Se deben manipular con guantes o con una esponjita o con un plástico, como el de la funda en las que suelen venir envueltas.
¿Y eso por qué? Pues porque se reduce su vida útil, se funden antes.
Pero para saber por qué ocurre esto, antes veremos cómo funcionan las lámparas.
Las lámparas de incandescencia —las bombillas de toda la vida—
constan de una ampolla de vidrio que contiene un gas inerte (argón o
criptón) y un filamento de wolframio. Y es el paso de la corriente
eléctrica la que hace que el filamento de wolframio alcance altas
temperaturas —que oscilan alrededor de los de 2000 ºC— que dan como
resultado la emisión de luz visible.
Comoquiera que el color de esta luz es algo amarillento —como
corresponde a la zona de menor energía del espectro visible— se hace
necesario aumentar la temperatura del filamento para conseguir una luz
más blanca. Pero el wolframio puede sublimar y el filamento hacerse más
delgado en algunos puntos. Y es en estos puntos en los que puede
fundirse, dando como resultado un filamento roto y una bombilla
oscurecida por el wolframio enfriado y depositado. Decimos entonces que
la bombilla se ha fundido.
Para obtener una luz más blanca se utilizan actualmente las lámpara
halógenas, que permiten que el filamento alcance una temperatura más
elevada sin que el wolframio llegue a fundir.
¿Y cómo lo consiguen?
Las lámparas halógenas además de su filamento de wolframio o
tungsteno, contienen una atmósfera gaseosa formada por el gas inerte y
por un halógeno (generalmente yodo o bromo), que consigue que el
wolframio se mantenga más estable de la siguiente manera: cuando el
wolframio pasa a estado gaseoso y entra en contacto con las paredes de
la lámpara se enfría, combinándose con el halógeno para formar el
halogenuro correspondiente. Por otra parte, en las zonas del filamento
donde haya sublimado más wolframio, el conductor disminuye de grosor y
por tanto aumenta la temperatura. Y es en estas zonas donde el metal se
deposita sobre el filamento reparándolo.
Este ciclo regenerador permite una temperatura mayor de lo habitual y
ofrece una luz más blanca, pero requiere de un compuesto de cuarzo —que
soporta mejor las altas temperaturas— para la fabricación de la
bombilla.
Pero el compuesto de cuarzo no se puede tocar con los dedos, porque
restos de grasa corporal quedan adheridos a la superficie. Esta fina
capa adherida se calienta y presenta diferente temperatura que el resto
de la lámpara. Cuando el wolframio llega al cuarzo ya no se enfría y se
rompe el ciclo regenerador. Además la huella de suciedad provoca una
alteración química del cuarzo que es conocida como desvitrificación y
que provoca su deterioro y contribuye a que el filamento se funda.
Fuente:
http://www.sabercurioso.es
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