Probablemente ver una herida por la que se pasean los gusanos sea
algo realmente repugnante para mucha gente. Incluso, puede que resulte asqueroso tan sólo
el pensar en ello. Pero dejando la repugnancia aparte los gusanos pueden llegar a ser
beneficiosos y a suponer la salvación del herido como ya saben desde hace bastante tiempo
los médicos militares.
Las primeras noticias sobre el poder curativo de las larvas de los insectos
nos llegan de hace aproximadamente cinco siglos. En las grandes batallas que tuvieron
lugar durante el Renacimiento con grandes extensiones de terreno llenas de muertos y
heridos cuyas heridas se iban pudriendo poco a poco y llenándose de gusanos, se observó
cómo algunos iban mejorando y lograban sobrevivir. Se llegó a ver que los gusanos de las
heridas ayudaban a eliminar la infección.
El caso mejor documentado es el de dos soldados que durante la I
Guerra Mundial quedaron abandonados en el campo de batalla con heridas muy graves. Los
encontraron al cabo de una semana y parece que lograron salvar su vida gracias a la
acción benefactora de las larvas sobre las heridas. Esto llevó a seguir investigando el
efecto de las larvas de los insectos y en 1931 el médico W. S. Baer comunicó que había
tenido éxito en la curación de una infección ósea (osteomielitis) por aplicación de
las larvas. Se siguió experimentando y hacia 1940 las larvas se utilizaban como terapia
para luchar contra diversas infecciones y quemaduras. Posteriormente el tratamiento ha
caído en desuso, parece ser que debido a lo repugnante que resulta.
La interpretación que se ha hecho de estos efectos terapéuticos es
que las larvas tienen el hábito de "masticar" los tejidos infectados o
necrosados, dejando a un lado los que están en buen estado. De esta manera, se consigue
que desaparezcan las bacterias que dan lugar a la infección manteniendo las heridas
limpias. También parece que el continuo movimiento de estos seres diminutos estimula el
crecimiento de tejidos sanos, lo que favorece la cicatrización. Es posible también que
lleguen a liberar algún agente antibacteriano.
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Tomado
de Investigación y Ciencia, Agosto de 1999 |
De todas formas, esperamos no tener que llegar a recurrir al
método, porque aunque beneficioso resulta un poco truculento.
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