"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y
postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron
presentes: oro, incienso y mirra", explica el evangelio de Mateo. Todo
el mundo tiene una idea de lo que son el oro y el incienso pero, ¿qué
pasa con la mirra, el tercer regalo que los Reyes Magos llevaron al niño
Jesús?
El nombre científico (commiphora Mirra) proviene del "kommi" griego, que significa "goma", y de phoros, "portador".
Se trata de una resina aromática que exuda la Commiphora myrrha,
un árbol que de forma natural crece al noreste de África, en Arabia y
Turquía. De sabor muy amargo, la mirra fue un bien muy preciado en la
antigüedad, ya que se empleaba para elaborar perfumes y ungüentos. Esta
sustancia también tiene numerosas propiedades medicinales y se usaba
para tratar la ronquera, la disentería y como antiparasitaria. Además,
Dioscórides también menciona en su tratado "De Materia Médica" las
propiedades abortivas de la mirra. De forma frecuente esta resina era
utilizada también como ungüento para embalsamar a los muertos.
Para obtenerla, se hace una incisión en la corteza del árbol y de esta herida brotan lágrimas, que al secarse se torna rojiza.
Los griegos trazaron mirra en forma de lágrima a Mirra (o Esmirna), la
hija del rey de Asiria, Tías. Mirra se negó adorar a Afrodita, la diosa
de amor. Ofendida por esta blasfemia, Afrodita la engañó a cometer
incesto con su padre. Cuando Tías se dio cuenta de lo que había hecho,
amenazó con matar a su hija. Para salvarla, los dioses la transformaron
en un árbol de mirra, cuya resina de lágrima recuerda el dolor de la
muchacha. Los soldados la
llevaban encima en forma de ungüento, tanto por sus propiedades mágicas
(para protegerse de energías mágicas malignas) como por las físicas
(como cicatrizante y desinfectante).
En Egipto se quemaba en rituales de bienvenida a la diosa Isis (se
tenía por un producto de protección espiritual, ya que conectaba
directamente con el elemento aire y se lograba comunicación con las
estancias superiores a través de su consumo). Para conseguirla, se debe hacer una
incisión en el tronco y recoger las gotas que son segregadas.
Con
una textura en forma de pequeñas piedrecitas marrones y de un sabor muy
amargo, la mirra (Commiphora Molmol o Mirra Somalí es la variedad más
usada), se presenta como uno de los grandes cicatrizantes,
antiinflamatorios, astringentes y antisépticos productos ofrecidos por
la naturaleza. Otras variedades que podemos encontrar son la Mirra del
Yemen (Commiphora Madagascariensis), y Mirra Perfumada o Mirra Bisabol
(Commiphira Erythrea).
Se usa frecuentemente en
forma de colutorio como tratamiento tópico de las aftas bucales,
parodontopatías, faringitis, amigdalitis y después de la extracción de
dientes y muelas. Muchos dentífricos tienen mirra en su composición.
De la misma manera, es una buena solución para llagas y heridas de todo tipo.
El
aceite esencial para úlceras y heridas, favoreciendo y acelerando los
procesos de cicatrización. Igualmente, limpia, desinflama y desinfecta
las fosas nasales. Es también efectiva en casos de hemorroides.
Debido
a sus principios amargos, hay que tener precaución en su uso por vía
interna, ya que se pueden presentar cuadros de irritación gástrica. No
es recomendable usarla durante el embarazo debido precisamente a la
potencia de su aceite esencial.
La dosificación,
se suele hacer en tintura madre (1:10) que se aplica en forma de toques
en las heridas o bien diluida en colutorios para efectuar gargarismos.
También se puede hacer una infusión en agua.
En homeopatía, la mirra se indica para osteítis crónicas indoloras, sean supurativas o no, y para úlceras cutáneas indoloras.
La mirra con la mejor calidad del mundo proviene de la frontera entre Omán y Yemen.
Fuente:
http://www.dieteticaonline.es
http://www.tvcamaguey.icrt.cu
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