Como la vida es nada en tu filosofía,
brindemos por el cierto no ser de nuestros cuerpos.
Brindemos por la nada de tus sensuales labios
que son ceros sensuales en tus azules besos;
como todo azul, quimérica mentira
de los blandos océanos y de los blancos cielos.
Brindemos por la nada del material reclamo
que se hunde y se levanta en tu carnal deseo;
como todo lo carne, relámpago, chispazo,
en la verdad mentira sin fin del Universo.
Brindemos por la nada, bien nada de tu alma,
que corre su mentira en un potro sin freno;
como todo lo nada, buen nada, ni siquiera
se asoma de repente en un breve destello.
Brindemos por nosotros, por ellos, por ninguno;
por esta siempre nada de nuestros nunca cuerpos;
por todos, por los menos; por tantos y tan nada;
por esas sombras huecas de vivos que son muertos.
Si del no ser venimos y hacia el no ser marchamos,
nada entre nada y nada, cero entre cero y cero,
y si entre nada y nada no puede existir nada,
brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos.
Hoy..
Que he vuelto a rehacer mi vida,
Hoy...
Te voy a escribir.
Empezare por darme cuenta,
Que aunque hace tiempo que no sienta,
Fuiste el camino y la respuesta
y a estas alturas ya no queda,
Nada...
Que pueda hacer por ti ni tu por mi,
Ya no nos queda nada,
Que me recuerde que hubo algo en tu lado de la cama
Nada es igual desde que te marchaste
y no dejaste nada...
Excelente adaptación de la novela de Carmen Laforet llevada a cabo en 1947 por el siempre brillante Edgar Neville
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