Pocas canciones van tan asociadas a un hecho histórico como esta: En septiembre de 1975 se ejecutan las últimas penas de muerte en España. Fusilan a cinco terroristas. El propio Aute declaró ” la
escribí los días previos a los fusilamientos y con mucha urgencia. Debe
haber sido una de las canciones que más rápidamente me surgieron, pero
quería que la gente la cantara. La verdad es que no tuve que pensar
mucho, salió del dolor”. Sin embargo al oírla choca que la letra hable de amor, Aute lo aclara: “Quería
que pasara rápido la censura. Por eso la estructuré como una canción de
amor, de despedida para siempre y como un alegato a la muerte”. En
aquellos años se enviaba a los censores muchas canciones que se sabía
que no serían aceptadas, muy explicitas, y las que realmente querían que
pasasen se maquillaban con aparentemente otra historia y así aprobaban
las que él quería: “Fue una treta que utilizábamos muchos para que se salvaran algunas letras”. Aunque durante un tiempo existió el mito de que esta letra está basada en una carta que Aute recibió por parte de la novia de un condenado a muerte. Como
sucede muchas veces en los inicios de la carrera de Aute, conocimos la
canción en la voz de otro artista, en esta ocasión fue Rosa León; que la
hizo éxito en Diciembre del 75. El autor no la grabó hasta el año 1978.
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
Al alba, Al alba
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