Dais
muy poco cuando dais
lo que es vuestro corno patrimonio.
Cuando dais algo de vuestro interior
es cuando realmente dais.
Hay quienes dan poco de lo mucho
que tienen y lo dan buscando
el reconocimiento y su deseo oculto
daña sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
lo que es vuestro corno patrimonio.
Cuando dais algo de vuestro interior
es cuando realmente dais.
Hay quienes dan poco de lo mucho
que tienen y lo dan buscando
el reconocimiento y su deseo oculto
daña sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
Es
bueno dar algo cuando ha sido pedido,
pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta,
La búsqueda de aquel que recibirá
es mayor alegría que el dar mismo.
pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta,
La búsqueda de aquel que recibirá
es mayor alegría que el dar mismo.
¿Y
hay algo, acaso, que puede guardarse?
Todo lo que tenéis será entregado algún día:
dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra
y no de vuestros herederos.
Todo lo que tenéis será entregado algún día:
dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra
y no de vuestros herederos.
Decís
a menudo: “Daría,
pero sólo a quien lo mereciera”.
Los árboles en vuestro huerto
no hablan de ese modo,
ni los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir,
ya que guardar es perecer.
pero sólo a quien lo mereciera”.
Los árboles en vuestro huerto
no hablan de ese modo,
ni los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir,
ya que guardar es perecer.
Todo
aquel que merece recibir
sus días y sus noches
merece de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida
merece llenar su copa en vuestra pequeña fuente.
sus días y sus noches
merece de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida
merece llenar su copa en vuestra pequeña fuente.
Mirad
primero si vosotros mismos merecéis dar
y ser el instrumento de dar.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida,
mientras que vosotros, que os creéis dadores,
no sois más que testigos.
y ser el instrumento de dar.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida,
mientras que vosotros, que os creéis dadores,
no sois más que testigos.
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