Heidemarie Schwalbe, militante del partido Die Linke, experimenta con sus alumnos una 'burbuja' de vida marxista-leninista parecida a la de la película de 2008. Los padres se han quejado por el juego
La idea surgió en una clase de Historia, como en el libro de Morton Rhue que luego fue llevado al cine en 'La ola'. Los alumnos de Abitur (el equivalente a Segundo de Bachillerato o de COU, para los clásicos) del instituto de secundaria de Shul, en Turingia, se preguntaban en clase cómo era posible vivir en esa Alemania comunista que todavía muchos de sus abuelos añoran. La profesora les propuso un experimento: vivamos durante un tiempo de aquella forma. Así, empezaron a dar clase de marxismo-leninismo y, esto es lo que más gustaba a los chavales, a vestir al estilo RDA, escuchar música de los 80 y cambiar buena parte de las normas del colegio.
El asunto no ha llegado a mayores, como en la ficción, porquealgunos padres, alarmados, han advertido a la dirección del colegio. La profesora de Historia, Heidemarie Schwalbe, se ha tomado una baja por enfermedad y no concede entrevistas.
El hecho de que Schwalbe, además de ser profesora, haya ejercido varios cargos políticos en el partido Die Linke (La Izquierda), en el que se han refugiado los ex comunistas de la antigua Alemania Oriental, ha despertado terribles suspicacias. Su periodo de política activa, entre 1990 y 2009, compaginado con su trabajo como profesora de secundaria, resulta a la luz de este experimento tremendamente sospechoso para las autoridades locales.
El director ha declarado a los medios de comunicación que "no tenía conocimiento" y ha ocultado la información sobre este experimento pedagógico tras el derecho a la privacidad de los alumnos, cuyos compañeros, sin embargo, reconocen abiertamente que todo el mundo estaba al tanto. "Sé que era muy divertido y que estaban deseando que llegase la hora de Historia", relata Anne, de 11 años, que tuvo conocimiento de lo que para ella era un juego por la ropa tan rara con la que ese grupo de alumnos acudía al colegio.
Los alumnos habían revivido el día a día de un grupo de 'pioneros', las juventudes comunistas de obligatoria participación, que vestía con uniformes de camisas azules y pañuelos anudados al cuello y practicaba saludos en clave. "No hay nada que se pueda aprender del 'kitsch' de la RDA", ha dicho, despectivamente, el ministro de cultura de Turingia, el socialdemócrata Christoph Matschie, que con estas palabras parece haber herido a muchos nostálgicos y haber desatado un debate sobre si hay algo que aprender o no de la experiencia comunista.
"El caso será estudiado y habrá las convenientes consecuencias", ha zanjado Matschie, señalando la necesidad de que la escuela ofrezca a los alumnos alemanes una visión crítica de la RDA, en lugar de ensalzarla. La Fiscalía de Suhl, que también ha emitido un comunicado, opina que "cualquier evocación no crítica, folclórica o positiva de aquellos tiempos es errónea", advirtiendo además que el uso en público de las camisas de la FDJ es ilegal según la legislación vigente desde 1954 en la República Federal de Alemania, así como la utilización de sus símbolos. La ley pena esta práctica, efectivamente, con penas de hasta tres años de prisión.
"No hacían nada malo", protesta un alumno en la radio local, sugiriendo que la profesora Schwalbe está convirtiéndose por momentos en una heroína de la libertad de enseñanza.
Fuente:
Texto de ROSALÍA SÁNCHEZ Especial para EL MUNDO Berlín ( 07/03/2014 ) http://www.elmundo.es
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