El
amor infantil sigue el principio: "Amo porque me aman". El amor maduro
obedece al principio: "Me aman porque amo". El amor inmaduro dice: "Te
amo porque te necesito". El amor maduro dice: "Te necesito porque te
amo".
En
contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a
condición de presentar la propia integridad, la propia individualidad.
El amor es un poder activo en el hombre; un poder que atraviesa las
barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás;
el amor lo capacita para superar su sentimiento de aislamiento y
separatividad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se
convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
El
amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que
amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor. La esencia
del amor es "trabajar" por algo y "hacer crecer" El amor y el trabajo
son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja, y se trabaja por
lo que se ama.
El
amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el
contrario, la felicidad sexual –y aún el conocimiento de la llamada
técnica sexual es el resultado del amor….(…) Si una persona sexualmente
inhibida puede dejar de temer u odiar, y tornarse entonces capaz de
amar, sus problemas sexuales están resueltos. Si no, ningún conocimiento
sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.
Otro error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente ausencia de conflicto. Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto. Los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza.
El
amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el
centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se
experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa
"experiencia central" está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo
allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor es un
desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer,
trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es
secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se
experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el
otro al ser uno consigo mismo y no al huir de si mismos. Sólo hay una
prueba de la presencia del amor: la hondura de la relación y la
vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por
tales frutos por los que se reconoce el amor.
Tener "fe" en otra persona significa estar seguro de la confianza e inmutabilidad de sus actitudes fundamentales, de la esencia de su personalidad, de su amor. Al memos que tengamos fe en la persistencia de nuestro yo, nuestro sentimiento de identidad se verá amenazado y nos haremos dependientes de otra gente, cuya aprobación se convierte entonces en la base de nuestro sentimiento de identidad.
Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar. Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe y quien tenga poca fe también tiene poco amor.
El arte de amar.
Erich Fromm
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