La gran lucha entre el río y el mar, es el origen de esta ola gigante, producto de un increíble fenómeno natural.
Su ruido predice su fuerza y, el verla, confirma la predicción. Es una temible ola que recorre el Amazonas desde su desembocadura en el océano Atlántico río arriba y que se lleva consigo todo lo que encuentra en su camino. Se llama Pororoca y es la peor pesadilla de quienes allí viven.
Su nombre deriva de la lengua tupí-guaraní pororó-ká cuyo
significado es, justamente, “gran estruendo”. Es que su ruido
ensordecedor puede oírse hasta media hora antes de que la ola llegue al
lugar. Una ola que se genera cuando la marea creciente del Atlántico se
encuentra de frente con la corriente descendente del Amazonas. Así, el
choque de ambas masas de agua genera una ondulación cuya energía logra
invertir la dirección del cauce durante decenas de kilómetros hasta que,
luego, todo se transforma en calma lentamente.
Dos veces al año, entre los meses febrero y marzo, las aguas del océano
Atlántico penetran en la desembocadura del río Amazonas, provocando esta ola, una de las mayores del mundo y la más larga jamás registrada.
De este modo, cuanto más estrecho es el ancho del río la Pororoca se
convierte en un fenómeno más intenso, con mayor fuerza y poder de
destrucción. Así, las márgenes del río comienzan a erosionarse, árboles y
demás vegetación caen al agua al igual que todo lo que se encontraba en
la orilla y no puedo huir o ser removido como algunos animales e,
incluso, personas o pueblos enteros.
Entonces, la ola toma un color marrón debido al color natural de las
aguas del río sumado a las piedras, la tierra y demás sedimentos del
fondo de las aguas.
Pero ¿Qué es lo que tiene que suceder para que se produzca este
fenómeno natural? Las fases de Luna llena y la consecuente subida de la
mareas más intensas o mareas de zizigia, aquellas que se producen cuando
la Tierra, la Luna y el Sol se encuentran alineados, las corrientes
marinas y la oposición del océano sobre el río. Todo ello genera la
Pororoca y sus olas de hasta 4 metros de alto y de una fuerza
arrasadora.
Es entonces que, una vez pasada la ola, quedan las consecuencias.
Algunas positivas pero, otras, muy negativas. El lado positivo puede
verse en la pesca donde especies marinas y fluviales llegan a convivir
en el agua y, los pescadores, festejan la cantidad y variedad. Pero lo
negativo es la devastación, las inundaciones y el agua salada sobre los
cultivos.
Y hay otras personas que disfrutan de este fenómeno y ellos son los amantes del surf que se animan a remontar la Pororoca con todos los peligros que ello implica: su ferocidad, las ramas que lleva el agua y actúan como lanzas, las piedras y los yacarés siempre atentos a la carne fresca.
Así, los surfistas más valientes se adentran en el río esperando a
por el fenómeno que les regalará la experiencia más extrema sobre sus
tablas. Es que con la Pororoca podrán romper su propio récord de
mantenerse mucho tiempo sobre una misma ola, algo imposible de hacer en
el mar.
El récord del mundo lo tiene Picuruta Salazar, un
surfista brasileño que se mantuvo durante 37 minutos sobre la misma ola
y recorrió hasta 12,5 kilómetros de río.
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