No se han podido llevar la música
Se dice que era un
mago del arpa. En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él.
Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí
con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las
piernas.
Una noche, en un sendero perdido, fue asaltado por unos
ladrones. Iba Mesé Figueredo de camino a unas bodas, él encima de una
mula, encima de la otra su arpa, cuando unos ladrones se le echaron
encima y lo molieron a palos.
A la mañana siguiente, alguien lo
encontró. Estaba tendido en el camino, un trapo sucio de barro y sangre,
más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de
voz:
- “Se llevaron las mulas.”
Y dijo también:
- “Se llevaron el arpa.”
Y, tomando aliento, rió:
- “¡Pero no se han podido llevar la música!”
Eduardo Galeano
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