"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
▼
viernes, 25 de enero de 2013
Estar contigo, Álex, Jorge y Lena
Estar contigo
es como tocar el cielo con las manos
como el primer dia en verano
como en un cuento
estar contigo
estar contigo
es ver en tu….
tus secretos
descubriendo too el dolor que llevas dentro
lo dejo todo
por un momento
estar contigo
yo siento que tu compañia
es el mejor regalo que me de dio la vida
la fuerza que me empuja a serguir adelante
de todo lo que tengo
es lo mas importante
estar contigo
es como un sueño
del que no quiero despertar
cierro los ojos y no estas
vivir contigo es mi deseo
es todo lo que quiero hacer
y a tu lado puedo ser
estar contigo
es que cada dia sea diferente
siempre hay alguien que consigue soprenderme
es como un jueego que me divierte
estar conitgo
siento que tu compañia
es el mejro regalo que me dio la vida
la fuerza que me empuja a serguir adelane
de todo lo que tengo
solo es importante
estar contigo
es como un sueño
del que no quiero despertar
cierro los ojos y no estas
vivir contigo es mi deseo
es todo lo que quiero hacer
y a tu lado puedo ser
solo yo mismo
solo yo misma
solo yo mismo
Ella que pasa Mario Benedetti - Las diez menos cuarto, Fede Comín
Paso que pasa
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
después y solo
solo y después
seguro que me olvido
Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
te quiero
te quiero sólo dos
o tres minutos
para conocerte más
no tengo tiempo.
Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós.
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
después y solo
solo y después
seguro que me olvido
Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
te quiero
te quiero sólo dos
o tres minutos
para conocerte más
no tengo tiempo.
Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós.
Un momento para la lectura: Tensión, JpTorga
“…
Mario cerró los ojos con fuerza y de su boca surgió un grito sobrecogedor
-
Aaaaaaagggggg… ¡¡Noooooooo…!! No más, por favor…
- sollozó, para luego desgarrar el lugar con un nuevo alarido - ¡¡Nooooo!! – de sus párpados cerrados
surgieron gruesos lagrimones.
Al
abrir los ojos, el gesto de su cara se contrajo con terror. Allí avanzaba ella,
implacable, de nuevo hacia él ¿Quién
eres? – suplicó -¿Por qué me haces
esto? – la voz salió quebrada, casi en un suspiro desde el fondo de su existencia.
Ella
posó el martillo de herrero sobre la mesa y recreándose en el gesto sonrió con
mirada pícara…
Su
sonrisa era dulce, casi angelical.
Sus
ojos color avellana se entrecerraron, mientras le examinaba. Le miraba igual
que un niño malintencionado mira un insecto.
Se
apoyó con ambas manos sobre la mesa y ante él… dejó entrever un generoso
escote.
Deslizó
su mano derecha y acarició los dedos de Mario, en un gesto que en otra
situación, hubiera parecido dulce.
Él…
aunque quiso intentarlo, no pudo evitar la caricia. Sus manos estaban apresadas
de forma individual con dos gruesos grilletes. Las palmas de las manos quedaban
presionadas hacia abajo. Con pánico pudo advertir que ella, aparte del
martillo, tenía sobre la mesa finas hojas
de cuchilla de afeitar con las puntas afiladas
como agujas.
La
joven cogió una de esas hojas entre sus dedos… Pudo percibir que la hoja realzaba un brillo
cautivador, similar a un guiño a la luz de la lámpara.
Mario
se quedó mirando con desaliento. Intentó por enésima vez mover las manos, pero
éstas estaban fuertemente sujetas con las argollas a la mesa.
En
un gesto instintivo intentó mover sus piernas y pudo darse cuenta, para su
horror, que estaban sujetas con abrazaderas a las patas de la silla. A su vez,
con extrañeza, percibió sus pies descalzos.
-
No te conozco. Por favor… ¡suéltame! – dijo entre lágrimas, mientras notaba que de su
nariz surgía un canalillo de sangre que iba inexorable hacia la boca.
La
mujer, ajena a sus súplicas, cogió con maña uno de los trémulos dedos de Mario y
con fuerza lo dobló hacia arriba… Ese gesto arrancó un sonido ronco de la garganta
del hombre. Con un rápido gesto deslizó la cuchilla bajo la uña del dedo índice
de su rehén…
- ¡¡Aaaaaaaah…!! - De nuevo un alarido de dolor llenó la estancia.
La
luz era escasa.
El
olor a humedad era patente.
Una
nueva cuchilla entre los dedos de la mujer.
Una
sonrisa radiante en su boca.
Gesto
despavorido en la cara de Mario…
Apenas
se había recuperado del corte anterior, y… esta vez ella, se tomó su tiempo
para deslizar suavemente la hoja bajo la uña del dedo anular. Mientras lo hacía,
le miró a los ojos con deleite. Ojos que Mario cerraba por puro dolor.
Al
principio contrajo los labios. Luego, cuando la cuchilla llegó al fondo de la
uña, aulló presa de sufrimiento.
Intentó
de manera institntiva levantarse de la silla, pero un grueso cinturón de cuero
le abrazaba inexorable por la cintura. De nuevo con desesperanza percibió que no
podía moverse…
-
¡No! ¡Nooo! ¡Noooooo! ¡¡Otra más nooo..!! – Imploró al ver que ella pasó una nueva cuchilla
ante sus ojos llorosos.
La
mujer hizo un gesto de hastío ante el nuevo alarido de Mario…
Por
un momento pensó que el joven iba a desmayarse.
Cogió
una jarra de plástico llena de agua y estrelló su contenido contra la cara
contraída de dolor del hombre.
-
No te dejaré desmayarte, amigo. ¡¡MÍRAME!! – Ordenó.
Mario
hundió la barbilla sobre el pecho. No podía más. El dolor bajo sus uñas era
inhumano… Gotas de sudor frío perlaron sus sienes.
-
¡¡MÍRAME!! –
Volvió a ordenar
Mario
no movió la cabeza. No podía. Sentía que las fuerzas le abandonaban.
Ella
cogió el martillo en un gesto rápido, lo levantó hasta la altura de sus ojos y
lo descargó con fuerza sobre el dedo meñique del hombre.
El
gesto duró solo un segundo. El dolor… le acompañó por un tiempo interminable.
La
carne del dedo se abrió como una uva madura. La sangre cubrió la mesa, bajo la
mano de un Mario sobrecogido por el sufrimiento.
De
nuevo el martillo descendió raudo en busca de su víctima y el dedo pulgar se
deshizo bajo su impacto…
Un
nuevo aullido.
Lágrimas
que brotan.
Llanto
ahogado.
Ojos
desencajados…
La
mujer se alejó de la mesa con paso lento, firme. Cantoneando unas caderas que
nadie miraba. Olvidándose por completo de los gemidos de su cautivo.
Cogió
una vela encendida y la fue acercando a la cara del hombre. Percibió con
nitidez el olor ácido de sus pestañas al quemarse.
Mario
de nuevo cerró los ojos de manera instintiva. Por ello no pudo percibir que ella, en un gesto ágil, se agachaba y la llama
alargada de la vela se situaba bajo la planta del pie derecho.
Él…
intentó retirar el pie ante la sensación lacerante de calor, pero no pudo… Ella
fue moviendo con instruida lentitud la llama de un lugar a otro de la base del
pie.
En
un gesto precipitado de la mujer, la llama se apagó al acercarse en exceso a la
piel.
Se
elevó del suelo con una sonrisa de triunfo en la cara. Miró a su espalda. Cogió
la taladradora entre sus largos dedos y apretando el gatillo, ésta hizo un
ruido estresante, parecido a las turbinas limpiadoras dentales que esgrime un
dentista…
Pasó
la herramienta en pleno funcionamiento por delante de los ojos desorbitados de
Mario… y con la broca del taladro, apuntando hacia la base superior de la
rodilla… fue descendiendo lentamente.
El
sonido del taladro en funcionamiento entró con fuerza por los oídos de un Mario
aterrado por las circunstancias.
La
joven percibió cómo el hombre empapaba sus pantalones a la altura de la ingle.
Pudo percibir el olor a miedo que reinaba en el lugar, y… el taladro dibujó la
trayectoria hasta llegar a la articulación de la rodilla comenzando a romper la tela del pantalón
vaquero…”
Paula se pasa una mano por los ojos, mientras se revuelve
inquieta sobre la butaca…
En un gesto de angustia, se agarra con fuerza al brazo de su
novio…
Éste sostiene el paquete de palomitas en esa mano derecha… y
con la otra atrapa un puñado, que se lleva a la boca con regodeo…
Al percibir la horrenda angustia que traspasa la pantalla de
cine, hasta el patio de butacas. Paula, apoya la frente sobre el hombro de su pareja
y cierra los ojos con pesar...
No le gustan ese tipo de películas.
No disfruta con el dolor ajeno.
Mientras piensa esto, escucha un grito humano desgarrador
que llena la sala, mientras percibe gestos de desazón en distintos asientos.
Con los ojos cerrados, percibe que su novio coge un nuevo puñado
de palomitas y las introduce ruidosamente en la boca, mientras de manera
placentera se recuesta plácidamente en el asiento y sonríe cómplice con la
película…
JpTorga
Algunos de los mejores posters de la historia del cine mudo
Un buen póster ha sido siempre el mejor reclamo para conseguir llevar la gente al cine...
La quimera del oro (1925)
No puede entenderse la hsitoria de la comedia
cinematográfica sin la figura de Charles Chaplin. Sus cortos destilan
humor puro, pero sus largometrajes son una mezcla de diversión y drama, y
en algunos de ellos, como El chico, se rastrea la influencia de Charles Dickens. Probablemnte sea La quimera del oro
su filme má emblemático dado que es el más puramte cómico, y en el que
las pinceladas dramáticas están contadas los dedos de la mano. El filme
es por otra parte una fiel recreación en lo que se refiere a la
reconsturcción histórica de la fiebre del oro en Alaska a principios del
siglo XX. Un contexto que le sirve a Chaplin para realizar algunas de
sus escenas más memorables, como el baile de los panecillos o aquella en
la que su compañero de aventuras, enloquecido por el hambre, le imagina
convertido en un giganteaco pollo. El filme es además la muestra
palpable del talento perfeccionista de Chaplin quien, al no convencerle
el material que había filmado, volvió a rodar casi toda la película por
segunda vez.
Metrópolis (1927)
Probablemente, el filme de ciencia ficción más
importante del siglo XX. Una fábula distópica dirigida por el maestro
alemán Fritz Lang. Ambientada en una ciudad ultrafuturista, narra como
un joven perteneciente a la clase privilegiada descubre la existencia de
una masa obrera explotada que vive en el subsuelo de la ciudad. El
filme está claramente influenciado por la ideología marxista, ya que su
tema es la lucha de clases, aunque no puede considerarse una película
estrictamente socialista ya que el mensaje final también critica la
lucha revolucionaria. La película destaca por sus magistrales decorados
que han influído en multitud de películas posteriores, como Blade runner.
y también por la presencia del inquietante y hermoso robot femenino
llamado María, sni duda uno de los androides más famosos de la historia
del cine.
El gabinete del doctor Caligari (1920)
Uno de los títulos fundacionales del cine
expresionista alemán. La película narra la historia de un malvado
médico que utiliza a un sonámbulo para cometer asesinatos. El filme
destaca por su estética sombría y alucinada, con unos decorados
asombrosos que reproducen edificios de ángulos imposibles y en los que
incluso las luces y las sombras están pintadas. El filme está
considerado también el primero que incluyó "la vuelta de tuerca final",
un giro de guión asombroso e inesperado que transforma en el desenlace
todo el significado de la película.
Ricardo III (1912)
En sus orígenes, el cine
fue despreciado por las élites culturales, siendo considerado un simple
entretenimeinto de barraca de feria. Por eso, muchos de los primeros
cineastas buscaron desesperadamente la legitimación cultural y lo
hicieron mirando a su hermano mayor, el teatro. Así, fueron habituales
en los inicios del medio las cintas que adaptaban prestigiosas obras y
que contaban con algunos de los más reputados intérpretes teatrales,
como Sarah Bernhardt. En este caso, la película que nos ocupa fue una
adaptación de la célebre obra de Shakespeare protagonizada por Frederick
Warde, una de las estrellas d elos escenarios londinenses a principios
del siglo XX. Lo que destaca en ella es que a diferencia de otras de las
adaptaciones de la época, esta película no se limita a ser una
representación teatral filmada sino que utiliza recursos propiamente
cinematográficos. Entre ellos un prólogo en el que el actor, con
vestimenta moderna, introduce a los espectadores en los entresijos de la
tragedia que van a contemplar.
The battle of Elderbush Gulch (1913)
El primer western de la historia del cine fue Asalto y robo de un tren
(1903), dirigido por Edwin S. Porter. Pero aquella cinta era solo un
borrador, un cortometraje alargado que mostraba el asalta a un
ferrocarril y la posterior persecución de lps bandidos. Diez años
después, el maestro David Wark Griffith dirigió esta película que ya
sentó todas las bases del género. El póster, además, fue pionero por su
tremendismo y por prometer a los espectadores un despliegue de
brutalidad y violencia realmente aterrador.