Un bumerán o boomerang es un arma arrojadiza, propia de los
indígenas de Australia, formada por una lámina de madera curvada de tal
manera que, lanzada con movimiento giratorio, puede volver al punto de
partida. Se utiliza
para aturdir y, en casos excepcionales, matar a pequeños animales u
hostigar a la infantería enemiga durante la batalla. Existen muchos
materiales válidos para construir un bumerán: madera, plástico, cartón, fibra de carbono, aluminio.
Consiste en un palo de una longitud variable, pero raramente superior
a 50 cm, ligeramente curvado en ángulo hacia su mitad (lo que le
confiere el efecto necesario para describir vuelos circulares). Puede
ser redondo o con los bordes afilados, aunque también existen modelos
con forma de aspa.
Su capacidad de describir vuelos de ida y vuelta se debe a su
curvatura y tallado; pero también en gran medida a la habilidad y la
técnica del lanzador.
Lo mismo que otras armas de gran implantación, como el arco o la jabalina, el búmeran es muy antiguo y conocido en prácticamente todos los continentes, no únicamente en Australia como erróneamente se cree. Existen bajorrelieves y dibujos de cazadores y soldados utilizando bastones arrojadizos en el Antiguo Egipto. Por su parte san Isidoro de Sevilla escribía en su enciclopedia la descripción de esta arma, su utilización para herir o atontar y su capacidad para volver hacia su lanzador cuando no encontraba blanco.
No todos los artefactos denominados comúnmente bumerán
retornan al lanzador. Los que eran utilizados para la caza por los
aborígenes australianos no retornaban y su nombre no era bumerán, sino kylie.
También, los que no vuelven son denominados "killing sticks". Tienen un
metro de altura, y son curvados y de gran peso, hasta 6 ó 7 kilos. El
uso de los kylie cesó cuando se impusieron otras armas de caza al revelarse como más eficientes, por ejemplo arco y flechas.
Los "killing sticks" no son exclusivos de Australia; el más antiguo que ha podido ser fechado hasta ahora fue encontrado en Polonia en el año 1987. Han sido encontrados en los cinco continentes, incluso los había en la tumba de Tutankamón, hace ya más de tres mil años. El uso principal dado a los bumeranes en el antiguo Egipto fue el de arma de mano.
También en Atapuerca se han encontrado "killing sticks", siendo su
mejor descripción en castellano: "garrotes equilibrados", susceptibles
de ser utilizados en la caza y en la guerra.
No hay fechas exactas ni unanimidad, del primer "killing stick" con
la capacidad de "retornar al punto de lanzamiento", siendo evidentemente
mucho más reciente que los hallazgos de Atapuerca y Polonia.
La práctica deportiva se ha desarrollado en el siglo XX, siendo un
simple juego de habilidad entre jóvenes guerreros cuando no cazaban. A
principios del siglo xx el mayor vuelo rara vez superaba los 30 metros,
en 1950 eran 50 metros y Herb Smith, el gran primer divulgador del
bumerán, subió la distancia a los 100 metros en unos pocos años de
dedicación: el 17 de junio de 1972.
El 18 de marzo de 2008, el astronauta japonés Takao Doi observó, en un experimento en la Estación Espacial Internacional,
que los bumerán también volvían al lanzador en gravedad cero. Este
experimento no tuvo validez a causa de su lanzamiento dentro de la nave
por lo cual el retorno se basó en el efecto aerodinámico del doblez de
las alas, siendo modelo de cartulina, y en el aire presente dentro de la
nave.
A quien realmente le corresponde el honor de ser el primer astronauta
que realizó dicho experimento fue Jean-Francois Clervoy en la estación
MIR en 1997. El fue mucho más preciso y técnico con la realidad en
comparación con el astronauta japonés Takao Doi, al ser plenamente
consciente de que el retorno era fruto de la aerodinámica , en ningún
caso de la microgravedad creada por el bumerán en su rotación.
Pero ¿cómo hace para volver? Cuando se lanza un trozo de madera no vuelve. Entonces, ¿por qué vuelve éste?
El brazo del lanzador ha de imprimirle velocidad y, a la vez, dotarlo
de giro, de tal manera que esta velocidad angular haga que el bumerán
gire sobre su eje como un molinillo o una hélice, con un plano de giro
que sea practicamente perpendicular al de desplazamiento. Pero sin
despreciar la pericia del lanzador, que ciertamente es importante, éste
no hace más que aprovechar correctamente las características del objeto
que tiene en sus manos.
Dos componentes del diseño dan al bumerán la capacidad del vuelo circular:
Nota sabionda: Si el bumerán fuera perfectamente simétrico y especular en todos sus aspectos no volvería sino que se iría en la dirección que lo lanzáramos sin parar de girar, pero en línea recta.
Bumeráns más antiguos no poseen estos diferentes perfiles aerodinámicos, pero crean el mismo efecto con un brazo más largo que el otro. Así la diferencia de peso y longitud hace la misma función.
Hay bumeranes para diestros y bumeranes para zurdos. Se diferencian en que intercambian los perfiles de un brazo del bumerán al otro.
EL BOOMERANG
Leyenda australiana
Una noche, algunos aborígenes estaban sentados cerca de un arroyo y miraban brillar la Luna nueva en el cielo. -¡Oh! La Luna se parece exactamente a un boomerang, exclamó uno de los niños. Hace mucho tiempo atrás en el mundo, antes que el hombre fuera como es ahora, Byamee, el gran espíritu, escuchó al canguro, el águila, el emú y el koala conversando juntos. Los animales en esos remotos tiempos pasados eran mucho más veloces y fuertes de lo que lo son hora, y cada uno de ellos empezó a pensar que era tan poderoso como el propio Byamee. Byamee organizó una competencia invitando a todos a participar en ella. Al canguro le tocó el primer turno. Dio un inmenso salto y pasó sobre el árbol más alto. Entonces el águila expandiendo sus grandes alas voló tan alto que solo Byamee podía verla. El próximo fue el emú. Estiró sus tremendas piernas y corrió tan rápido, que sólo un delicado ojo podía seguirle. Vino entonces el turno del koala. Escaló hasta la punta del más alto eucalipto, manteniéndose firme con sus pequeñas garras. Cuando cada uno de ellos hizo lo mejor posible, esperaron ansiosos para ver qué podría hacer Byamee. Le vieron ir hacia el fuego y elegir cuidadosamente el boomerang más largo. Lo tomó firmemente en su mano por un momento, y entonces lo tiró con tal fuerza que llegó al cielo y ahí permaneció. Byamee fue el más grande entre todos ellos. Y así es como la Luna llegó al cielo.
Fuente:
http://www.sabercurioso.es
http://es.wikipedia.org
https://leemos.wikispaces.com
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