El carbón tiene sus origen en restos vegetales
depositados hace millones de años. Gracias a los movimientos tectónicos
de la corteza terrestre y a las altas presiones y temperaturas
sometidas, estos restos vegetales sufren transformaciones físicas y
químicas, que con el transcurso del tiempo, forman al carbón como le
conocemos.
Hace aproximadamente 300 millones de años se formó gran parte del carbón mineral que existe en nuestro planeta. Esto ocurrió en el Paleozoico superior, en el periodo llamado Carbonífero, aunque también durante los periodos Pérmico, Cretácico, Jurásico, Triásico, Paleoceno y Mioceno se formaron grandes yacimientos carboníferos.
El carbón, como combustible, se convirtió en uno de los principales protagonistas de la Revolución Industrial, al lado de la máquina de vapor inventada por James Watt, en 1765. El propio Watt diseñó, en 1803, un sistema de alumbrado para las calles y las casas, en el que se aprovechaba el gas producido del carbón; James Prescott Joule se dio cuenta de la relación que existía entre la máquina de vapor y el uso directo del carbón.
Hace aproximadamente 300 millones de años se formó gran parte del carbón mineral que existe en nuestro planeta. Esto ocurrió en el Paleozoico superior, en el periodo llamado Carbonífero, aunque también durante los periodos Pérmico, Cretácico, Jurásico, Triásico, Paleoceno y Mioceno se formaron grandes yacimientos carboníferos.
El carbón, como combustible, se convirtió en uno de los principales protagonistas de la Revolución Industrial, al lado de la máquina de vapor inventada por James Watt, en 1765. El propio Watt diseñó, en 1803, un sistema de alumbrado para las calles y las casas, en el que se aprovechaba el gas producido del carbón; James Prescott Joule se dio cuenta de la relación que existía entre la máquina de vapor y el uso directo del carbón.
Uno de los principales componentes
que restan valor al carbón y que obligan a su posterior tratamiento, lo
constituye el contenido de cenizas. La ceniza es el material inorgánico
e inerte que acompaña al carbón, su presencia por tanto, rebaja el
poder calorífico y afecta el funcionamiento de los hornos. Otros
elementos del carbón son el oxígeno, nitrógeno, azufre y gases. Aunque
cada elemento afecta en distintas formas las características del carbón,
en la práctica el elemento más importante a controlar es el contenido
de azufre. Cuando se quema carbón, las emisiones de azufre corroen los
tubos de las calderas y eventualmente escapan al medio ambiente. Por
este motivo, la normativa ambiental y en definitiva los clientes,
controlan constantemente los porcentajes de azufre contenidos en el
carbón.
Los diferentes tipos de carbón se clasifican según su contenido de carbono fijo. La turba, la primera etapa en la formación de carbón, tiene un bajo contenido de carbono fijo y un alto índice de humedad. El lignito, el carbón de peor calidad, tiene un contenido de carbono mayor. El carbón bituminoso tiene un contenido aún mayor, por lo que su poder calorífico también es superior. La antracita es el carbón con el mayor contenido en carbono y el máximo poder calorífico. La presión y el calor adicionales pueden transformar el carbón en grafito, que es prácticamente carbono puro. Además de carbono, el carbón contiene hidrocarburos volátiles, azufre y nitrógeno, así como diferentes minerales que quedan como cenizas al quemarlo. Ciertos productos de la combustión del carbón pueden tener efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Al quemar carbón se produce dióxido de carbono entre otros compuestos Todos los tipos de carbón tienen alguna utilidad. La turba se utiliza desde hace siglos como combustible para fuegos abiertos, y más recientemente se han fabricado briquetas de turba y lignito para quemarlas en hornos. La siderurgia emplea carbón metalúrgico o coque, un combustible destilado que es casi carbono puro. El proceso de producción de coque proporciona muchos productos químicos secundarios, como el alquitrán de hulla, que se emplean para fabricar otros productos.
Los diferentes tipos de carbón se clasifican según su contenido de carbono fijo. La turba, la primera etapa en la formación de carbón, tiene un bajo contenido de carbono fijo y un alto índice de humedad. El lignito, el carbón de peor calidad, tiene un contenido de carbono mayor. El carbón bituminoso tiene un contenido aún mayor, por lo que su poder calorífico también es superior. La antracita es el carbón con el mayor contenido en carbono y el máximo poder calorífico. La presión y el calor adicionales pueden transformar el carbón en grafito, que es prácticamente carbono puro. Además de carbono, el carbón contiene hidrocarburos volátiles, azufre y nitrógeno, así como diferentes minerales que quedan como cenizas al quemarlo. Ciertos productos de la combustión del carbón pueden tener efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Al quemar carbón se produce dióxido de carbono entre otros compuestos Todos los tipos de carbón tienen alguna utilidad. La turba se utiliza desde hace siglos como combustible para fuegos abiertos, y más recientemente se han fabricado briquetas de turba y lignito para quemarlas en hornos. La siderurgia emplea carbón metalúrgico o coque, un combustible destilado que es casi carbono puro. El proceso de producción de coque proporciona muchos productos químicos secundarios, como el alquitrán de hulla, que se emplean para fabricar otros productos.
Las propiedades más importantes
del carbón son su poder calorífico, es decir, la cantidad de calor que
se libera en combustión completa por cada unidad de material quemado; la
humedad libre e inherente, que afecta directamente los rendimientos de
la combustión; y el hinchamiento, particularmente relevante en la
coquización.
¿Por qué los Reyes Magos dejan carbón a los niños que se portan mal?
La
tradición dice que los Reyes Magos dejaban carbón, en vez de juguetes, a
los niños que se han portado mal durante el año. Así es
como los Reyes Magos se burlaban de los niños malos, dejándoles algo
que ya podía encontrar en la chimenea de su casa. Con el paso de los
años el carbón se sustituyó por carbón de azúcar, una golosina que
presenta el aspecto del carbón
natural. Incluso es costumbre regalar carbón dulce a los niños que se
han portado bien, como recordatorio o advertencia de lo que puede pasar
si durante el año siguiente no se comportan como deben.
Carbón dulce hecho de azúcar |
El
origen de esta tradición parece estar en el Carbonilla, un personaje de
la mitología de Navidad. Éste, supuestamente, sería uno de
los pajes de los Reyes Magos, encargado de vigilar a los niños
durante todo el año para saber si han sido buenos o malos. Carbonilla
sería el encargado de decir a los Reyes Magos, y con el paso de los años
también a Santa Claus, qué niños
merecían juguetes y cuáles no. Por eso, cada vez que un niño se
portaba mal, los padres le advertían que en lugar de los Reyes o Santa
Claus, le visitaría Carbonilla y que le traería carbón en lugar de sus
juguetes.
En
Italia, existe la leyenda de la bruja Befana. La tradición la sitúa
barriendo su casa con su escoba cuando pasaron los Reyes Magos
hacia Belén y la invitaron a ir con ellos. Ella no los acompañó y,
como muestra de arrepentimiento, la bruja está en continua búsqueda del
niño Jesús. En las casas italianas cuelgan un calcetín en la chimenea y
la Befana lo llenará de
regalos si los niños se han portado bien, o de carbón, si su
comportamiento no ha sido el adecuado.
En
la zona de Lesaka, en Navarra, existía la tradición del Olentzero, un
carbonero que vivía en el monte y al que no le gustaban nada
los niños. En el siglo XX la figura de Olentzero incorporó elementos
de las tradiciones de Papá, Noel-Santa Claus y de los Reyes Magos,
convirtiéndose en un personaje que el día de Navidad trae regalos a los
niños de muchas familias de
Navarra y el País Vasco.
Otra
explicación de esta tradición es que un primer momento los obsequios de
los Reyes Magos se limitaban a necesidades de la vida
cotidiana, las cuales incluían el carbón. Así, Melchor se encargaba
de regalar ropa o zapatos; Gaspar repartía golosinas, requesón, miel o
frutos secos y Baltasar cumplía la función de el malo del grupo,
castigando a los niños que se
habían portado mal, dejándoles carbón o leña.
La tragedia del Maine, la guerra de Cuba y la combustión espontánea del carbón
En la noche del 15 de febrero de 1898 el acorazado norteamericano USS Maine, fondeado en La Habana, fue víctima de una violenta explosión. El navío se hundió en la rada, muriendo 266 hombres. La prensa norteamericana, bajo la consigna "remember the Maine. To hell with Spain", instigó a la opinión pública norteamericana, acusando a los españoles de haber colocado una mina bajo el casco de la nave. Así, el acto sirvió de pretexto a la entrada a la guerra de Estados Unidos contra España, y a la renuncia a la soberanía sobre las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. A fin de determinar las causas de la explosión, se crearon dos comisiones de investigación, una española y otra norteamericana.
Curiosamente no se
consultaron expertos externos e independientes, omitiéndose también ciertas opiniones de oficiales
estadounidenses como el Ingeniero Jefe de la Armada, Melville, para
quien era probable que la causa de la explosión fuera el estallido
fortuito de los pañoles de munición; o la del
experto en municiones de la armada, Philip Alger, que sostenía que la
causa probable era un incendio en los pañoles de carbón cuya combustión
habría provocado la deflagración de la munición. De hecho, la
combustión espontánea de las
carboneras y los incendios por esta causa, eran por aquel entonces
uno de los principales problemas de la armada de los Estados Unidos, que
en los últimos años había sufrido cerca de 20 grandes y pequeños
incendios en sus buques. Por su
parte, la comisión española concluía que la explosión se debió a causas
internas. No podía ser una mina, ya que no se vio ninguna columna de
agua. Tampoco había peces muertos en el puerto, lo que es normal en las
explosiones externas. En 1911, otra comisión americana examinó los
restos reflotados del Maine para llegar a la misma conclusión que la
anterior. En 1975, una investigación llevada a cabo por
el Almirante Hyman Rickover examinó los restos
recuperados en 1911 y concluyó que no había evidencias de una
explosión externa y que la causa más probable del hundimiento fue la
combustión interna y accidental de una carbonera, lo que a su vez
produjo el recalentamiento y la explosión de
los depósitos de municiones contiguos.
Cuando el carbón se almacena en pilas, y en determinadas circunstancias, puede llegar a producirse el fenómeno de la combustión espontánea. La oxidación del carbón es un fenómeno que se produce de forma natural cuando éste se expone a la atmósfera. Así, el carbono reacciona con el oxígeno del aire: C + O2 --> CO2, esta es una reacción exotérmica que poco a poco va aumentando la temperatura de la pila de carbón pudiendo llegar a alcanzarse una temperatura crítica, en la que la oxidación es lo suficientemente rápida para que se produzca el autoencendido del carbón. Los tamaños de partícula pequeños y los ambientes calurosos favorecen la combustión espontánea de las pilas de carbón.
Por
otro lado, cuando en ambientes cerrados se da una acumulación de polvos
combustibles, sólidos finamente divididos en
partículas como la harina, el aserrín o el polvo del carbón, puede
producirse un incendio a una explosión. Para que tenga lugar una
explosión de polvo se requiere una serie de condiciones satisfechas
simultáneamente: un polvo
combustible, un tamaño de partículas que permita la propagación
de la llama (< 0,5 mm), una atmósfera con oxígeno suficiente
para mantener la combustión, una nube de polvo con una
concentración dentro del rango de
explosividad, una fuente de ignición con energía suficiente para
la ignición (por ejemplo una chispa). Una vez que se produce la
explosión inicial, la presión del estallido puede levantar polvo
acumulado en otras superficies lo que
frecuentemente causa explosiones secundarias. El polvo de carbón da
una explosión más violenta cuanto mayor es el contenido de volátiles. A
partículas más finas corresponde mayor área superficial y mayor
explosividad. El límite inferior de
explosividad es la concentración mínima de polvo para que se produzca
una explosión y sus valores varían de 10 a 500 g/m3.
El efecto catalítico de las cenizas
de los carbones
El carbón mineral, carbón vegetal y otros
materiales de carbón derivados de éstos, poseen cierta cantidad de materia
inorgánica en proporciones casi siempre menores al 10 %. Esta materia
orgánica suele estar compuesta por silicatos, aluminatos y diversas sales de
potasio, calcio, sodio, etc., en menor proporción también podemos encontrar
algunos metales pesados. En el caso del carbón mineral la materia inorgánica
está asociada a la composición de las rocas en las que se encuentran la
veta. La materia vegetal precursora de otros carbones también posee
sustancias inorgánicas que los vegetales absorben del suelo. Dado que la
forma de determinar el contenido en materia inorgánica de un carbón suele
ser obteniendo las cenizas resultantes de la calcinación a elevada
temperatura del mismo, se suele hacer referencia a esta materia mineral como
cenizas. La materia mineral, a pesar de encontrarse en bajas proporciones en
los carbones, puede tener efectos catalíticos diversos, que en ocasiones
pueden ser determinantes del comportamiento de un carbón en alguna
aplicación determinada, de forma particular en aquellas en las que el carbón
o material carbonoso intervenga en una reacción química. El experimento que
se muestra en el siguiente vídeo ilustra la importancia que puede llegar a
tener este efecto catalítico de las cenizas. Cuando calentamos azúcar en
presencia de aire esta se funde y no arde, ya que su temperatura de fusión
está por debajo de la de ignición. Sin embargo, cuando impregnamos el azúcar
en ceniza, algunos elementos contenidos en ésta última actúan como
catalizadores, disminuyendo la energía de activación necesaria para que
tenga lugar la combustión del azúcar con el oxígeno del aire y rebajando su
temperatura de ignición por debajo de la de fusión. En estas condiciones el
comportamiento es muy diferente y el azúcar arde en vez de fundir.
El carbón y la música:
¿Quién no recuerda esta canción que hace años populizó Antonio Molina?
Y esta otra de Víctor Manuel, ¿la recordáis?
Estos vídeos llegan desde las minas de la unión, en Murcia
Cualquier persona, allá donde viva, tendrá en su recuerdo alguna canción sobre este tema, sobre la dura vida dentro de lo más profundo de la tierra en busca de ese mineral llamado carbón.
Ese mineral que permite también tallas tan minuciosas y precisas como esta...
Esta es la historia de un joven nacido al pie de la sierra de Urbasa. A los 8
años comienza a trabajar en el monte. A los 14 se hace carbonero según
tradición familiar. En esa época conoce a Paulina, con la que contraerá
matrimonio años más tarde. Al nacer su hija se ve obligado a combinar su
trabajo de carbonero con la labor de pescador y cazador furtivo.
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