Uno de los factores que limitan la vida de las piezas metálicas en servicio es el ataque fisicoquímico que sufren por el medio que las rodea. Los dos componentes básicos del aire son el nitrógeno (78%) y el oxígeno (21%) y ambos tienen influencia sobre el medio. El nitrógeno apenas es activo, pero el O2 es el responsable máximo de casi todos los procesos de oxidación y corrosión que se dan en los materiales expuestos a su acción. Dependiendo de la forma de actuar, el oxígeno puede hacerlo:
- En ambiente seco y cálido, así se provoca la oxidación.
En ambiente húmedo y se origina la corrosión.
En los materiales metálicos, el proceso de deterioro se denomina oxidación y corrosión.
- En los cerámicos las condiciones para el deterioro han de ser extremas, y hablaremos también de corrosión.
En los materiales polímeros se denomina degradación.
La lucha contra la corrosión es un problema complejo que origina fallos en las instalaciones ocasionando elevadas cuantías económicas y enormes dificultades porque depende de varios factores y cada caso requiere una solución diferente. Los mecanismos de deterioro son diferentes según se trate de materiales metálicos, cerámicos o polímeros.
La corrosión es el deterioro de un material metálico a consecuencia de un ataque de su entorno (aire, agua, etc), mientras que la oxidación es el ataque del oxígeno (normalmente del aire o del agua) a un material produciendo en el material una corrosión (deterioro del material).
¿Por qué se oxidan las cosas?
La
oxidación, es un proceso químico en el que un compuesto cede electrones.
Estas reacciones ocurren constantemente a nuestro alrededor, desde la
corrosión de los metales, hasta en nuestro interior cuando metabolizamos
la comida que hemos ingerido.
Normalmente, si un compuesto cede
electrones es porque otro los recibe. Decimos que ese compuesto se
reduce y hablamos entonces de reacciones redox (reducción-oxidación).
En la corrosión, el material se combina con el ambiente (la humedad, el
aire, el suelo, el agua...) para alcanzar un estado de menor energía.
Pero
vamos a centrarnos en el hierro, que es lo más cotidiano. Si pregunto
qué factores favorecen la corrosión, seguro que todos diréis que el
agua, la humedad, e incluso la temperatura. Sin embargo, existen otros
como la salinidad y los compuestos que tenga nuestro metal. La salinidad
influye muchísimo en la corrosión, por eso en los puertos la corrosión
es tan importante. Por otro lado, existen compuestos, que si los
añadimos a nuestro metal, pueden favorecer o reducir la corrosión. Un
ejemplo claro es el acero inoxidable, presente en los cubiertos,
fregaderos, cazuelas... El acero inoxidable no se corroe, no porque se
le haya recubierto de algún material o pintura (esta técnica se utiliza
en los barcos por ejemplo), sino porque al acero (hierro+carbono), se le
añade un poco de cromo que va a oxidarse creando un capa protectora.
Por eso, técnicamente es incorrecto decir acero inoxidable, ya que sí
que se oxida, aunque no lo aparente.
Quisiera aprovechar la ocasión para aclarar ciertos mitos acerca de la
Coca-Cola. Sí es cierto, que la Coca-Cola elimina el óxido de los
metales. Como podemos ver en el siguiente vídeo, su carácter ácido
limpia casi por completo los metales:
Sin embargo, lo que sí que es falso y un mito es que la Coca-Cola
disuelva la carne.
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