Si pasan por Eslovenia, no pueden dejar de visitar Bled, ubicado en el vallle de los Alpes Julianos.
Bled es uno de los centros turísticos mas importantes y promocionados
de Eslovenia y con solo mirar las fotografías, uno puede ir adivinando
el por qué.
Este pueblo situado en la frontera eslovaca con Austria, alberga a
un pequeño lago glacial con un islote conocido como la isla de Bled,
lugar en donde se construyo una iglesia de la Asunción de María.
Vigilando el lago se encuentra el castillo de Bled (el mas antiguo de
Eslovenia) construido sobre la cima de un acantilado de 130 metros de
altura.
Excepto en invierno, en donde el lago esta congelado, pequeños barcos de madera van y vienen de la isla llevando turistas. En los bosques que circundan al lago hay varios castillos e iglesias.
Debido a su agradable clima la región ha sido históricamente un
importante centro de recreo y salud, siendo visitada con frecuencia por
la aristocracia europea.
En la isla en medio del lago los antiguos antepasados eslovenos adoraban
a Živa, la diosa del amor y la fertilidad de los antiguos eslavos.
Luego los peregrinos visitaban la isla para ir al santuario de Santa
María. Hace más de un milenio, el 10 de abril de 1004, la localidad de
Bled fue mencionada por primera vez. El Sacro emperador Enrique II donó
estas tierras al obispo de Bresanone. En la edad media esta localidad
florecía gracias a los peregrinos que en el siglo XIX fueron sustituidos
por los verdaderos turistas. El suizo Arnold Rikli descrubrió la fuente
de la salud y el bienestar en el clima benéfico del lugar, así como
también en el agua del lago y en el agua termal. Su propuesta de los
balnearios con hidroterapia fue complementada por las pensiones y
hoteles de los habitantes del lugar.
La localidad, que a principios del siglo XX era el balneario más hermoso del imperio, atraía a la elite aristocrática europea. Después de la II Guerra Mundial se encontraba aquí una de las residencias protocolares más bellas del país. Los personajes más importantes de todo el mundo disfrutaron de las bellezas de Bled. Hoy en día los peregrinos de los nuevos tiempos la siguen descubriendo y aquí regresan. En Bled esperan miles de oportunidades a los mundanos buscadores de cosas diferentes y bellas, del relax y de la inspiración, de la paz o de los estímulos.
Sin dudas, se destaca el lago, que impresiona por su belleza y por la
variación de colores a lo largo del año ya que varían dependiendo la
estación del año. En la orilla, hay unas barcas que son los que se
encargan de trasladar a la isla a aquellos que quiere visitarla sin
cansarse (no está tan lejos; ir a nado es la otra opción).
Ocupando casi la totalidad de la isla, se encuentra la Iglesia
barroca de la Asunción, visitada especialmente por las parejas en su
luna de miel: para poder visitarla, hay que subir unas largas y
empinadas escaleras, y según la leyenda, el esposo debe llevar a su
esposa en brazos sin dejar que sus pies toquen el suelo, asegurándose
así una larga y feliz vida conyugal.
Otra leyenda dice que hace mucho tiempo, unos ladrones asesinaron al
hombre que vivía en el castillo de Bled y tiraron su cuerpo al lago; su
viuda, llena de tristeza, comenzó a ir a la capilla que se encontraba en
la isla a rezar, hasta que un día juntó todo el oro que tenía, lo mandó
a fundir y cubrió con él una campana para colocarla allí. Sin embrago,
al intentar transportarla, una tormenta provocó un accidente que terminó
con varios hombres muertos y la campana perdida. Dicen que por las
noches, se escucha el tintineo de la campana desde lo profundo del lago.
Después de este terrible accidente, la viuda vendió sus propiedades y mandó construir una iglesia en la isla, que es la que está actualmente. Se mudó a Roma y tras su muerte, el Papa bendijo una nueva campana que fue colocada en la iglesia en 1543 por Francis Patavinus y que cumple los deseos de aquellos que la hacen repicar.
El castillo de Bled, construido en el siglo XI, fue sede de los
obispos de Brixen (Tirol del Sur), que controlaron la zona desde 1004 a
1803. El edificio se encuentra en el espolón de un acantilado de más de
100 m de altura sobre el lago y hoy en día, alberga un Museo de Historia
con armaduras medievales, varios restaurantes y una pequeña capilla
medieval. Dicen que el castillo es bello, pero que lo que se destaca es
el mirador en las terrazas, desde donde se tiene una espectacular vista
panorámica de los alrededores del Lago: el azul oscuro del agua, el
verde de los espesos bosques, la pequeña Iglesia blanca en el centro de
la pequeña isla. Y hacia al otro lado, los Alpes Julianos (es la parte
de los Alpes que tocan Eslovenia), que aunque no son tan altos como los
suizos o franceses, no son menos hermosos.
El castillo fue mencionado por primera vez el 22 de mayo 1011, en la
escritura de donación emitido por el emperador Enrique II en favor de
los obispos de Brixen. Al estar situado en la Marca de Carniola, pasó a
manos de la Casa de Hasburgo en 1278.
La parte más antigua del castillo es la torre románica. En la Edad Media,
más torres se construyeron y las fortificaciones se han mejorado. Otros
edificios fueron construidos en el estilo renacentista. Los edificios
se organizan en torno a dos patios, que están conectados con una
escalera. Hay una capilla en el patio superior, que fue construido en el
siglo XVI y renovado en torno a los 1700, cuando también fue pintado
con frescos ilusionistas. El castillo también cuenta con un puente
levadizo sobre un foso.
Bled es sin dudas un lugar de extraordinaria belleza, pero solo tiene
dos kilómetros de longitud que se puede recorrer a pie en menos de dos
horas.
Entonces, este viaje es corto; después hay que recorrer otras
ciudades de Eslovenia, como Ljubljana, su capital que se encuentra a
solo 40 km.
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