El sonido se produce por la vibración de un medio material y para
propagarse necesita también de un medio que pueda vibrar, por ejemplo, el aire.
Por ello, en el vacío es imposible que el sonido se transmita. Por ejemplo, si
metemos un reloj en un recipiente en el que se hace el vacío no podremos
escuchar la alarma.
En este experimento, aunque no vamos a ser capaces de obtener un vacío
perfecto, vamos a ver cómo al ir quitando aire de un recipiente cada vez oimos
menos el sonido.
¿Qué necesitamos?
- Recipiente y bomba de vacío (de los que se utilizan para guardar alimentos)
- Reloj alarma
¿Cómo lo hacemos?
Vamos a
programar el reloj para que suene la alarma en 1 minuto. A continuación lo
introducimos en el recipiente, colgando de la tapa, sujeto con papel cello,
pero sin hacer el vacío. Es importante que el reloj cuelgue (si es de un
hilo, mejor) porque si apoya en la base el sonido se transmitiría por la
vibración del recipiente.
Esperamos
a que suene la alarma y nos fijamos en el volumen de sonido.
Repetimos
ahora el experimento, pero esta vez si que hacemos el vacío con la bomba de
mano (todo lo que podamos).
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Esperamos a
que suene la alarma y nos fijamos, de nuevo, en el volumen de sonido. Esta vez
notaremos que se oye muy bajo. La intensidad del sonido dependerá del vacío que
hayamos podido conseguir.
Es necesario
darse cuenta que el aparato que estamos utilizando no es capaz de extraer todo
el aire del recipiente y por eso todavía escuchamos un poco el reloj. Sin
embargo, si dispusieramos de una buena bomba de vacío dejaríamos de oirlo
totalmente.
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