No la
busques, la Isla
te
encontrará a ti.
En esos
bares
en los
que siempre cenas solo,
en la
obsesión por contemplar un día
la
aurora boreal, en las horas
de
fiebre cuando desde el escalofrío
de la
sábana mirabas
cobijarse
de la lluvia
a los
inflados gorriones. Incluso
mientras,
indiferente, escéptico,
oficias
a un dios desconocido.
Donde
estés
-entre
el tedio o la frivolidad
fugitiva-
allí
donde
quiera que te escondas,
la Isla
encuentra al náufrago.
De
"Escritura o paraíso" 1998
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