El día 21 de Julio de 1963, a las 3 horas, 56 minutos y 20 segundos
GNT, el astronauta norteamericano Neil A. Amstrong colocó los pies en
la superficie lunar. Debido a que nuestro satélite carece de atmósfera,
y por lo tanto no hay vientos ni lluvias, las huellas que dejó el
astronauta podrían permanecer intactas durante millones de años. Sólo
la caída de micro meteoritos podría borrarlas con el paso del tiempo.
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