sábado, 30 de junio de 2012

Tormentas solares...

La amenaza solar

Previsión de la meteorología espacial para los próximos dos o tres años: tormentas solares, con posibles apagones catastróficos en la Tierra. ¿Estamos preparados? 

Por Timothy Ferris
Fotografías de NASA 

El jueves 1 de septiembre de 1859 Richard Carrington, un fabricante de cerveza de 33 años aficionado a la astronomía, acudió a su observatorio particular cerca de Londres. Abrió la rendija de la cúpula y ajustó su telescopio para proyectar sobre una pantalla una imagen de 28 centímetros del Sol. Estaba dibujando manchas solares sobre un papel dispuesto encima de la pantalla cuando, de pronto, ante sus ojos aparecieron «dos brillantes haces de luz blanca» en medio del enorme grupo de manchas solares que había trazado.

Mientras esto sucedía, la aguja que pendía de un hilo de seda en el magnetómetro del Observatorio Kew de Londres comenzó a bailar frenéticamente. Antes del amanecer del día siguiente, enormes luminiscencias rojas, verdes y púrpuras iluminaban los cielos en latitudes tan meridiona­les como Hawai y Panamá.  
Campistas en las Mon­­tañas Rocosas, confundiendo la aurora boreal con el alba, empezaron a prepararse el desayuno.





EL SOL

A plena luz de sol sucede el día,
el día sol, el silencioso sello

extendido en los campos del camino.

Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,

con tanta claridad destinada
que llegaré a morirme de fulgor.

Y no divido el mundo en dos mitades,

en dos esferas negras o amarillas
sino que lo mantengo a plena luz

como una sola uva de topacio.

Hace tiempo, allá lejos,

puse los pies en un país tan claro
que hasta la noche era fosforescente:
sigo oyendo el rumor de aquella luz,
ámbar redondo es todo el cielo:
el azúcar azul sube del mar.

Otra vez, ya se sabe, y para siempre

sumo y agrego luz al patriotismo:
mis deberes son duramente diurnos:
debo entregar y abrir nuevas ventanas,
establecer la claridad invicta
y aunque no me comprendan, continuar
mi propaganda de cristalería.

No sé por qué le toca a un enlutado

de origen, a un producto del invierno,
a un provinciano con olor a lluvia
esta reverberante profesión.

A veces pienso imitar la humildad

y pedir que perdonen mi alegría
pero no tengo tiempo: es necesario

llegar temprano y correr a otra parte
sin más motivo que la luz de hoy,
mi propia luz o la luz de la noche:
y cuando ya extendí la claridad
en ese punto o en otro cualquiera
me dicen que está oscuro en el Perú,
que no salió la luz en Patagonia.

Y sin poder dormir debo partir:

para qué aprendería a transparente!

Hoy, este abierto mediodía vuela

con todas las abejas de la luz:
es una sola copa la distancia,
al territorio claro de mi vida.

Y brilla el sol hacia Valparaíso.
                     
                                (Pablo Neruda)



Goya: su camino desde sus cuadros sobre el sol hasta las pinturas negras.
¿Hasta qué punto se reflejan sus experiencias personales en las etapas de su producción artística?
El sueño de la razón produce monstruos, 1796-1797

Introducción

Mientras que es verdad que en las obras de Francisco José de Goya y Lucientes (1746 – 1828) se puede encontrar, como otros genios, la expresión de todos aspectos de la naturaleza humana, lo que interesa aquí son las dos etapas distintas en que se daba expresión a la alegría y tristeza de la vida, y como, influído por sus desgracias personales, la luz murió en sus cuadros.

Los cuadros de luz – obras hasta 1792

Una característica de la mayoría de sus primeros trabajos fue el interés por los efectos del sol. Esta tendencia fue fortalecida cuando en torno a 1771 Goya viajó a Italia, donde podía estudiar a los grandes pintores del Renacimiento. Quizá dedicara más tiempo al veneciano, Tiepolo, porque en los colores y efectos de la luz empleado por Goya la influencia del Tiepolo es clara. Por ejemplo, en El Parasol, pintada por Goya en 1777, una mujer sonríe al espectador; todo es armonioso, con los azules y rosas del cielo reflejados en su ropa. Hace un día de sol precioso, y la belleza elegante y su acompañante rebosan de salud.

El parasol, 1777. Museo del Prado, Madrid
Este cuadro representa un mundo ideal, donde el hombre y la luz están integrados.El Parasol es típico por su estilo positivo, y forma parte de los setenta y tres cartones pintados por Goya entre 1775 y 1791 que serían convertidos en tapices para los palacios reales de El Escorial y El Prado. En estos cuadros Goya nos ha dado escenas entretenidas, cada una iluminada por una luz dorada como si fuera un verano constante.
La gallina ciega, 1788. Museo del Prado, Madrid





En aquel entonces Goya tuvo éxito en su vida. Cuando volvía de Italia ya era un pintor bien conocido y tenía un amor, Josefa Bayeu. Su felicidad se expresa bien en La gallina ciega pintada en 1788. Goya representa un juego de amantes debajo de un cielo idílico, utilizando la luz para expresar la alegría del pueblo.
 Sin embargo, qué irónico es que Goya pintaba un hombre con los ojos vendados, ya que él no podía saber que en menos de cuatro a os su vida cambiaría para siempre.



Después de 1792 - Sordera y el sueño de la razón

Mientras crecía su fama, Goya sufrió en su vida personal. En 1792, una grave enfermedad lo dejó sordo y no se recuperaría hasta abril de 1793. Durante su enfermedad Goya pintaba unas obras sobre hojalata, pero los temas eran muy diferentes que en los de los cartones.
Naufragio
Naufragio, 1793. Colección Marqués de Oquendo, Madrid, España
Por ejemplo, en Naufragio, ejecutado en 1793, es de noche, y el cielo está negro y  turbulento. La naturaleza es representada como una fuerza amenazante con humanidad a su merced.













Corral de locos

En Corral de locos pintado ese mismo año, el hombre es reducido a un bobo. La luz ha cambiado en esta obra. Restringido y dramático, es nada más que algo que existe al otro lado de la pared. Esta obra eparece  especialmente trágica porque, a diferencia de obras como El Parasol, humanidad y luz no están integradas sino separadas.


Corral de locos, 1793. Southern Methodist University, Meadows Museum
Otras obras siniestras seguían. En los últimos años del siglo XVIII Goya produjo Los Caprichos, ochenta grabados sardónicos y extraños, e introdujo el tema de brujería entre sus pinturas. No es difícil interpretar estas imágenes oscuras como conductos por el dolor de su propia vida.




Tu eres el sol Joey Montana







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