El botón fue utilizado desde la prehistoria pero fabricado en serie
desde el siglo XII. Según algunas investigaciones, los que se usaron en
los comienzos eran conchas de moluscos, talladas y perforadas, fueron
encontrados en el valle del Indo y datan del año 2000 a.C.
En la foto podemos ver un botón de la Edad del Bronce Tardío, de marfil, su tamaño hace suponer que se trataría de un cierre de cinturón o de algún adorno ritual
Los griegos y los romanos usaron los botones solamente para adornar sus túnicas y vestidos.
Durante la Edad Media se hacían de cuerno o de cristal y solamente la gente que poseía riquezas podía darse el lujo de llevarlos. En el siglo XII, se puso de moda llevar las mangas muy justas, hasta el puño, todos los días las costureras cosían y descosían las mangas de las damas, los botones facilitaron el trabajo. En el siglo XIII se empezaron a poner de moda, conjuntamente con otros adornos de vestir, tales como prendedores y camafeos.
En 1350 los cruzados lo trajeron a Europa. Anteriormente los ricos se ataban la ropa con corchetes, y los más pobres usaban nudos o ganchos. En el siglo XV, en la corte de Enrique IV de Castilla, se comenzó a usar como elemento decorativo, combinado con las pasamanerías.
Durante el siglo XVI se fabricaron artesanalmente magníficos botones, muy trabajados y elaborados con oro, plata e incrustaciones de joyas. Tener ropas con botones, en esa época, era muestra de lujo y buen gusto. Como curiosidad, en 1520, Francisco I de Francia (foto) debía reunirse con Enrique VII de Inglaterra y se presentó con un vestido de terciopelo negro al que se habían cosido más de 13.000 botones.
En el siglo XVII comenzaron a realizarse forrados de tela y decorados con bordados. Eran usados en cualquier tipo de prenda, incluso en pañuelos y medias. En 1735, los fabricantes de telas producían estos botones forrados de tela, más fuerte y más barato, pero en 1736 una ordenanza real prohibió la fabricación de estos botones. La producción de botones de alcanzó su punto máximo en el momento de la Revolución.
En el siglo XVIII, los botones del cuello tenían formas eróticas, se llevaban disimulados detrás (al revés), según el modelo el botón decía mucho de la persona que lo llevaba.
Detalle de una mujer ilustrada, sacado de la obra "Los duques de Osuna y sus hijos" (1787). En este retrato podemos observar las modas inglesas
en el cuyo único adorno son los botones esmaltados con escenas pictóricas.
Los botones valorizaban el traje y la persona, si no estaban abrochados era síntoma de dejadez, como en la pintura del navegante James Cook, dos de sus botones no están abrochados:
Los materiales para su fabricación son variados, se utilizaba: las maderas exóticas y preciosas como el "Ébano", los caparazones de tortugas, el marfil, hueso, rafia, lana, cuero, cerámica, cristal... Hacia 1750, en Inglaterra ya comenzó a convertirse en un elemento más práctico que ornamental.
La primera exposición tuvo lugar en 1798.
Se empezaron a fabricar en América alrededor del 1800. Se realizaban en bronce o hueso, pero posteriormente se los hizo en porcelana, marfil, metales, madera, vidrio, perlas y plástico.
En 1855, la producción estaba en plena capacidad, principalmente de los botones de metal para los uniformes y los botones de tejidos producidos mecánicamente. La evolución técnica sustituyó la soldadura por remachado por los pies. Después de ser una de las especialidades de Francia y de haber ocupado uno de los primeros lugares en el mercado mundial, la industria de los botones conoció entre las dos guerras mundiales, un período difícil: disminución de las exportaciones y países como Alemania, Italia y Japón se convirtieron en fuertes competidores del mercado francés. Estas dificultades no se deben a un retraso tecnológico, pero al precio de las materias primas: la perla, Corozo (marfil vegetal) y el hueso.
La alta costura lo feminizó y, a partir de 1930, se comenzaron a usar resinas sintéticas, elemento que permitió hacerlos de todas formas, colores y tamaños.
A lo largo de la Historia se han creado infinidad de botones artísticos, muy buscados por los coleccionistas.
Los griegos y los romanos usaron los botones solamente para adornar sus túnicas y vestidos.
Durante la Edad Media se hacían de cuerno o de cristal y solamente la gente que poseía riquezas podía darse el lujo de llevarlos. En el siglo XII, se puso de moda llevar las mangas muy justas, hasta el puño, todos los días las costureras cosían y descosían las mangas de las damas, los botones facilitaron el trabajo. En el siglo XIII se empezaron a poner de moda, conjuntamente con otros adornos de vestir, tales como prendedores y camafeos.
En 1350 los cruzados lo trajeron a Europa. Anteriormente los ricos se ataban la ropa con corchetes, y los más pobres usaban nudos o ganchos. En el siglo XV, en la corte de Enrique IV de Castilla, se comenzó a usar como elemento decorativo, combinado con las pasamanerías.
Durante el siglo XVI se fabricaron artesanalmente magníficos botones, muy trabajados y elaborados con oro, plata e incrustaciones de joyas. Tener ropas con botones, en esa época, era muestra de lujo y buen gusto. Como curiosidad, en 1520, Francisco I de Francia (foto) debía reunirse con Enrique VII de Inglaterra y se presentó con un vestido de terciopelo negro al que se habían cosido más de 13.000 botones.
En el siglo XVII comenzaron a realizarse forrados de tela y decorados con bordados. Eran usados en cualquier tipo de prenda, incluso en pañuelos y medias. En 1735, los fabricantes de telas producían estos botones forrados de tela, más fuerte y más barato, pero en 1736 una ordenanza real prohibió la fabricación de estos botones. La producción de botones de alcanzó su punto máximo en el momento de la Revolución.
En el siglo XVIII, los botones del cuello tenían formas eróticas, se llevaban disimulados detrás (al revés), según el modelo el botón decía mucho de la persona que lo llevaba.
Detalle de una mujer ilustrada, sacado de la obra "Los duques de Osuna y sus hijos" (1787). En este retrato podemos observar las modas inglesas
en el cuyo único adorno son los botones esmaltados con escenas pictóricas.
Los botones valorizaban el traje y la persona, si no estaban abrochados era síntoma de dejadez, como en la pintura del navegante James Cook, dos de sus botones no están abrochados:
Los materiales para su fabricación son variados, se utilizaba: las maderas exóticas y preciosas como el "Ébano", los caparazones de tortugas, el marfil, hueso, rafia, lana, cuero, cerámica, cristal... Hacia 1750, en Inglaterra ya comenzó a convertirse en un elemento más práctico que ornamental.
La primera exposición tuvo lugar en 1798.
Se empezaron a fabricar en América alrededor del 1800. Se realizaban en bronce o hueso, pero posteriormente se los hizo en porcelana, marfil, metales, madera, vidrio, perlas y plástico.
En 1855, la producción estaba en plena capacidad, principalmente de los botones de metal para los uniformes y los botones de tejidos producidos mecánicamente. La evolución técnica sustituyó la soldadura por remachado por los pies. Después de ser una de las especialidades de Francia y de haber ocupado uno de los primeros lugares en el mercado mundial, la industria de los botones conoció entre las dos guerras mundiales, un período difícil: disminución de las exportaciones y países como Alemania, Italia y Japón se convirtieron en fuertes competidores del mercado francés. Estas dificultades no se deben a un retraso tecnológico, pero al precio de las materias primas: la perla, Corozo (marfil vegetal) y el hueso.
La alta costura lo feminizó y, a partir de 1930, se comenzaron a usar resinas sintéticas, elemento que permitió hacerlos de todas formas, colores y tamaños.
A lo largo de la Historia se han creado infinidad de botones artísticos, muy buscados por los coleccionistas.
La función del botón sigue siendo importante hoy en día y en todas las
formas: cuadrado, cilíndrico, en forma de flor, animales, frutas, gente,
etc. Con dos hoyos, con cuatro, con soporte, utilitarios o decorativos,
es raro concebir de una prenda sin ellos.
Curiosidades
Fobia a los botones
Una estudiante Inglaterra
sufre una extraña fobia a los botones que está siendo atendida por
especialistas luego de años de usar ropa que solamente se cierre con
cremalleras y velcro.
Hannah Matthews, de 21 años de edad padece Koumpounofobia, o fobia a los botones. Cada vez que Hannah ve un ojal y un botón entra en pánico y huye de ser necesario.
Cuando
los botones en la ropa aparecieron por primera vez eran sumamente
caros, y por esa razón eran usados principalmente por la gente de la
clase alta. Las mujeres de dicha clase, generalmente eran vestidas por
sus doncellas, por eso las modistas pusieron los botones a la derecha de
la doncella para facilitarles la tarea. Por eso los botones de las
mujeres están al contrario que el de los hombre.
Algunas manualidades realizadas con botones
Canción:
¿Recordáis esta canción... ?
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