Un buen póster ha sido siempre el mejor reclamo para conseguir llevar la gente al cine...
La quimera del oro (1925)
No puede entenderse la hsitoria de la comedia
cinematográfica sin la figura de Charles Chaplin. Sus cortos destilan
humor puro, pero sus largometrajes son una mezcla de diversión y drama, y
en algunos de ellos, como El chico, se rastrea la influencia de Charles Dickens. Probablemnte sea La quimera del oro
su filme má emblemático dado que es el más puramte cómico, y en el que
las pinceladas dramáticas están contadas los dedos de la mano. El filme
es por otra parte una fiel recreación en lo que se refiere a la
reconsturcción histórica de la fiebre del oro en Alaska a principios del
siglo XX. Un contexto que le sirve a Chaplin para realizar algunas de
sus escenas más memorables, como el baile de los panecillos o aquella en
la que su compañero de aventuras, enloquecido por el hambre, le imagina
convertido en un giganteaco pollo. El filme es además la muestra
palpable del talento perfeccionista de Chaplin quien, al no convencerle
el material que había filmado, volvió a rodar casi toda la película por
segunda vez.
Metrópolis (1927)
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El gabinete del doctor Caligari (1920)
Uno de los títulos fundacionales del cine
expresionista alemán. La película narra la historia de un malvado
médico que utiliza a un sonámbulo para cometer asesinatos. El filme
destaca por su estética sombría y alucinada, con unos decorados
asombrosos que reproducen edificios de ángulos imposibles y en los que
incluso las luces y las sombras están pintadas. El filme está
considerado también el primero que incluyó "la vuelta de tuerca final",
un giro de guión asombroso e inesperado que transforma en el desenlace
todo el significado de la película.
Ricardo III (1912)
En sus orígenes, el cine
fue despreciado por las élites culturales, siendo considerado un simple
entretenimeinto de barraca de feria. Por eso, muchos de los primeros
cineastas buscaron desesperadamente la legitimación cultural y lo
hicieron mirando a su hermano mayor, el teatro. Así, fueron habituales
en los inicios del medio las cintas que adaptaban prestigiosas obras y
que contaban con algunos de los más reputados intérpretes teatrales,
como Sarah Bernhardt. En este caso, la película que nos ocupa fue una
adaptación de la célebre obra de Shakespeare protagonizada por Frederick
Warde, una de las estrellas d elos escenarios londinenses a principios
del siglo XX. Lo que destaca en ella es que a diferencia de otras de las
adaptaciones de la época, esta película no se limita a ser una
representación teatral filmada sino que utiliza recursos propiamente
cinematográficos. Entre ellos un prólogo en el que el actor, con
vestimenta moderna, introduce a los espectadores en los entresijos de la
tragedia que van a contemplar.
The battle of Elderbush Gulch (1913)
El primer western de la historia del cine fue Asalto y robo de un tren
(1903), dirigido por Edwin S. Porter. Pero aquella cinta era solo un
borrador, un cortometraje alargado que mostraba el asalta a un
ferrocarril y la posterior persecución de lps bandidos. Diez años
después, el maestro David Wark Griffith dirigió esta película que ya
sentó todas las bases del género. El póster, además, fue pionero por su
tremendismo y por prometer a los espectadores un despliegue de
brutalidad y violencia realmente aterrador.
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