Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
Su verdadero nombre era Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo.
Hijo de una familia burguesa española, su padre era ingeniero de
ferrocarriles.Nació en Sevilla 26 de abril de 1898, falleció en Madrid el 14
de diciembre de 1984.
Está considerado como uno de los grandes poetas
españoles del siglo XX. Perteneciente a la Generación del 27, recibió el
Premio Nobel de Literatura en 1977.
Su padre, Cirilo,
era Ingeniero de Ferrocarriles, y fue un hombre hábil en negocios de
inversión; su madre, Elvira, había sido educada refinadamente en el seno de
una familia de la alta burguesía. A los dos años la familia se trasladó a
Málaga, donde transcurrió casi toda su infancia. Durante nueve años el
paisaje malagueño, Ronda, el aire, el Mediterráneo, grabaron en su alma
resonancias y luminosas sensaciones de belleza: cuarenta años después las
imágenes de Málaga aflorarán muy vívidamente en el espacio cósmico de uno de
sus libros capitales, Sombra del Paraíso.
En 1909, nuevo traslado a Madrid, en donde vivirá en adelante. Barrio de Salamanca, calle
Ayala, sosiego y paz para la alta burguesía, cercana a los aristocráticos
palacetes ajardinados de la Castellana. De Ayala 9 a Serrano 98, su nueva casa.
La bicicleta del muchacho rueda hacia el colegio por un barrio transitado por
elegantes coches de caballos (“Yo iba en bicicleta, casi alado, aspirante”). El
Colegio Teresiano era seglar; allí estudió el bachillerato, aunque todos los
años tenía que examinarse en el Instituto San Isidro, de la calle Toledo. Cada
año adelantó, por libre, algunas asignaturas, por lo que fue bachiller a los
quince años.
Cursa simultáneamente las carreras de Derecho y Comercio, brillantemente (sólo el
escollo del Álgebra Superior, dándose la circunstancia de que su padre había
publicado un libro de esa materia). A veces hace novillos, porque se escapa a la
Biblioteca Nacional. Lee a los novelistas del realismo, el teatro clásico, los
dramas románticos, a Unamuno, Azorín, Baroja... Con un amigo se va a los ámbitos
prohibidos de los cuplés y las habaneras, descubriendo a la Chelito, a Pastora
Imperio, a Raquel Meller; o a las verbenas populares... En Europa hay una
terrible guerra, y el joven estudiante se ve recluta en un cómodo voluntariado
en el Regimiento de Ferrocarriles. España, neutral. Su padre, Cirilo, hace
planes para el nuevo economista.
A los 19
años conoció a Dámaso Alonso, y éste, al comprobar que Vicente no lee poesía, le
prestó un libro de Rubén Darío, que despierta su vocación poética (“una
revolución en mi espíritu, la poesía me fue revelada”), que se acrecentará al
leer ese mismo año a Antonio Machado y a Juan Ramón, que le deslumbran e
influyen en su poesía inicial, sobre todo el poeta de Moguer. Siguen lecturas de
Lautréamont, Rimbaud, Apollinaire, Guillermo de Torre, Tristan Tzara, a veces a
través de las revistas literarias. Empieza a trabajar como profesor ayudante en
la Escuela de Comercio, y muy pronto en las oficinas madrileñas de los
Ferrocarriles Andaluces. Después pasa a la Compañía de Caminos de Hierro del
Norte de España, y se le encarga un estudio sobre jubilación del personal (uno
de los progresos de la época). Al poco de empezar ahí, Américo Castro le invita
a dar una conferencia, para alumnos extranjeros, en la Residencia de
Estudiantes, sobre el lenguaje de la técnica comercial.
Una crisis
religiosa será decisiva para lo que va a constituirse como visión de mundo en su
obra poética, prácticamente constante: el mundo, como el cosmos, viene a ser una
materia espiritualizada, acaso un panteísmo, una sola forma y una sola
sustancia, el amor.
En 1925
cae gravemente enfermo, con altas fiebres. El bacilo de la tuberculosis se ha
alojado en muy mal sitio, el riñón, y origina una nefritis crónica: Aleixandre
mantendrá ya de por vida una salud muy precaria que le aleja de toda actividad
profesional. Atraviesa una etapa de crisis y soledad, de cambio radical en el
curso de su vida, que se centra definitivamente en la literatura, en escribir
con fe y necesidad. Cuenta con el apoyo familiar de sus padres y hermana, que
buscan residencias muy sanas para cuidar al enfermo: Miraflores de la Sierra,
Aravaca, Velingtonia. Y que alientan las visitas de los amigos (Lorca al piano
de su madre), o cuidan el ambiente de recogimiento que necesita el escritor.
Cada vez
conoce más y mejor a los intelectuales y poetas de su tiempo. Amistad con Jorge
Guillén, Altolaguirre, Moreno Villa, Bergamín, Juan Chavás, Fernández Almagro,
André Malraux, Vicente Huidobro, Rafael Alberti, Cernuda... Se le acercan
también los más jóvenes: Rosales, Panero, Vivanco... En 1926 aparece su firma en
la “Revista de Occidente”, que dirige Ortega y Gasset, y después en otras
revistas que protagonizaba la inquieta juventud contemporánea: “Carmen”
(de Gerardo Diego), “Verso y prosa” (de Jorge Guillén), o más tarde
“Caballo verde para la poesía” (de Neruda), y muchas más, como la que dirige
Emilio Prados, que le invita a publicar en ella sin reconocer en Vicente al
tierno amigo del colegio de Málaga...
Su primer
libro fue Ámbito, en 1928. Pero antes ya ha participado en el homenaje a
Góngora, cuya fecha acuñaría el principal referente generacional: 1927. Aunque
no haya podido hacer el célebre viaje del grupo a Sevilla. Escribe poemas en
prosa, que luego se publicarán con el título de Pasión de la tierra.
En 1931 a las
fiebres se suman las hemorragias. Un famoso médico desahucia al enfermo,
creyendo afectados los dos riñones. Ese mismo año Aleixandre define la poesía
como “clarividente fusión del hombre con lo creado” y como “aspiración a la
unidad”. Está leyendo a los poetas franceses, a Joyce, a Freud. Todo colabora a
que vaya cambiando su sensibilidad. En 1932 le extirpan un riñón. El régimen de
reposo y cuidados se endurece; coge el hábito de escribir en la cama. Pese a
todo él publica Espadas como labios, y al año siguiente le otorgan el
Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor. En el jurado
estaban Manuel Machado, y los catedráticos Gerardo Diego y Dámaso Alonso.
La guerra de 1936.
Muy pronto, el asesinato de su íntimo amigo Federico García Lorca. Escribe una
semblanza, elegía en prosa. Colabora en algunas publicaciones republicanas.
Miguel Hernández, que enseguida le trata mucho, le dedica su Viento del
pueblo. Al acabar la guerra Aleixandre es uno de los pocos miembros del
grupo poético del 27 que permanecen en España. Pero, como si se hubiera alejado
con sus compañeros expatriados, escribe hermosos y tristes poemas cantando a una
tierra perdida. Se le han muerto también sus padres.
La burguesa casa de dos plantas que habían adquirido sus padres en la calle
Velingtonia, 3, en los altos de la Moncloa, la sierra al frente, que había
padecido los rigores del frente de la ciudad universitaria, ha sido
reconstruida, y en el jardín el poeta ha plantado, con sus propias manos, un
esbelto cedro (“con su verdor sin fatiga”) que siempre amará. En esa casa
escribiría Aleixandre casi todos sus libros.
En el 42 muere en la cárcel, enfermo y exhausto, Miguel Hernández, el fiel y jovial amigo
que en los duros tiempos de la guerra en Madrid le llenaba su cama de naranjas
de Orihuela, y su alma de risas. Tantas muertes parecen anegar de dolor y
acallar al poeta. Hay un tiempo de silencio, y después, paradójicamente, uno de
sus libros más radiantes, Sombra del paraíso, de melancólica soledad que
se autoexilia a un paraíso de la niñez, a Málaga, a un paraíso, sí, pero
perdido.
Por otra parte, la censura cae sobre nuestro poeta de una forma indirecta: se prohibe
mencionar su nombre en los medios de comunicación. Algunos burlarán a los
censores hablando de “el autor de La destrucción o el amor...” Pero
tampoco es un autor demasiado molesto políticamente, y simplemente se le
ningunea. Pero a su casa siguen acudiendo nuevos poetas, escritores jóvenes como
Jose Luis Cano, Morales, Gaos, Bousoño, Nora, Otero, Valverde, Hierro, Carmen
Conde, Concha Zardoya, García Nieto, Leopoldo de Luis, Crémer, Celaya... La
joven poesía española encontraba su maestro en Aleixandre, acogedor y sencillo.
Nuevas revistas (“Garcilaso”, de García Nieto, “Escorial”, de
Dionisio Ridruejo, “Espadaña”...) publican sus poemas. Así pues, a pesar
de todo, su prestigio se impone, y en 1949 es nombrado miembro de la Real
Academia Española, con un solo voto en contra. El autor difícil, a veces hasta
hermético, el poeta surrealista (nuestro mejor surrealismo, según Cernuda), con
sus metáforas visionarias, cósmicas, o con sus amplias perífrasis, alejado con
todo ello del clásico o tópico “academicismo”, es reconocido por la Academia en
un clima rebosante de fervor.
En 1951 se encarga Aleixandre de preparar un volumen, Obra escogida, compuesto por
originales y borradores de Miguel Hernández. Durante esta década 50-60 no
escribe mucho, pero mantiene bastante actividad dando conferencias y sobre todo
haciendo lecturas de su poesía o dando a conocer los Encuentros, prosas
que relatan sus distintas amistades. Se publicarán en el 58, en una bella
edición para bibliófilos. De estos años data su Historia del corazón
(1954) y las primeras composiciones de En un vasto dominio (1962).
Aunque viajaría por casi toda España y haría breves incursiones por Europa (Londres, el
París de las vanguardias), por Marruecos, Hispanoamérica... su vida fue siempre
muy sedentaria, y la casa de Velingtonia estuvo siempre abierta también a las
revistas literarias de dentro (la del grupo “Cántico” de Córdoba o los
“Papeles de Son Armadáns”, de Cela) y de fuera de España (las marroquíes
“Manantial” o “Al Motamid”) que buscaban su opinión y magisterio, o su
colaboración. Corresponde a todos los escritos, a todos estimula. Las revistas
de toda España publican las respuestas de Aleixandre como avales de estimación.
Su afable acogida, su generoso aliento, fue proverbial.
En 1959 el poeta del más encendido realismo social, Gabriel Celaya, publica su Cantata
en Aleixandre, poema dramático a modo de interpretación poético-dialéctica
de su obra. En efecto, la evolución constante de Aleixandre le acerca ahora a la
temática de la comunicación, y renueva la atención de las generaciones jóvenes
sin excluir a nadie (sirva de ejemplo el poema “Para quién escribo”, del que
figuran dos versículos en el retrato que tenemos de él en el Instituto). En 1960
se publican las primeras Poesías completas de nuestro autor. Se abre una
década de antologías y traducción de poemarios (en italiano, en alemán, en
francés...), de homenajes, de placas conmemorativas. Termina Retratos con
nombre. Después, Poemas de la consumación, de significativo título,
poesía honda y serena, desde la que se ve la juventud como la única vida, pero
también la muerte como el segundo y definitivo nacimiento. Con motivo de sus
setenta años se le rinde un homenaje singular: un volumen de 84 poetas con
composiciones referidas a él o a su obra. En 1969 se le concede el Premio de la
Crítica.
Lleva el poeta una existencia relativamente activa, basada en un estricto plan de
alimentación y de reposo. Sólo seis o siete horas está levantado. Desde 1970
trabaja en su último gran libro: Diálogos del conocimiento, que aparecerá
en 1974. Siguen los homenajes, como el de la Asociación de Mujeres
Universitarias.
Desde 1973 se perfilaba como
candidato al Premio Nobel. En 1974 aparece la edición sueca de una antología de
su obra. Varios profesores de diversos países presentan su candidatura. Y por
fin le conceden el mítico Premio en 1977.
Tras unos años de vejez tranquila, realizando entrevistas sumamente
clarificadoras sobre su obra, y en particular sobre el complejo tema de
la escritura surrealista, se apaga la vida
de Vicente Aleixandre en 1984. (Ha soñado poemas enteros, entera pues y
genuinamente surrealistas; ha soñado también que no podía recordarlos al
despertar, por más que hacía esfuerzos de reiteración y memorización
dentro del
sueño, ha soñado que se conformaba con memorizar un solo verso,
repitiéndoselo
numerosas veces... pero jamás consiguió recordar ni ese solo verso al
despertar:
así que ni en este maestro de surrealistas ha sido posible, pues, la
auténtica
creación onírica tan buscada por este mítico movimiento de vanguardia,
que tanto
revolucionó la literatura de su época y cambió la posterior).
Póstumamente, en 1985, se publica una actualización de su obra en prosa del año 58, Los encuentros, sobre los amigos que fue tratando desde aquella fecha, la mayoría escritores. Y
en 1991, se publica un último libro de poemas inéditos, En gran noche.
PREMIOS
Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor, 1934
Premio de la Crítica por En un basto dominio, 1963
Premio de la Crítica por Poemas de la consumación, 1969
Premio Nobel de Literatura, 1977
Premio de la Crítica por En un basto dominio, 1963
Premio de la Crítica por Poemas de la consumación, 1969
Premio Nobel de Literatura, 1977
OTROS RECONOCIMIENTOS
Académico de la Real Academia Española, 1949
Miembro de la Hispanic Society of America
Miembro de la Acadèmie du Monde Latin (París)
Miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga)
Miembro de la Academia Hispano-Americana (Bogotá)
Miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico.
Miembro de la Hispanic Society of America
Miembro de la Acadèmie du Monde Latin (París)
Miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga)
Miembro de la Academia Hispano-Americana (Bogotá)
Miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico.
CRONOLOGÍA DE OBRAS
Poesía
1928.- “Ámbito”1932.- “Espadas como labios”
1935-1946.- “Pasión de la Tierra”
1935.- “La destrucción o el amor”
1944.- “Sombra del Paraíso”
1950.- “Mundo a solas”
1953.- “Nacimiento último”
1954.- “Historia del corazón”
1962.- “En un vasto dominio”
1965.- “Retratos con nombre”
1968.- “Poemas de la consumación”
1974.- “Diálogos del conocimiento”
Prosa
1950.- “En la vida del poeta: el amor y la poesía”1954.- “El niño ciego de Vázquez Díaz”
1955.- “Algunos caracteres de la nueva poesía española”
1958.- “Los encuentros”
1978.- “Discurso de recepción del Premio Nobel”
Cuadernos sueltos
1948.- “En la muerte de Miguel Hernández”1952.- “Poemas paradisíacos”
1955.- “La llanura duerme”
1956.- “Consumación”
1960.- “Ciudad del Paraíso”
1962.- “Picasso”
1961.- “Desnudos”
1961.- “Antigua casa madrileña”
1963.- “María la Gorda”
1967.- “Dos vidas”
1971.- “Sonido de la guerra”
1984.- “Tres poemas seudónimos”
[S.a.]- “Diez poemas”
Antologías
1952.- “Poemas paradisíacos”1956.- “Ocho poemas”
1956.- “Mis poemas mejores”
1960.- “Poemas amorosos”
1965.- “Presencias”
1971.- “Poesía superrealista”
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