¿Cómo saben los animales hacia donde migrar?
Algunas aves, peces, tortugas y ballenas recorren enormes distancias para encontrar comida o aparearse. Los ánades son capaces de encontrar el norte analizando las estrellas, una habilidad genéticamente programada.
Muchas otras aves, al igual que las salamandras, los salmones y los hámsteres, utilizan el campo magnético de la tierra.
Las tortugas bobas pueden sentir la fuerza y la dirección del campo magnético de la tierra poco después de su nacimiento, y luego usar esta habilidad para navegar a lo largo de su ruta migratoria.
Otros animales utilizan las características de la tierra, como cordilleras, ríos y océanos. Los ñus siguen el olor de la lluvia y los salmones hacen uso de su olfato para volver a la misma corriente que los vio nacer.
La migración es un instinto de supervivencia que parece ser activado por una combinación del largo de los días y los cambios hormonales. La mayoría de las aves migratorias hacen dos viajes por año, uno a su hábitat de verano y el otro al hábitat de invierno, pero pocas aves hacen los extensos viajes que llevan a cabo las tres aves de mar que poseen el récord. El charrán ártico, la pardela sombría y la aguja colipinta son tres de las aves migratorias más notables, ya que viajan miles de millas de océano para llegar a sus ancestrales hogares.
Charrán ártico
Es un ave marina blanca y elegante que se reproduce en las playas del océano Ártico y se alimenta en los mares del sur. Esta pequeña ave, que pesa menos de cinco onzas (141 g), lo cual es la masa aproximada de una manzana, tiene el récord por la migración más larga de cualquier animal en la Tierra. Comienza su año cerca del círculo ártico en Groenlandia, donde se aparea, deja su camada de uno a tres huevos, y cría a sus polluelos. Luego, a medida que el verano mengua, comienza su viaje al sur hacia la Antártida, donde pasará el invierno. Esta ruta de migración de otoño sigue la costa africana a grandes rasgos, pero la ruta al norte en primavera hace un zig zag desde el este de África hasta el norte de Sudamérica, posiblemente para evitar vientos en contra. En un año, esta ave viaja casi 44.000 millas (70.000 km), y en su tiempo de vida de 30 años puede viajar hasta 1,5 millones de millas (2,5 millones de km), una distancia aproximadamente igual a 60 viajes alrededor de la Tierra, o volar cerca de tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna.
Pardela sombría
Por muchos años, la pardela sombría mantuvo el título de migrante con mayor viaje. Esta ave de mar se reproduce en Nueva Zelanda y Chile, y viaja a Japón, Siberia y la costa pacífica de Norteamérica para el invierno, que es el verano del hemisferio norte, para un viaje a la redonda que cubre casi 40.000 millas (65.000 km). Estas aves toman ventaja de los patrones de vientos prevalentes para migrar hacia el norte en varios momentos y utilizando distintas rutas. Sin embargo, casi todas las aves regresan a sus hogares en el sur durante un período de dos semanas utilizando una ruta en forma de embudo en la cual las aves de Norteamérica y de Asia convergen para cruzar el Ecuador en masa.
Aguja colipinta
Comparada al charrán ártico y a la pardela sombría, la aguja colipinta tiene sólo un corto tramo de su hogar de verano a su hogar de invierno, lo cual son unas pocas 7.000 millas (11.000 km), pero esta ave tiene el récord de realizar la migración sin relevos más larga. A diferencia de las otras migratorias de larga distancia, esta ave no para para comer, ni para tomar agua ni para dormir por nueve días. Durante este tiempo, la misma descansa apagando la mitad de su cerebro por momentos y vive de su grasa corporal, por lo que con frecuencia pierde la mitad de su peso en poco más de una semana. Vuela a velocidades de más de 30 millas (48 km) por hora sin parar desde Alaska hasta Nueva Zelanda.
Estrategias de vuelo de larga distancia
Un ave en su estado físico normal no puede sobrevivir a una migración tan intensa como la que soportan estas maravillas de la larga distancia. Para prepararse para sus vuelos, estas migrantes entran en un período de hiperfagia, o de apetito altamente incrementado, durante el cual acumulan una gruesa capa de grasa para alimentar a sus cuerpos durante el viaje. Además, sus músculos pectorales crecen en tamaño y la cantidad de enzimas que queman grasa también incrementa de manera que el ave puede convertir rápidamente sus reservas en energía. Estas transformaciones físicas permiten que las aves completen viajes que continúan sorprendiendo a científicos y entusiastas.
El albatros errante, pasa casi toda su vida en el aire dando vueltas por el mundo, deteniéndose solamente para reproducirse. Y puede volar hasta 30,000 kilómetros entre ciclos reproductivos.
Fuente:
http://www.bbc.co.uk
http://www.ehowenespanol.com
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