaciones a las que se la somete. Es evidente que cuanto mejor estén conservadas
tanto mejor será la fabricación de la sidra. La plena producción de un manzano empieza
a los 12 - 14 años, con una duración aproximada de 35 - 45 años.
Existen variedades que
entran en producción a los 5-6 años (en eje vertical).
Estas características son un tanto
aproximativas ya que varían algo de color y tamaño dependiendo del tiempo, situación
geográfica y orientación del pumar.
Lo fundamental es saber mezclar los tipos
de manzana, que tienen que ser un 45 % ácidas, 25 - 30 % ácidas - dulce, y finalmente un
10 % dulce - amarga. La manzana en lo posible ha de estar sana en un estado de madurez
óptimo de olor penetrante y en lo que se pueda, libre de picaduras. Las algo podridas, se
han de desechar en el acto, porque transmiten a la sidra muchas deficiencias y defectos.
La parte principal de la manzana es la pulpa, que representa el 95% del peso de la misma.
Esta parte carnosa está constituida por el zumo, y en cuya composición entra
directamente el agua en un 80 - 90 %, siendo el resto lo que se considera restos sólidos,
denominados en Asturias " magalla o gurullu". Posee diferentes azúcares y en
cantidad variable, diversos tipos de ácidos y materias tánicas, almidón, materias
nitrogenadas y diversos minerales. Se hace hincapié en la elección de un porcentaje alto
de manzana ácida para la elaboración de la sidra porque dicha acidez proporciona y
contribuye a mantener el color natural del mosto y la limpieza de la sidra, evitando en
todo momento la contaminación por ennegrecimiento, protegiendo al mosto del ataque y la
invasión de las bacterias, que tanto daño hace a la sidra.
Los éteres combinados con los
alcoholes
son los que comunican el aroma y sabor a la sidra. La acidez de la manzana está ligada a
la madurez, por tanto cuanto más madura, menos ácido.
El tanino es incoloro, pero cuando entra
en contacto con el aire se oxida ( de aquí el color ennegrecido de la manzana cuando se
deja partida durante un tiempo). Un exceso de éstos
taninos pueden ser perjudicial para
la elaboración de la sidra, aunque cabe destacar también que tiene propiedades
antisépticas, siendo un excelente agente de conservación de la sidra. Las manzanas muy
maduras tienen poco tanino lo que contribuye al ahilado o "filado". Como se
puede comprobar en la elaboración de la sidra natural; elaborada por procedimientos
tradicionales; el proceso no es nada fácil, y cualquier imprudencia puede dar al traste
con toda una llagarada; decir también, que los azúcares proporcionan y transforman el
alcohol, y el anhídrido carbónico produce la espuma en la sidra.
Las manzanas dulces por lo general dan
poco zumo, sin embargo las ácidas dan mucho jugo y producen una sidra marcadamente
ácida, no existe o es muy rara, una variedad que contenga casi todas las exigencias de
una buena sidra, el secreto está en una buena elección y mezcla de las variedades
existentes. La época de la primera recogida o "pañada" de la manzana se
efectúa hacia la primera quincena de Octubre, siendo ésta la de más baja calidad ya que
corresponde a la que se coge del suelo; suele estar dañada debido a su caída del
árbol, o
que esté muy deteriorada debido a las inclemencias del tiempo ( humedad, calor, lluvia) y
el contacto de la manzana con el suelo. A ésta sidra así recogida y elaborada se la
llama "sidra del sapu" y también se suele consumir la primera.
Hasta el día de hoy existe disparidad de
criterios en la conveniencia de lavar o no las manzanas, las dos posibilidades tienen sus
pros y sus contras. Lo verdaderamente esencial es lavarlas solamente cuando contengan
restos de tierra, y desechar las hojas y hierbas que se adhieren junto a las manzanas.
El contenido de vitaminas de la manzana es
abundante.
A-B1-B2-C-D
PP ,su densidad es 1,04-1,06 kg/dm3. y los siguientes ácidos: málico,
cítrico,
láctico, quínico y clorogénico. El ph es 3,5. Posee diversos
minerales tales como: aluminio, calcio, hierro, potasio, magnesio y sodio.
El principal problema que se presenta en
la cosecha, es la alternancia bianual, esto es así porque en los primeros momentos de la
formación del fruto se produce también la inducción floral, posteriormente la flor y
luego el fruto. Un año de buena cosecha con un gran número de frutos en los años
impares, seguirá otro de débil floración continuando así de forma cíclica. Los años
de escasa producción, el número de hojas por fruto es muy elevado, lo que lleva a la
formación de muchos inicios florales para el año siguiente y un fuerte desarrollo de los
brotes. Esto es lo que se denomina vecería.
Los remedios para paliar éste desfase de
cosecha pueden pasar por: 1º) La fertilización anual suficiente para evitar la escasa
alimentación del manzano ( abonos fosfórico-potásicos). 2º) Poda hecha de tal modo que
los años de cosecha se reduzca la formación de botones florales. 3º) Aclareo manual de
frutos, si son abundantes reducir a una cantidad deseable. (debe efectuarse cuando el
tamaño del fruto es pequeño 8-10 m/m).
Historia de la manzana
Una gran mayoría de
estudiosos datan la antigüedad de la manzana en épocas
prehistóricas, afirmando, incluso, que el cultivo del manzano se remonta al origen
de toda civilización. Diversos historiadores atribuyen su origen a China; otros lo localizan en las proximidades del Mar Negro, en Asia Menor; y no
faltan los que aseguren el claro origen de este fruto.
Se puede pensar en favor
del origen oriental de la manzana, acerca de la curiosa tradición cristiana que asocia a
este fruto con el primer pecado de Adán y Eva. Se piensa
haber demostrado en trabajos anteriores el origen de esta tradición, nacida no antes del
siglo IX y difundida en Europa a partir del siglo XV.
Los restos más antiguos de manzana, según Herr, corresponden a la
época más reciente de la Edad de Piedra, entre 8000 y
2500 años antes de Cristo; y en opinión de Engel, ya aparecen formas
cultivadas de manzana en el periodo de Hallstatt, correspondiente a la primera
época de la Edad de Hierro.
Los latinos denominaban malum a la manzana y malum matianum
a una especie de la misma dedicada a Macio, escritor
culinario, tratadista de Agricultura y amigo de César. Apicio,
célebre gastrónomo romano de la época de Tiberio, nos ofrece diversas recetas de
manzanas en su curiosa obra De re Coquinaria y Anthimus, médico del siglo VI, afirma en su Epístola De Observatione Ciborum que las
manzanas y peras, lo mismo que otros frutos, sólo sientan bien cuando maduran al sol.
Aunque se desconoce cuando
la manzana llegó a Asturias sabemos que ya se cultivaba y era apreciada como fuente de
riqueza en el siglo VIII, según consta en el documento de fecha 25 de noviembre del año
781, suscrito por los padres benitos Fromestano, Máximo y sus monjes, fundadores del Monasterio
de San Vicente de Oviedo. Otro documento muy interesante es el testamento de Fakilo, cuya antigüedad data del año 793 ó 803,
y que narra cómo el testador hace donación de la quinta parte de su hacienda a favor del
Monasterio de Santa María de Libardón (Colunga).
Posiblemente la cultura
árabe, vinculada a la historia española desde el siglo VIII y manifestada en todo su
esplendor hasta el siglo XIII, haya tenido también mucho que ver con la expansión del
cultivo del manzano en nuestras tierras, basándose sobre todo en el carácter medicinal
de sus frutos.
A partir del siglo XII
existían en Asturias los llamados contratos de mampostería
o manpostura, fórmula jurídica que ligaba a
terratenientes y colonos, por los que el dueño de una tierra hacía a otro, un contrato
para que la roturase y plantase de manzanos. De este modo, según documentos que obran en
el Archivo de San Pelayo de Oviedo, las monjas de San Bartolomé de Nava cubrieron de pomaradas sus extensos
terrenos de Villaviciosa y Colunga.
A partir del siglo XVI y
XVII ya se ha extendido de forma amplia el cultivo del manzano, siendo ya en el siglo XIX
y posteriores parte fundamental de la economía asturiana.
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