martes, 29 de abril de 2014

Antes de ti no había nada, Rafael Lozano.




Antes de ti no había nada


Antes de que tu vinieras
no existía el mundo.
Todo era una masa amorfa y oculta
donde el rey del universo
era el invierno.

No había bocas,
ni besos,
ni gemidos,
ni uñas,
ni abrazos.

Antes de que tu nacieras
-quiero decir
antes de que tu fueras-,
todo estaba muerto.
No había flores en las miradas,
ni gotas en los aguaceros;
no cantaban los pájaros,
el sol
era un quinquel sin petróleo,
y el amor
el laberinto difuso
donde quedábamos atrapados.

Todo era silencio,
vacíos,
miedos,
precipicios...
Hasta que apareciste tú.
Entonces el universo se aquietó,
tomó forma definitiva,
y desde entonces
puedo mirar al frente
sin que me duela el costado.




jueves, 17 de abril de 2014

Séraphine

Para Séraphine el arte fue como una revelación. Para ella la pintura –igual que para Van Gogh- era un acto afectivo. Era como si se redimiera mediante el acto de la creación. Con los ojos inmensamente abiertos caminaba a ciegas por la uniforme monotonía de su insignificante vida









Me enamoré de ti, Juanes

Me enamoré de ti
Desde el abismo de mi alma.
Y esclavo está ahí
Mi corazón y tu mirada.

Me enamore de ti
Con cada una de mis ganas.
Y ya después de ti y de mi
Me imagino nada.

Me enamore de ti
Como es lo natural de un loco.
Y que juró que después de ti y de mi
Ya no habrá nada.

Y supe que eras tú
Desde el primer momento
En que crucé tus ojos
Dos almas juntas para vivir

Demasiado grandes
Como para desafiar el mundo
Demasiado libres
Como para no aprender
Que lo que nace del amor jamás se borra
Que lo que nace del amor jamás se borra.

Me enamore de ti
Y sigo aquí en el mismo estado.
Me enamore de ti
Te dije y aquí estamos.

Y supe que eras tú
Desde el primer momento
En que crucé tus ojos
Dos almas juntas para vivir.

Demasiado grandes
Como para desafiar el mundo
Demasiado libres
Como para no aprender

Demasiado grandes
Como para desafiar el mundo
Demasiado libres
Como para no aprender

Que lo que nace del amor jamás se borra
Que lo que nace del amor jamás se borra






Las 10 peores máquinas de tortura de la Edad Media





La Edad Media fue uno de los períodos más oscuros en la historia de la humanidad. Caracterizado por la violencia, la irracionalidad y el deterioro; el profundo estancamiento dela época medieval se desarrolló durante unos 1000 años, aproximadamente entre los siglos V y XV. Las preocupaciones del ser humano estaban vetadas únicamente al campo de lo divino, el Hombre creía que su breve existencia debía ser dedicada a Dios y especialmente a la institución de la iglesia, lo cual significó enormes desigualdades, sangrientas conquistas y todo lo que ya bien sabemos.

Aunque ese profundo estancamiento se esparció a diversos ámbitos de la vida del medievo, no fue así en términos de odio y maldad. En la Edad Media se inventaron algunas de las peores máquinas de tortura que puedan imaginarse, y es que cuando se trataba de provocar sufrimiento o de castigar, las luces aparecían de inmediato. Aunque la Ilustración lentamente fue terminando con todo esto y le trajo a los Hombres nuevas cosas de las cuales preocuparse, los vestigios de estas abominaciones quedaron y hoy, con asombro se nos eriza la piel al pensar en el ingenio que se puso en la invención de esta maquinaria del mal, éstas son las 10 peores máquinas de tortura de la Edad Media.

El toro de Falaris

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-1.jpg
Uno de los dispositivos de tortura más populares de todos los tiempos. El toro de Falaris lleva su nombre por Falaris, uno de los más terribles tiranos de Sicilia. Falaris pidió que le construyeran un nuevo y eficaz instrumento para la tortura y el asesinato, siendo Perilous el griego quien no tardó en complacer al tirano. El flamante dispositivo constaba en un enorme toro de bronce puro, dentro del cual cabía una persona. El toro tenía una entrada que sólo podía abrirse desde afuera, unos orificios en la nariz y otros en los ojos de la imagen, dentro se colocaba a la víctima y debajo del toro se hacía una inmensa fogata que quemaba viva a la víctima. El toro se calentaba y se enrojecia, salía humo por los orificios de la nariz y un color rojo brillaba siniestramente en los orificios de los ojos. Según se cree, el primero en caer dentro del toro de Falaris fue Perilous el griego, condenado por el propio Falaris.

El aplastapulgares

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-2.jpg
Ésta es una de las máquinas de tortura más simples y antiguas que existen. El aplastapulgares, como no es difícil imaginar, es un dispositivo de hierro mecanizado que se colocaba en la mano y que la iba mutilando gradualmente. El mismo se podía ir regulando para aplastar y destruir primero las uñas, luego los dedos, los nudillos y si así se deseaba, finalmente la mano entera. Este aparato se le colocaba generalmente a ladrones, la persona no moría pero sufría un dolor supremo en sus manos, el aplastapulgares tenía tres barras de metal dispuestas de forma vertical entre las que se colocan los pulgares, mientras, una madera maciza se desliza hacia abajo por las barras de metal y los dedos son aplastados, mediante un tornillo de metal que aplica cada vez más fuerza.

El potro

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-3.jpg
El potro se utilizó en muchísimas partes de Europa durante muchos años. Básicamente, la víctima es colocada en una incómoda cama de madera con una manivela o una rueda mecánica de metal a la cual se le aplicaban cuerdas y cadenas que sostenían los miembros y las articulaciones. Al girar la manivela, las cuerdas se tensaban hasta dislocar cada una de las articulaciones sujetadas, romper huesos o incluso arrancar la extremidad.

La rueda

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-4.jpg
La invención de la rueda fue una de las más importantes de la historia de la humanidad, cambió la vida de los Hombres y hoy, cualquier cosa tiene una rueda. Pero en la Edad Media, las ruedas también se utilizaron para la tortura. La máquina de tortura conocida como la rueda consistía en una enorme rueda en la cual se maniataba a la víctima, debajo se encendía una inmensa fogata y durante horas, se hacía girar la rueda sobre el intenso fuego, literalmente cocinando a la víctima. Girando sobre su propio eje, la rueda mantenía la víctima cual pollo al spiedo, ardiendo lentamente, explotando en un mar de ampollas, humo y sangre.

La estaca y la hoguera

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-5.jpg
La estaca no es el dispositivo más ingenioso pero si uno de los más terribles. Se utilizó sobre todo por los inquisidores, a quienes sí se les antojaba calificar a una persona como hereje: la perseguían para torturarla y quemarla viva. Tanto los hombres como las mujeres consideradas brujos y herejes eran colocadas en la estaca, maniatados fuertemente e incinerados en una enorme hoguera compuesta por grandes troncos y trozos de madera que se mantenían encendidos durante horas y horas. La persona era quemada viva frente a los ojos del pueblo entero, que con desagradable morbo acudía a la quema como si de un espectáculo se tratase. Esta tortura llegó a practicarse incluso hasta en el siglo XVII, especialmente en Francia e Inglaterra.

La picota

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-6.jpg
La picota se compone de dos placas de metal o madera entrelazadas con 3 orificios: uno para la cabeza y los otros 2 para las manos. Las maderas se ajustaban con un candado y el prisionero colocado allí ya no tiene forma alguna de escapar. Aunque la picota en sí no podía quitarle la vida a la víctima, nuevamente se trataba de un vergonzoso acto público y cuando se colocaba una picota a alguien todo el pueblo era advertido. En el momento, los pueblerinos se burlaban de éste y lo humillaban lanzándole todo lo que quisieran, desde frutas o verduras podridas a animales muertos o materia fecal. De todos modos, en repetidas ocasiones se lanzaban objetos tan contundentes que provocaban heridas mortales o quitaban la vida de la víctima de forma instantánea.

La doncella de hierro

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-7.jpg
Clásico de clásicos, la doncella de hierro es posiblemente la máquina de tortura más popular que existió y también una de las más aterradoras. La dama o la doncella de hierro consistía en una gran estructura de metal, con rostro de mujer, similar a un sarcófago; ésta estructura era hueca y cabía una persona dentro, pudiéndose colocar en forma vertical. Dentro, la parte frontal tenía 8 grandes, filosas y mortales púas que penetraban fácilmente la carne de quien se colocaba allí. Al colocar a la víctima dentro y cerrar la puerta frontal, otras 13 púas se introducían en la carne. Cada una de ellas se clavaba en un lugar estratégico para que al penetrar a la víctima, ésta se mantuviese con vida, desangrándose dentro lenta y agónicamente hasta la muerte.

La hija del carroñero

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-8.jpg
Una máquina de tortura medieval que se llama la hija del carroñero no podría faltar en esta lúgubre lista. Este dispositivo constaba de una estructura metálica con aros y un sistema de tuercas y tornillos a través de los cuales, luego de colocar dentro a la víctima, se podía ejercer la presión suficiente como para ir quebrando todos los huesos del cuerpo. La víctima era aplastada con una fuerza que entre otras cosas, rompía las costillas, dislocaba el esternón y rompía lentamente la columna vertebral como si se tratase de una enorme tenaza en la que se colocaba a una persona hasta despedazarla. Se ejercía tanta fuerza sobre el cuerpo que la sangre brotaba por todos los orificios del cuerpo, los dedos y el rostro. Esta herramienta del mal fue utilizada sobre todo durante el reinado de Elizabeth I de Inglaterra para torturar a los protestantes, los traidores de la Iglesia.

La araña de hierro

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-9.jpg
Cuando el mal, la tortura y el desprecio por la vida se funden con el sexo y el fetichismo, nada bueno puede salir de allí y si no me crees, te invito a hacer una lectura de las 120 jornadas de Sodoma del terrible Marqués de Sade... En la historia, ciertos artefactos de tortura similares a la araña de hierro son nombrados. Pareciera que los torturadores de la Edad Media hubiesen guardado los castigos más horrorosos para las mujeres, no es noticia que estas instituciones siempre han tenido un especial desprecio por las mujeres, pero los castigos más crueles estaban destinados a las mujeres, especialmente a destruir su feminidad. Éste montón de enfermos tenía un particular fetiche por torturar los senos, los quemaban, les arrancaban los pezones, les clavaban agujas y luego los arrancaban del cuerpo. La araña de hierro se utilizaba para éste último fin: se ataba una mujer a un poste y se le colocaba esta especie de pinza de metal agarrando todo su seno, luego se aplicaba una enorme fuerza y se le arrancaba el seno por completo. El mismo que en un momento los supo amamantar.

La pera de la angustia

Las-10-peores-maquinas-de-tortura-de-la-Edad-Media-10.jpg
Si, has leído bien, ahí dice “la pera de la angustia”. Aunque no sepas de qué se trata, sabes que es terrible y si existió algo peor que la araña de hierro, fue esta herramienta. La pera de la angustia era el dispositivo mecánico de tortura pensado para los homosexuales, los herejes y las brujas. Consistía en una grupo de 4 hojas de metal con una manivela dentro y un sistema mecánico que permitía extenderlas o contraerlas, dispuestas de forma tal que cuando estaban contraídas se veía como una pera. Este artefacto, según la condena, era introducido en el ano, la boca o la vagina, una vez dentro, la manivela se giraba para expandir las hojas de metal y estirar la zona hasta desgarrarla desde el interior. Si la víctima era acusada de homosexualidad, se introducía la pera en el ano; si era acusada de herejía, en la boca; y si era acusada de brujería, se metía en la vagina. La víctima no moría, pero no es muy difícil imaginar el dolor que semejante tortura provocaría en la persona.


Fuente:
http://www.ojocientifico.com





La rival de la reina, A. Simón y E. Calle



Hay veces en que la vida parece cruzar un limite, una frontera que viene delimitada por algún hecho tras el cual todo parece distinto. No tiene que ser necesariamente dramático. Ni tampoco un éxtasis de felicidad. 
Cualquier momento, por muy intrascendente o insignificante que parezca, puede marcar a fuego ese sentimiento de ruptura, de que ya no hay vuelta atrás, de que hemos logrado escapar de un vórtice en el que ni siquiera nos sabíamos atrapados. 


miércoles, 16 de abril de 2014

¿Por qué se pintan los huevos de Pascua?



No me propongo debatir sobre las creencias ni la verosimilitud del relato cristiano. Simplemente, me interesa saber el porqué de las cosas y en esta oportunidad voy a ofrecerte 5 posibles teorías sobre por qué se pintan los huevos de Pascua. ¿Cuánto hay de paganismo en esta práctica cristiana? ¿Cuántas historias descabelladas pueden sustentar el origen de esta costumbre? Quizás la respuesta la encuentres en este pequeño recorrido. 



Origen pagano: celebración de la primavera

A lo largo de los siglos, el huevo ha sido visto como un símbolo de vida y fertilidad.Por ello, ha estado presente en muchas celebraciones de la primavera, de origen pagano, en las que se festeja el renacimiento de la naturaleza, las nuevas cosechas y la vida en general, propias de esta estación, tras el largo frío del invierno. Con el paso de los siglos, el cristianismo se apoderó de estas costumbres paganas para celebrar el renacimiento y resurrección de Jesucristo, y así se convirtió en costumbre decorar huevos de Pascua y regalarlos. 



Tradición de la Mesopotamia

De acuerdo a algunos historiadores del cristianismo, era frecuente teñir los huevos de color rojo entre los tempranos cristianos que habitaban la Mesopotamia (la región que media entre los ríos Tigris y Éufrates, en donde actualmente se encuentra Irak). De esta manera, se recordaba la sangre de Cristo que fuera derramada en su crucifixión. 



Los caprichos del rey Eduardo I de Inglaterra

El primer registro real que se tiene respecto al uso de los huevos de Pascua data del siglo XIII d.C. Al parecer, el rey Eduardo I de Inglaterra ordenó a sus fieles vasallos que pintaran unos 450 huevos y los ornaran con detalles en oro, y así poder usarlos como regalos de Pascua. Si bien no se cree que la tradición haya comenzado en ese momento, se reconoce que la decisión real haya tenido su importancia para que la tradición comenzara a instalarse definitivamente.


La leyenda de María Magdalena y los huevos que cambiaron de color

Bien, aquí dejamos de lado lo que podría verse como razones verosímiles, y transitamos por las antiguas leyendas. Una de ellas dice que, al tercer día de la muerte de Jesús, María Magdalena fue visitar su sepulcro, llevando una canasta de huevos con ella, para compartir con otras mujeres que estarían allí. Menuda fue la sorpresa que se llevó al encontrarse con la tumba abierta, al tiempo que los huevos que llevaba en la canasta se volvieron rojos de repente. 


La sangre de Cristo

Otra de las teorías tiene a María, la madre de Jesús, como el origen de la tradición, que hizo leyenda en la Europa oriental, sobre todo. Según estas historias, al acudir al pie de la cruz el Viernes Santo, las gotas de Jesús crucificado cayeron sobre los huevos que María llevaba en su canasta, pintándolos de color rojo. 




Fuente:
http://www.ojocientifico.com


lunes, 14 de abril de 2014

Poema V (Para que tú me oigas), Pablo Neruda



Para que tú me oigas 
mis palabras 
se adelgazan a veces 
como las huellas de las gaviotas en las playas. 

Collar, cascabel ebrio 
para tus manos suaves como las uvas. 

Y las miro lejanas mis palabras. 
Más que mías son tuyas. 
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. 

Ellas trepan así por las paredes húmedas. 
Eres tú la culpable de este juego sangriento. 

Ellas están huyendo de mi guarida oscura. 
Todo lo llenas tú, todo lo llenas. 

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, 
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza. 

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte 
para que tú las oigas como quiero que me oigas. 

El viento de la angustia aún las suele arrastrar. 
Huracanes de sueños aún a veces las tumban. 
Escuchas otras voces en mi voz dolorida. 
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas. 
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme. 
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia. 

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. 
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas. 

Voy haciendo de todas un collar infinito 
para tus blancas manos, suaves como las uvas.



sábado, 12 de abril de 2014

Una mujer y un hombre llevados por la vida, Juan Gelman



Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz, 
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.