miércoles, 26 de noviembre de 2014

Yo era una mujer casada, César Aira




"Yo no sabía siquiera lo que era el Amor. Si hubiera debido usar alguna de las grandes palabras, habría dicho más bien que era La Vida. Es curioso, ahora que lo pienso: tanta gente como hay en el mundo, y todos se aferran a los pocos a los que han logrado echar mano, insisten con ellos, más allá de disensos y decepciones, y aun más allá de las peores traiciones y perfidias. Del conocimiento (en cierto modo abstracto, matemático) de que hay tanta gente en el mundo proviene esa decisión tan repetida y formulada tan en serio: “rompo para siempre con él (o ella)”, o “se ha muerto para mí”, o “a otra cosa”. Pero al estar basada en lo general y estadístico, esa decisión casi nunca resiste al tiempo, que es particular y específico, y la relación se reanuda, si es que se ha interrumpido, aunque los términos de hostilidad y sufrimiento sigan siendo los mismos. Lo particular vence y se impone, aunque lo general sigue siendo cierto: hay muchísima gente en el mundo, y no sólo en el mundo sino en la ciudad en la que vivimos, en el barrio, muy cerca, rodeándonos. Y gente disponible, hombres y mujeres con los que iniciar una nueva relación más feliz, o por lo menos probar... ¿Entonces por qué seguimos fijados en las relaciones que establecimos una vez? ¿Acaso entonces, aquella vez, no tuvimos la oportunidad de elegir a alguien, de entre el océano innumerable de la humanidad? ¿Qué nos impide hacerlo otra vez? Quizás la respuesta a este enigma está en la historia o las historias que se han vivido. No en ésta o aquella historia sino en el hecho mismo de que haya habido una historia. En la fuerza encadenante de las historias".


Esta ausencia, David Bisbal

Despertar en el frío abismo de tu ausencia
es rogar por las horas perdidas en mi habitación
recordar cada lagrima que fue tan nuestra
me desangra el alma, me desangra el alma
Es andar el sendero que escribimos juntos
es tocar un silencio profundo en el corazón
escapar por las brechas de un amor profundo
es mentir de nuevo por negar tu ausencia

esta ausencia tan grande
tan dura, tan honda
que quiebra en pedazos
mi razón.
Esta ausencia desnuda
de dudas y sombras
me clava tu amor
Esta ausencia que duele
en el fondo del alma
que quema por dentro
mi sueño y mi calma

esta ausencia de hielo
de piel, de silencio
que corta las horas sin piedad
Esta ausencia infinita
de noches y días
no tiene final
Fue tan fácil decir
que el adiós sanaría
las espinas clavadas
en tu alma y la mía
Esta ausencia me grita
que se acaba la vida
porque no volverás, volverás.
Ya lo ves, tu partida no condujo a nada
porque nada hace el tiempo a la sombra de mi soledad
ya lo ves, derrotado y sin hallar la calma
que daría por verte y olvidarlo todo.


(...)


lunes, 24 de noviembre de 2014

Medianoche, Dean R. Koonta


Niño sin miedo, India Martinez feat. Rachid Taha



Detrás del sentimiento vivo de dos corazones
Que se atreven a amarse
Detrás del capricho hay un mundo infinito
De cosas grandes


Detrás de las mareas que condenan la sinrazón
Que se abogo en el olvido
Se amontonan los sueños de cruzar un estrecho maldito


Niños sin miedo en el alma
Si me lo pides yo me atrevo a saltar

Ángeles sin fe
Libres como el aire
Yo me rendiré
Cuando las piedras bailen


Lo sé, mi vida, ya lo sé
Hemos de seguir
Lo sé, y mientras pueda haber
Solo una esperanza por seguir...
En pie...


Niños sin miedo en el alma
Si me lo pides yo me atrevo a saltar ...


lunes, 10 de noviembre de 2014

El día que Nietzsche lloró, Irving D. Yalom



- Desde que tengo conciencia, me he sentido asustado por los espacios vacíos de mi interior. Y mi soledad no tiene nada que ver con la presencia, o la ausencia, de otras personas. ¿Sabe a qué me refiero?
-¿Quién podría entenderlo mejor? A veces pienso que soy el hombre más solitario que existe. Y, como en su caso, eso no tiene nada que ver con la presencia de otras personas. De hecho, detesto a los que me privan de la soledad y que, sin embargo, no me hacen compañía.
- ¿Qué quiere decir, Friedrich, con eso de que no le hacen compañía?
-¡Pues que no valoran lo que yo valoro! A veces contemplo la esencia de la vida de una manera tan profunda que de repente miro a mi alrededor y veo que nadie me acompaña, que mi único compañero es el tiempo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Te espero, Antonio Vega

Empieza a amanecer
hace tanto frío... acércate.
Deja que sienta tu calor
volcán que a veces tengo y otras no...

Hoy no es sólo un día más,
ni tampoco un día menos que contar.
Es un sueño que me hace sudar,
recostado entre tus brazos hasta despertar...

Alabama Monroe (The Broken Circle Breakdown); frase de la película.



- Papá, ¿quieres volver a contarme la historia de las estrellas?
- Sí, ¿qué historia?
- La historia de cuando ellas se apagan.
- ¿Se apagan?
- Ésa que ya me has contado.
- Bueno. Una pequeña estrella como ésta, de hecho es...
- Un sol.
- Sí. Muy bien, Maybelle.
- Es un sol que se encuentra muy, muy lejos. Y su luz debe caminar y correr desde muy lejos y por mucho tiempo para llegar hasta tus ojitos. Y entonces, a veces pasa que esta estrella ya se fue, se apagó antes de que su luz llegue a tus ojitos. Puede ocurrir, pues, que veas algo que ya no está ahí. Pero no pasa nada, porque la luz de una estrella continúa siempre avanzando más allá de tus ojitos. Siempre más lejos. Y entonces, la estrella seguirá siempre existiendo. Por siempre jamás.

Reflexión: Sobrevivir a las heridas del alma

Hoy navegando por la red entré en la página http://www.culturizando.com/ y me encontré con esta reflexión, me pareció interesante y pensé en compartirla con todos vosotros y vosotras. 
Espero que al igual que a mi os resulte cuanto menos...interesante.




“Lo que nos hiere es lo que nos cura” Paulo Coelho

Leí esa frase y pensé “qué ironía” en cuestión de segundos me asaltaron los recuerdos y comprobé que realmente es así.

Nos gustaría vivir en un constante “y fueron felices para siempre”. Tener los mejores amigos, la familia perfecta, el trabajo ideal, una pareja que nos entienda por telepatía, mudarnos eternamente en el país de las maravillas de Alicia y escribir allí nuestra historia. Pero la realidad de la vida es otra, es un constante levantarse tras caídas y/o decepciones, implica un eterno sacrificio y tortuosos procesos de aceptar cosas que no podemos cambiar, que al mismo tiempo son herida y medicina, sin los que simplemente no podríamos crecer. 

En estos días me encontré con una señora que contaba los maltratos que sufrió en la ciudad cuando vino a estudiar, decía con expresión de rabia en su rostro las cosas que tuvo que aguantar sin poder decir nada porque no había más salida para ella en ese momento, pero también me explicó que fueron justamente esos maltratos los que la motivaron a esforzarse por salir de esa realidad y demostrar que ella era capaz de superarla. Sin ellos, no habría aparecido el gran desafío que la convirtió en la mujer de éxito que es hoy. 

¿Recuerdan a los marginados del colegio? Esos que eran el objeto de toda clase de burlas, motivo de interminables ratos de risa y a quienes hasta algunos profesores llegaron a subestimar. Un buen día después de mucho tiempo te encuentras con ellos y te sorprendes al ver que la vida les ha sonreído. Por lo general son las heridas del pasado el motor de la sonrisa que le da la vida en el presente. Han tenido que librar duras batallas contra las críticas y la realidad que a veces muestra su rostro más agresivo, pero han sido sabios, y han salido de la tribulación con la victoria, con experiencia y con la satisfacción de superar las expectativas que otros tenían de ellos sin siquiera mencionar una sola palabra, porque los resultados hablan solos.

Todo viene en equilibrio. Sin el dolor no disfrutaríamos en su plenitud el amor, la escasez nos enseña a administrarnos en la abundancia y sin la tristeza la alegría no sería más que un ejercicio para mostrar los dientes, sin brillo en los ojos, sin chispa o emoción alguna. Tanto una cosa como la otra son necesarias para vivir, y crecer emocionalmente. 


Críticas 

Todos criticamos en algún momento y a lo largo de nuestra existencia somos a su vez objeto de muchas críticas. A veces vienen de quienes menos las esperamos (no sé porque aunque decimos que amigo es quien nos dice la verdad en la cara, cuando eso pasa muchos lo toman como una traición) pero aunque en un momento nos hacen estallar de la rabia son las responsables de nuestro avance. Desde el aspecto físico hasta nuestra conducta, cuando pasa el malestar propio de “ego herido” revisamos lo que anda mal y terminamos siendo mejores personas. De modo que nuestros más duros críticos son inconscientemente nuestros mejores amigos. 


Cuestión de Actitud

No hay una fórmula que garantice el éxito en la vida, pero si de una cosa estoy segura es que todo fluye o se estanca de acuerdo a la forma en que tomes los acontecimientos y esto lo decide tu actitud. El “y fueron felices para siempre” en el mundo real tiene error de continuidad, por lo que requiere un esfuerzo departe de nosotros para dar al cuento de nuestras vidas una trama interesante en la lucha por mantener la felicidad a pesar de no tener familias perfectas, discutir de vez en cuando con los amigos, hacer magia para sobrevivir en el trabajo que nos ha tocado y sobrellevar lo que no nos gusta de nuestra pareja porque al fin y al cabo nosotros tampoco somos perfectos. 

Siempre habrá heridas, pero lo importante de las mismas es que pueden ser la medicina que te cure de la monotonía o de la propia desvalorización. De vez en cuando hace falta un mal jefe para que llegues a un mejor trabajo, hace falta las estupideces de un compañero sentimental para que te des cuenta que mereces algo mejor y también hace falta que te hiera un amigo para comprobar que a pesar del dolor la amistad es tan fuerte que puede sobrevivir a los malentendidos y fortalecerse después de estos.

Así como los rayos del sol vienen a reclamar su lugar en el cielo después de la tormenta, la alegría vienen a reclamar su espacio en nuestras vidas después de un mal momento, solo es cuestión de no rendirse.



¿Por qué los teclados no están en orden alfabético?



Los primeros teclados fueron los de las máquinas de escribir en el siglo XIX y, efectivamente, sus teclas estaban dispuestas en forma alfabética. Sin embargo, esto hacía difícil la tarea de escribir rápido, ya que las máquinas de escribir tenían en ese momento una barra de metal con la imagen especular de una letra o carácter, que golpeaba el papel a la hora de escribir. Al digitar muy rápido, las barras se enredaban y se generaban manchones en el papel.


Fue por esta razón por la que las teclas fueron colocadas aleatoriamente, formando el conocido teclado QWERTY, hoy estandarizado. Aunque el orden de las letras fue hecho con mucho tiempo de estudio y pruebas por su inventor, Sholes, con este teclado se permite que una mano vaya a la posición deseada mientras la otra aprieta una tecla.


Diseño del teclado QWERTY






El teclado QWERTY está diseñado para el idioma inglés. Para diseñar el teclado QWERTY, Scholes hizo una lista de todas las combinaciones de letras más comunes en inglés.
De esta forma, la disposición de sus teclas permitía que se esperara el menor tiempo posible entre letra y letra al escribir, poniéndolas bastante separadas en el teclado para que sus barras no se enredaran. Por otro lado, otros pensaban que se había hecho con el fin de que los tipógrafos escribieran más lentamente por no saber la disposición de las teclas, y así permitir que las barras no se enganchasen.

Además, la primera fila fue hecha para que se pudiera escribir rápidamente todas las letras de la palabra “typewriter”, que significa máquina de escribir en inglés.

Hay miles de palabras en inglés que pueden ser escritas sólo con una mano, favoreciendo principalmente a los diestros, ya que más palabras se pueden formar con las teclas del costado izquierdo del teclado, dejando la mano derecha libre para utilizar el mouse.


¿Por qué el teclado QWERTY se siguió manteniendo en las computadoras?



Cuando se popularizaron las computadoras ya no existía el problema de las barras en los teclados, de forma que se pensó volver al orden alfabético. Sin embargo, quienes utilizaban la computadora en esos momentos eran los mismos que escribían un par de años antes en las máquinas de escribir, y que ya estaban acostumbrados a la disposición QWERTY.

Si bien hoy en día no es tan importante la disposición de las letras en el teclado como podía serlo antes, ya que los teclados actuales no son mecánicos como los de las máquinas de escribir, siempre es interesante saber un poco más sobre hechos curiosos.


Fuente: 

http://curiosidades.batanga.com



sábado, 1 de noviembre de 2014

Facundo Cabrel dijo...



Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos… Todo esto y mucho más , lo aprendí de mi madre, se llamaba Sara, la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija.Nunca pudo aprender nada puesto que, cada vez que estaba por aprender, llegaba la felicidad y la distraía. Nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón. Se dedicó a vivir, y no le quedó tiempo para otra cosa.

Nacemos para vivir, y la herramienta para vivir es el Amor, que nos lleva a comprender lo que nos rodea, y sólo en armonía es posible vivenciar, sentir la vida, que es difícil hasta que comprendes que hay una sola religión, el amor, un solo lenguaje, el del corazón, una sola raza, la Humanidad, un solo Dios, y está en todas partes…



Siempre (Adios Dulcinea. Parte II), Mägo De Oz

Como ayer, te busque
En el doble techo de mi corazón y hallé nostalgia de ti
Soledad.

Comencé a llorar
Estos versos
Bañados en canción
Quiero volver a dormir con tu olor.

Desahucie tus besos
De mi memoria y digo adiós
Te dejaré marchar.

Duele tanto vivir
Duele siempre sin ti
Necesito tu olor
Necesito tu calor.

Quiero perfumar
Mi alma con gotas de ti
Y archivar mi dolor
En el doble fondo que hay en mi colchón.

Como ayer
Me perdí en el laberinto
De caminar sin ti
Grite: ¿mi amor dónde estás? y lloré.

Tú me preguntabas:
Cuanto te quería yo
Te quiero siempre amor.

Duele tanto vivir
Duele siempre sin ti
Necesito tu olor
Necesito tu calor.

Inés del alma mía, Isabel Allende




¿Como será morir? ¿Que hay al otro lado? ¿Es solo noche y silencio? Se me ocurre que morir es partir como una flecha en la oscuridad hacia el firmamento, un espacio infinito, donde deberé buscar a mis seres amados uno por uno. Me asombra que ahora, cuando pienso tanto en la muerte, aún tenga deseos de realizar proyectos y satisfacer ambiciones. Debe de ser el puro orgullo: dejar fama y memoria de mí, como decía Pedro. Sospecho que en esta vida no vamos a ninguna parte y menos apurados; se camina solamente, un paso cada vez, hacia la muerte. De modo que adelante, sigamos contando hasta donde me alcancen los días, ya que me sobra material.


Vivo sin vivir en mí, Santa Teresa de Jesús



Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.


¿Hay vida después de la muerte?




Sí hay vida después de la muerte. He estado sumido en un profundo coma durante una semana, en el que viajé a otra dimensión del universo;una dimensión que nunca antes pude llegar asoñar que existiese." Así arranca el neurocirujano de la Universidad de Harvard Eben Alexander su relato en primera persona sobre la vida después de la muerte.

Lo que viene a decir este médico en su libro Proof of Heaven (La prueba del cielo) es que la conciencia persiste más allá de la muerte, ajena al cuerpo y al cerebro. Puede que siete días en coma den para mucho, pero no lo suficiente para pensar que lo suyo son chifladuras o que despertó con una mente visionaria.

Su testimonio forma parte de un fenómeno que tiene como principales artífices a los propios científicos cuyos libros se están convirtiendo en best-sellers y copan las listas de ventas en todo el mundo. Con ellos asistimos a un despliegue de modos de tratar la muerte y de definir su rostro de un modo mucho más liviano. Esta nueva concepción de la muerte arrincona a las plañideras y suma las investigaciones más avanzadas, el saber más atávico y la personalidad y las creencias de cada cual.

Sin lágrimas, ni morbo. Ni siquiera hay escenarios lúgubres. Pero si reprimimos también la zozobra que provoca nuestro fin, ¿qué nos queda entonces? Quedan el hechizo, que es ancestral, y la eterna incógnita de partida: ¿Hay algo más allá de la vida? A fin de cuentas, ¿a quién no le gustaría conocer el aspecto del alma cuando deja el cuerpo?

¿Y por qué ahora este furor por la muerte? El psiquiatra José Miguel Gaona tiene una explicación: “Es verdad que el ser humano siempre ha buscado trascendencia. Es un anhelo universal desde los hombres más primitivos. Con los avances de la medicina moderna, la lucha contra la enfermedad ha rayado en una búsqueda incesante de alargar la vida. Lo que ahora ocurre es que las técnicas médicas han desdibujado los límites de la muerte. Una persona puede estar, médicamente hablando, muerta, sin latido cardíaco y con un electroencefalograma plano y, sin embargo, volver a la vida”.

Una persona puede estar, médicamente hablando, muerta, sin latido cardíaco y con un electroencefalograma plano; y sin embargo, volver a la vida

Precisamente, el gran enigma es cómo actúa ese cerebro agonizante. Clínicamente, la muerte es un proceso, no un único momento irreversible. Ese lapso de tiempo es lo más próximo a la muerte que se conoce, y por eso suscita tanto interés. El 20% de las personas que sobreviven a una parada cardiorrespiratoria describe alguna experiencia cercana a la muerte (ECM). Para la neurociencia es un campo de investigación muy interesante.

25 millones de resucitados




Cafés de la muerte.
Nacieron en Londres,
y se están extendiendo por el mundo.
Ya hay uno en Madrid.
El de la foto se llama Christon Café, y está en Tokio.


Juan José López Martínez, autor de libros como El eterno presente del alma, ha recopilado durante 25 años de profesión en el servicio de Urgencias del Hospital Santa María del Rosell, en Cartagena, centenares de testimonios de personas en su lecho de muerte o durante experiencias cercanas a la muerte. “Curiosamente, todo el que ha pasado por ello te dice exactamente lo mismo”, asegura.

Sam Parnia, también médico, ha trabajado en las salas de emergencia de más de 25 hospitales en Europa y en Estados Unidos, lo que le ha permitido investigar la conciencia inmediatamente después de la muerte. El resultado, su libro Erasing Death (Borrar la muerte).

Y así podríamos seguir contando hasta llegar a los 25 millones de casos de personas que, según el cardiólogo holandés Pim van Lommel, han pasado por una ECM en los últimos 50 años, como deja claro en su obra Consciencia más allá de la vida.

Entre ellos, el de la doctora Mary C. Neal, una cirujana ortopedista que sufrió un accidente en kayak del que fue declarada clínicamente muerta. En su libro Ida y vuelta al cielo, describe su breve visita al paraíso y la sabiduría que le sobrevino con la experiencia de su muerte.

La palabra de estos médicos e investigadores que publican a tutiplén sus vivencias y teorías, aun a riesgo de jugarse su prestigio, ha servido de punta de lanza para esta vigorosa corriente en torno a la muerte. “Hasta ahora habíamos escuchado las opiniones de científicos y médicos sin haber estudiado realmente las experiencias cercanas a la muerte y ridiculizando a aquellos que las han vivido, o empleando teorías demasiado reduccionistas”, cuenta José Miguel Gaona, quien, igual que sus colegas, ha plasmado en su libro Al otro lado del túnel su particular visión sobre el umbral de la vida.

Y aunque solo sea para expresar escepticismo, los científicos más incrédulos también avivan este fenómeno. El catedrático de Neurobiología holandés Dick Swaab, por ejemplo, achaca la visión del túnel a la falta de riego sanguíneo en el globo ocular. Tanto es así que las publicaciones científicas de todo el mundo le están dedicando espacios muy generosos a este asunto. La revelación con todo tipo de pormenores de Eben Alexander acerca de la existencia del cielo es una de las que ha provocado mayores reacciones en los diarios más importantes del mundo y miles de comentarios en las redes sociales. 
La revista Newsweek le dedicó una de sus portadas.

Según la consultora Global Industry Analyst, el negocio de la inmortalidad mueve unos 60.000 millones de euros al año

¿Qué utilidad tiene todo este bullicio? “El intento de comprensión lleva de algún modo a asumir el proceso de la muerte y saber vivir sin la angustia de que un día nos llegará.” Así piensa la periodista Isabel Roba, impulsora y coordinadora de una tertulia sobre la muerte que se celebra en la cafetería madrileña La LiVrería el primer lunes de cada mes. Es la prueba palpable de que el furor por la muerte y lo trascendente ha calado en España. Los cafés de la muerte surgieron en Londres en 2011, y hoy ya se celebran en cualquier país del mundo, con una agenda que supera los 900 eventos.

Estas veladas convocan a personas de cualquier edad y condición con dos únicos requisitos: el respeto y la confidencialidad de lo que allí se dice. ¿Y qué se cuenta en ellas? “No son terapéuticas”, advierte Roba. “Nadie viene a buscar consuelo por la pérdida de un ser querido. El tono es filosófico, cultural y sociológico. Se habla, por ejemplo, sobre el significado de la vida y de esa necesidad de ver el final como un acontecimiento más amable y menos estremecedor. O del epitafio que llevará inscrito tu lápida.”

El pionero de los cafés de la muerte –por cierto, ya tienen marca registrada en Londres– es Jon Underwood, quien se inspiró en las discusiones abiertas sobre la muerte del sociólogo suizo Bernard Crettaz.

Caitlin Dought ofrece consejos
 para tratar la muerte
 desde un canal en YouTube.
 Habla de compromiso con el más allá.
Dicen que su próxima aspiración es disponer algún día de un espacio permanente, algo así como una cátedra de la muerte.


Y cómo no, ahora que cualquiera puede tomar por fin la palabra en un asunto que parecía exclusivo de los profesionales de la medicina y de las funerarias, el interés por la muerte empieza a sentirse también en los foros virtuales. “La tecnología”, explica López Martínez, “está permitiendo compartir de forma más rápida y masiva estas inquietudes e incógnitas, aunque sean las mismas de siempre”.

Sin duda, el desafío más lúdico es la fiesta de Halloween, que ha hecho del espanto que provoca la muerte un negocio creciente; aunque en este momento lo único que provoca escalofrío, y mucho, son sus cifras. En España, los locales de ocio facturan en una sola noche unos 20 millones de euros, según la asociación de empresarios Noche Madrid, y la venta de disfraces crece en los días previos un 40%, lo que supera incluso al Carnaval. Y no es nada si se compara con los 6.000 millones que mueve la noche del miedo en Estados Unidos: unos 75 dólares por cada estadounidense en dulces, disfraces y decoración.

Hasta Google se engalana con sus atuendos más fúnebres, y las calles y los centros comerciales se abarrotan de calaveras, novias cadáver, esqueletos, fantasmas y vampiros. Para deleite del sector hotelero, su impacto en nuestro país se ha duplicado en los últimos cinco años. Según la Alianza Empresarial por el Turismo y el Ocio Nocturno Pronoche, cada año se convocan unas 5.000 macrofiestas temáticas, 30.000 bares y restaurantes se suman a la celebración y diez millones de personas acuden la noche de Halloween a la llamada de las brujas.

Investigar sobre el más allá

Harto pretexto para celebrar la muerte. Y para investigarla. Como dice José Miguel: “Las redes sociales han puesto de manifiesto que todos aquellos individuos que de manera tímida y aislada no se atrevían a hablar sobre estos temas confluyen en grupos donde intercambian ideas y experiencias”. Scott Simon, locutor de la radio NPR, tuiteó actualizaciones acerca de la agonía de su madre desde su habitación del hospital, a más de un millón de seguidores en Twitter. Algunos opinaron que Simon estaba invadiendo la privacidad de su madre, y otros lo tacharon de egocéntrico, al haberse enfocado más en sí que en la madre en su lecho de muerte. Recientemente, el cantante Alejandro Sanz, puso esta discutida frase en su Twitter: “Se ha ido la jefa”, como despedida de su madre.

Hasta los duelos tienen como escenario Facebook. Uno de los más influyentes en España es el “Proyecto túnel”, donde casi 10.000 personas, de las que aproximadamente un 10% han vivido una experiencia cercana a la muerte, comparten momentos acerca de este tipo de cuestiones.

“En este grupo y otros parecidos”, explica el psiquiatra, “hemos observado el poder terapéutico que para personas que han vivido una experiencia cercana a la muerte y que nunca se lo habían comunicado a nadie supone contactar cómodamente entre ellos y establecer una relación en la que desahogan sus vivencias y dejan de considerarse enfermos mentales o bichos raros”.

Una empresaria de pompas fúnebres y sus consejos finales

En Estados Unidos, la californiana Caitlin Dought ha fundado la Orden de la Buena Muerte, que cuenta con miles de seguidores en YouTube. Desde su particular saloncito de la muerte, esta joven y sexy empresaria de pompas fúnebres responde a preguntas prohibidas; pasando por el nuevo Salón de la muerte (Death salon), en el que ayuda a las personas a vencer fobias. La californiana, de 29 años, se ha convertido en la vanguardista de la aceptación de la muerte, un nuevo movimiento que pide compromiso con el más allá.

Si, como dice José Miguel Gaona, estamos programados para tener ese horror al vacío, a la nada, es lógico que el ser humano intente encontrar el modo de trascender. Ahí tenemos los últimos ardides de la ciencia para postergar la muerte indefinidamente: clonación, modificación genética y otros artificios tecnológicos para reparar los estragos de la edad y para mantener activo el cerebro copiándolo primero vía informática y almacenándolo después.

Scott Simon, locutor de EEUU,
tiene más de 1,2 millones de seguidores.
 Tuiteó la enfermedad de su madre
 hasta su fallecimiento.
El físico Stephen Hawking, uno de los ateos más contumaces después de afirmar una vez más que no se necesita un Dios para poner en marcha el universo, se declara ferviente defensor de esta última posibilidad, la de ganar científicamente a la muerte la batalla por la eternidad. Un futuro que está en la mente de muchos científicos contemporáneos.



Comprar la eternidad

Para el mundo occidental, la muerte es la más firme competidora del éxito y la belleza; y como sea, hay que ganar la guerra. Este es el propósito de Larry Ellison, fundador de Oracle y la quinta persona más rica del mundo. A un hombre que ha podido adquirir hasta una pequeña isla en Hawái y casi todo lo que ella contiene, incluido su cementerio, solo le irrita una cosa: no poder comprar la eternidad. Pero lo va a intentar. De momento, se ha comprometido a pagar 30 millones de euros anuales para luchar, si no contra la muerte, sí al menos contra las enfermedades y disfunciones que limitan la vida útil del organismo. Así se explica que, de acuerdo con la consultora Global Industry Analyst, el negocio de la inmortalidad pueda mover unos 60.000 millones de euros.

En este negocio no podía quedar fuera el omnipresente Google, que se ha embarcado, a través de la compañía Calico, en la búsqueda de un fármaco capaz de prolongar la vida con biotecnología y herramientas digitales.

José Miguel Gaona sigue de cerca otro de los proyectos más ambiciosos en este sentido, el 2045, financiado por el millonario ruso Dymitry Itzkov: “Una serie de robots y avatares nos permitirían alcanzar esa liberación de la consciencia y albergarla en sistemas informáticos cuánticos”. Si todo sale según lo previsto, en 2045 estará listo un avatar holográfico del hombre donde estarán los contenidos de la mente humana.


Fuente:
http://www.quo.es