La capacidad de estas personas está en el límite de
la ciencia. Y es que, si bien es cierto que una simple varilla vegetal
-ahora también metálicas- o un péndulo pueden detectar variaciones
electromagnéticas sobre el terreno, los zahoríes son personas con un
sexto sentido para poder sentir esas variaciones y determinar dónde se encuentran las galerías que conducen agua en su interior.
Por este motivo, su ciencia es la de describir lo oculto, lo que no se puede ver pero que tanto su cuerpo como su intuición pueden experimentar.
La radiestesia es una práctica que se desarrolla desde tiempos remotos,
a pesar de que muchos científicos se muestran escépticos y consideran
que la fiabilidad de estas búsquedas responde únicamente a una cuestión
de azar.
Los instrumentos de trabajo de los zahoríes no tienen de por sí ningún poder trascendental
ni forman parte del mundo de lo paranormal. La varilla en forma de V
-generalmente de madera de avellano- y el péndulo, son sólo dos
herramientas que -según dicen los expertos en este arte- utilizadas por
la persona adecuada con esa sensibilidad especial, conducen al objetivo
final de esta práctica: el agua.
En muchas ocasiones se ha querido desprestigiar este
arte relacionándolo con prácticas adivinatorias, en el sentido más
esotérico de la palabra. Y es que la radiestesia está estrechamente
relacionada con la geomancia, el 'conocimiento intuitivo de la Tierra',
muy desarrollado durante la Edad Media y ligado a técnicas de
adivinación.
Pero si nos limitamos a este campo de la búsqueda de
agua -en cierto modo, igualmente misterioso-, hay quienes afirman que,
ciertamente, el ser humano tiene la capacidad de detectar pequeños
gradientes del cambio magnético terrestre, una habilidad más
desarrollada en determinadas personas. En este sentido, la varilla o el
péndulo serían la extensión de estas capacidades del zahorí, que
transmitiría al instrumento de trabajo las vibraciones de su propio
cuerpo -efecto ideomotor- al experimentar esas variaciones en el
terreno.
Y partiendo de esta base, a lo largo de la historia
se han dicho muchas cosas sobre los zahoríes y sus técnicas. Desde los
estrictamente científicos, que aseguran que no existe relación real
entre estos estímulos y la búsqueda de agua, hasta los más religiosos
que llegaron a asegurar que estas técnicas eran “cosas del Diablo”, y
que él era el que provocaba esas reacciones en los zahoríes y en sus
instrumentos de trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario