“Nos
duele tanto separarnos porque nuestras almas están unidas. Es probable
que siempre lo hayan estado y que siempre lo estén. Quizá hayamos vivido
mil vidas antes que ésta y nos hayamos encontrado en cada una de ellas.
Y hasta es posible que en cada ocasión nos hayamos separado por los
mismos motivos. Eso significa que este adiós es a un tiempo un adiós de
diez mil años y un preludio de lo que vendrá.
Cuando te
miro, contemplo tu belleza y tu gracia y sé que han crecido con cada
vida que has vivido. También sé que te he estado buscando durante todas
mis vidas anteriores. No buscaba a alguien como tú, sino a ti, pues tu
alma y la mía están destinadas a estar juntas. Y sin embargo, por
razones que escapan a nuestro entendimiento, nos han obligado a
despedirnos.
Me
gustaría decirte que todo se arreglará entre nosotros, y te prometo
hacer lo que esté en mis manos para que así sea. Pero si no volvemos a
vernos y ésta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en
otra vida. Volveremos a encontrarnos, y aunque las estrellas hayan
cambiado, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces
anteriores”.
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