Suena
el despertador, 7:30 de la mañana. La música desde la emisora de radio llega con
energía. Dani estira la mano desde el fondo de las sabanas, con el dedo índice
roza el interruptor de la luz y cierra los ojos ante su luminosidad. Mientras… deja despertar su mente a través de la
melodía.
-
Cinco minutos más – Piensa, a la vez que encoge su cuerpo en posición fetal y se tapa
con el edredón, dejando fuera una pequeña porción de cabeza.
Por
un instante, deja el pensamiento sumergido en una nube de algodón y repasa…
- Mmmm,
hoy toca volver al hogar – una sensación de bienestar recorre su pecho- Me levantaré, me daré una ducha, cogeré el
coche y… ¡¡de vuelta a casa..!! Ya son tres días en esta ciudad. Tengo ganas de
volver a mi pequeña morada, ver al peque
y abrazar a Jeni…- Sonríe ante el recuerdo de su mujer y su hijo.
Se
levanta de la cama con gesto enérgico, queda al descubierto su torso desnudo. Se
ajusta a la cintura el pantalón del pijama, mientras se dirige resuelto en dirección
a la ducha. Momentos más tarde, el agua resbala por su cuerpo y realiza
cálculos de forma metódica, elabora en su cabeza cómo realizará el viaje de
vuelta…
-
Tomaré el desayuno. Intentaré marchar del hotel sobre
las nueve. Son cinco horas de viaje, para la hora de la comida podré estar con
ellos. Tengo ganas de ver la cara de Carlitos cuando le entregue el coche
teledirigido que le he comprado. Después de comer, le daré una sorpresa a Jeni.
La llevaré a dar un paseo y le compraré esa sortija que tanto le gusta en la
joyería de Susana.- Mientras estos
pensamientos le acompañan, cierra el mando de la ducha y seca el cuerpo de
forma resuelta.
Se
enfunda los vaqueros y una camisa a cuadros,
a continuación mece el pelo en un gesto rápido. Sonríe ante el espejo al
apreciar el cabello ensortijado y se dirige hacia la puerta…
-
Tengo hambre. Voy a desayunar… - Mientras estos pensamientos navegan por su mente,
baja las escaleras de dos en dos con gesto desenfadado.
A
la vez que hinca el diente con rapidez sobre el copioso desayuno, repasa las
anotaciones de su última reunión
-
Bien, está todo correcto, El viaje no ha podido tener un resultado
mejor…- Piensa, mientras apoya la
cabeza sobre el dorso de sus manos entrelazadas y mira por la ventana el
paisaje de cemento de la gran ciudad.
Ilusionado,
avanza en dirección a la habitación y
recoge su maleta. Tiene ganas de disfrutar del verde color de su tierra. Guarda
los juguetes de Carlitos en una bolsa y tras echar una rápida mirada al entorno
de la habitación, observa que no se olvida nada.
Sentado
en el coche, introduce los datos en el navegador y pone rumbo a casa con un
hormigueo cómplice en el estómago, síntoma inequívoco de la emoción y una
sonrisa de nostalgia en los labios.
-
Desde que nos hemos casado, nunca he pasado tanto
tiempo lejos de mi casa… y además está el niño. ¡Cómo disfruto de su compañía!
Apenas tiene cuatro años, pero... ¡ha ocupado un espacio tan grande en mi
vida..!- Sonríe con ternura ante los
recuerdos de su hijo, mientras conduce abandonando la ciudad. Ya se encuentra
en la afueras. Coge la autopista y estira su cuerpo de forma relajada al
volante.
-
Ya está, en apenas cuatro horas estaré en casa- Piensa mientras pone a funcionar el aparato de radio
desde los mandos del volante del coche.
Concentra
la mirada en la carretera, apenas advierte que las rayas centrales pasan a gran
velocidad, cerca… muy cerca de las ruedas de su coche. Conduce de forma
mecánica. Su mente viaja entre miles de pensamientos.
-
Cuando llegue tengo que volver a jugar al tenis con
Edu. Me viene bien despejar la mente con algún deporte…
-
Jeni… Sin ella, no podría hacer tantas cosas como
hago. Siempre está ahí, apoyando mis decisiones. Corrigiendo mis errores,
quedando siempre en un segundo plano… ¡Es tan cariñosa y dulce conmigo y con el
niño!- Sus labios vuelven a dibujar
una sonrisa ante el mosaico de recuerdos que se agolpan en su mente.
-
Estoy preocupado por la hipoteca – frunce el ceño -
pero con ese negocio que he cerrado ayer, la empresa estará contenta con mi
trabajo y espero que pueda proyectarme profesionalmente y conseguir el puesto
de Jefe de Departamento..
-
Además.., ¡tengo que acordarme de llamar a mis padres!- Pasa una mano por la cara, al darse cuenta del
olvido.
-
Bueno, hoy cenaremos con ellos y Carlitos quedará en
casa de sus abuelos. Así Jeni y yo podremos salir a tomar una copa juntos. ¡Hace
tanto que no lo hacemos!- En su pecho
renace un alegre aleteo de mariposas ante el recuerdo de su esposa.
En
ese instante suena su teléfono móvil, en la pantalla lee “Jeni” y desconecta desde
el “manos libres”
-
Hola, Cielo… ¿Cómo estás? ¡Ya voy camino de casa!
-
¿A qué hora llegarás?
-
Cuenta conmigo para las dos, más o menos. Prepara una
buena comida, ¿sí?
La
alegre carcajada de Jeni restalló en los altavoces del coche.
-
¡Puedes estar seguro! Recogeré a Carlitos en la Escuela Infantil y comeremos
los tres juntos… ¡Un beso! cuídate. Te echo de menos.
-
Y yo a ti Jeni. Cierra los ojos y antes de que puedas
abrirlos estaré ahí, a tu lado. Muaakks…-
El beso resonó a través del micrófono del teléfono- ¡Hasta
pronto!
Apaga
el teléfono desde el volante del coche y su mente queda vagando en la alegre
voz de su esposa. Advierte el cartel en el que se anuncia la desviación a la
carretera Nacional, por obras. Se lamenta entre dientes, esto va a retrasar su
llegada. Pasó la mano por la cabeza y mece el pelo de forma mecánica. Además, piensa…
-
Se está
acumulando una alta densidad de tráfico y el cartel dice que el desvío es por
un espacio de… ¡diez kilómetros!
-
Jeni, Carlitos, mis padres… Los compañeros de la
empresa. La verdad, no puedo quejarme, la vida no me trata mal…- Desvia la mirada hacia el GPS, ya que su voz anuncia
nueva información. Cuando levanta la vista hacia la carretera… lo ve. Avanza
hacia él de forma irremediable.
El
camión viene directo. Implacable. Tensa su cuerpo sobre el volante. En una
fracción de segundo, se prepara para recibir el impacto. Cierra los ojos de
manera instintiva. Miles de imágenes llenan su cabeza. Escucha un crujir metálico.
Luego… el silencio.
El
teléfono suena de manera insistente. Jeni descuelga el aparato con desenfado…
-
Si, ¿dígame?
-
¿Es Vd. familia de Daniel Fernández Urquijo?
-
Si… Soy su esposa. Pero él no se encuentra en casa.
Está a punto de llegar…
-
Señora… Su marido ha tenido un grave accidente…
El
resto de palabras las escucha, cómo en un lejano sueño, del que no desea
despertar...
El teléfono se escurre entre sus dedos.
Un grito desgarrador llena la
vivienda.
El suelo parece desaparecer bajo sus pies.
Una sensación extrema de
mareo anega su cuerpo.
Arrodillada en el suelo se abraza a Carlitos que... con
mirada inocente y gesto temeroso, pregunta…
-
¿Qué ocurre Mami…?
Jp.Torga