No había visto un fuego en mucho tiempo, eso es todo. Vivo como un animal. Ni le cuento las cosas que he llegado a comer. Cuando vi al chico creí que me había muerto.
¿Pensó que era un ángel?
No sabía que era. Pensaba que nunca volvería a ver un niño. No sabía qué iba a pasar.
¿Y si le dijera que es un dios?
El viejo sacudió la cabeza. Yo ya he superado todo eso. Hace muchos años. Donde los hombres no pueden vivir a los dioses no les va mucho mejor. Es preferible estar solo. O sea que espero que no sea verdad eso que ha dicho porque coincidir en la carretera con el último dios sería terrible y por eso confío en que no sea verdad. Las cosas mejorarán cuando todo el mundo haya desaparecido.
¿Desaparecerán todos?
Seguro que sí.
¿Mejor para quién?
Para todos.
Todos.
Claro. Así estaremos mejor. Podremos respirar más libremente.
Eso no vendría mal.
Desde luego. Cuando todos hayamos desparecido entonces al menos no quedará nadie aquí salvo la muerte y sus días también estarán contados. En medio de la carretera sin nada que hacer y nadie a quien hacérselo. Dirá la muerte: ¿Adónde se han ido todos? Y así es como será. ¿Qué hay de malo?
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