martes, 2 de octubre de 2012

Música lisboeta: Fado

"Fado es todo lo que digo/ y todo lo que no puedo decir", cantaba Amália Rodrigues.

 En el fado hay un algo místico y etéreo que atraviesa el alma y dota a la colectividad de unos sentimientos supranacionales. En su configuración no hay que analizar sólo el contenido de las palabras, aunque sean muy importantes; igual de esenciales son la melodía, los tonos, el vibrato (gemido), los gestos, la indumentaria... Todo en el fado canta, llora, ríe; todos los ingredientes expresan celos, añoranza, luto, soledad o esperanza. Su nombre remite de manera irremisible programado por los rígidos deseos de los dioses.


El fado es cadencia, rumor de las olas, amores perdidos y pasiones encontradas... Esta perfecta comunión de letra y música, lenta, armoniosa, nos transporta a la vieja Portugal, dejándonos en los albios, sabor a nostalgia.

 Existen muchas teorías sobre el origen de la canción nacional portuguesa por excelencia. Algunos hablan de las influencias de la música de las antiguas colonias (brasileñas y africanas) en la población interétnica que se estableció en el barro lisboeta de Alfama y de que originalmente "fado" se aplicaba a una forma de baile de raíces africanas con acompañamiento de guitarra (el lundu o lundum, un canto de cosecha congoleño que se hizo popular en Brasil un siglo antes). Otros hablan de las influencias magrebíes o árabes, celtas (por el sonido de la guitarra) o incluso de la música búlgara (por las influencias gitanas). Quién sabe. Lo único que conocemos de seguro es el crisol donde todos esos elementos y algunos otros confluyeron: "que vino del mar y recaló para siempre en Lisboa".
Y desde entonces hasta ahora, sobre todo debido al aislamiento al que ha estado sometido Portugal, el núcleo central del fado ha sufrido pocos cambios. Todavía puede escucharse en Alfama o en el Bairro Alto, en restaurantes, cafés y casas de fado. 

Es éste un género reciente. Comenzó a circular por los barrios pobres de Lisboa en el segundo cuarto del s.XIX. Probablemente es el resultado de una síntesis de géneros musicales y de danzas populares de principios del siglo (el lundum brasileño, la modinha, el fandango...)

Su evolución se puede dividir en las siguientes etapas:

Popular y espontánea (1830-1868/69). Caracterizada por una relación sólida entre éste y la prostitución y la marginalidad en los barrios viejos de Lisboa.
Aristocrática y literaria (1868/69- 1890). El fado asciende a los salones de la burguesía lisboeta. Se reconoce como género.
La tercera etapa (1890-1920) es la de la diversificación: tanto social como por su transmisión. Se integra en el teatro de revista.
La cuarta (iniciada en 1930) viene marcada por la profesionalización, deja de ser una mera expresión del folclore para ser expresión artística. Se elimina la improvisación y las innovaciones en los textos. Este período coincide con la censura del Estado Novo totalitario que obligó a los artistas a obtener una especie de permiso para poder ejercer. Se crearon las casas típicas para veladas de fado. Esta época también es la de la radio, la de las grabaciones y películas que contribuyeron a la difusión del género.

Después de la Revolución de los Claveles el fado sufrió un ligero frenazo en su actividad, debido a su “compromiso” con el régimen, pero logró recuperarse.

Desde los ochenta está totalmente reestablecido y hoy hay una nueva generación de fadistas y guitarristas tanto en escenarios como en grabaciones.

La música y la letra
Las palabras son la esencia del fado. Las letras, simples cuartetas o poemas de diez versos, poesía culta o versos improvisados, cuenta historias, evoca escenas, caracteriza personajes, expresa sentimientos. En el fado la letra y la melodía transforman la emoción en música: pasión, celos, pena...

Los instrumentos y los instrumentistas
En el grupo que acompaña al fadista hay una guitarra portuguesa y una clásica obligatoriamente. A éstas se puede añadir una segunda guitarra portuguesa que acompañaría a la primera realizando un contrapunto melódico y aportando una base armónica (lo mismo que haría la 1º de no existir esta segunda). Lo ideal es que las dos guitarras desarrollen un entramado melódico complementándose. También se puede añadir un bajo, muy utilizado en grabaciones. La guitarra y el bajo proporcionan un ritmo regular que ofrece al
fadista y al guitarrista 1º un marco para la improvisación.
La guitarra portuguesa es un tipo de sistro con la caja piriforme, seis cuerdas dobles metálicas y diecisiete trastes correspondientes a tres octavas y media. El mástil termina en un clavijero plano en abanico, que tiene clavijas de tornillo. Se toca con el pulgar y el índice con plectro.
Los instrumentistas del fado son tradicionalmente hombres. El primer guitarrista es considerado como un segundo solista. Es el director del conjunto musical.

El fadista y el repertorio
Es habitual ver cantando fado tanto a hombres como a mujeres, aunque quizá sean estas últimas las de mayor importancia en la historia (desde A Severa hasta Amalia Rodrígues). La fadista está de pie, con los ojos cerrados, vestido de negro y, si es mujer, chal y la cabeza hacia atrás, cuando las guitarras comienzan a tocar... Esta podría ser una escena actual de cualquier fadista pero en el XIX cuando la marginalidad y el fado iban de la mano, los fadistas utilizaban frecuentemente tatuajes como anclas, corazones, barcos, guitarras, flores, animales...
Canta a sus amores, a su ciudad, a las miserias de la vida, critica la sociedad, los políticos. Habla muchas veces de las corridas de toros, de los caballos, de tiempos pasados y personas fallecidas, y habla, casi siempre, de saudade.
El fadista es la figura central y con su voz, con su cara, con su cuerpo (códigos culturales) construye relatos y da vida a personajes.
Entre el cantante y los músicos tiene que existir una compenetración total por eso los grandes escogen a sus instrumentistas. El fadista escoge el repertorio y el tono más apropiado a su tesitura. Cada uno deja su sello personal gracias a las improvisaciones, lo que en la jerga del fado se llama stilar. A los más famosos por estas improvisaciones se les llama estilistas.
Como el blues, el fado expresa nostalgia y tristeza. Literalmente significa “destino”, término aplicado tanto a una canción como al género musical en sí. Debe mucho a la famosa saudade portuguesa, esa especie de nostalgia por lo que se ha perdido o por lo que nunca se llego a tener.
Amalia Rodríguez ha sido el mejor exponente del fado durante mas de 50 años. Pero actualmente existe una magnifica muestra de una nueva generación de fadistas como Mafalda Arnauth, Cristina Branco o Mariza Brandao.
A esta radiante fadista la llaman “la Eminen del fado” por su llamativa cabellera rapada al dos y teñida de rubio. Mariza, que aprendió a cantar antes que a leer, ya ha vendido 300 mil ejemplares de su primer disco.
En cuanto al repertorio, los fados se clasifican en dos grupos: fado castiço y fado cançâo.
El fado castiço o fado fado, fado clásico o fado tradicional, es el más antiguo y más auténtico. A este grupo pertenecen tres fados anónimos y los fados de tipo: fado corrido, fado mouraia y fado menor. Estas tres clases tienen esquemas rítmicos y armónicos fijos y diversos esquemas de acompañamiento que consisten en un motivo melódico repetido. Los textos siguen estructuras como la cuarteta o la estrofa de cinco, seis y diez versos. Los fados corrido y mouraria, en modo mayor, son rápidos y con esquemas similares.
El fado cançâo tiene una estructura en la que alternar copla y estribillo tanto en la letra como en la música. La estructura armónica es más compleja que en el castiço. En este tipo hay menos improvisación vocal pero el acompañamiento si puede desarrollarse.

Estructura general del fado
Casi todos los fados comienzan con un preludio instrumental que da el tempo y la tonalidad de acuerdo a la tesitura del fadista. En el siglo XIX y principios del XX la mayoría se tocaban en Re pues los instrumentistas no eran capaces de transportas a otra tonalidad. Hoy en día, pueden hacerlo a casi todas las tonalidades. Puede introducir la melodía principal.
Parte principal
La voz canta una o más coplas o copla y estribillo. En los silencios o transiciones entre versos y estrofas, la 1º guitarra toca contracantos o melodías / motivos breves.


 Maria Celeste Rebordão Rodrigues (Fundão, 1923) es la última superviviente de la época dorada del fado. Hermana de la gran fadista Amália Rodrigues, canta cada noche de domingo en una casa de fados del histórico barrio lisboeta de Alfama, en cuyo interior responde a esta entrevista. Con 59 discos publicados desde su estreno en 1950, Celeste Rodrigues se prepara para cruzar el charco y debutar el próximo 24 de enero en el teatro Carnegie Hall de Nueva York.


"El fado no tiene color político, es el suspiro de un pueblo"

Entrevista a Celeste Rodrigues, la última superviviente de la época dorada del fado



El fado ya es Patrimonio de la Humanidad. ¿Lo esperaba?
Nunca imaginé que fuera a llegar este reconocimiento porque ni sabía que existía eso de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pero es un galardón muy merecido. Sólo hay que ver a gente de todo el mundo aprendiendo portugués para poder entender los fados. Esta música ha hecho tanto por nuestro idioma como la poesía de Camões, como por el español hicieron Machado o Lorca.
Su hermana Amália ya no está. ¿Qué pensaría ella?
Estaría tan contenta como yo, porque durante muchos años ella reclamó un trato de justicia para el fado. Amália tomó contacto con el fado en las calles de Lisboa, donde escuchaba a los cantantes con sus historias del pueblo. La calle y la noche son las verdaderas escuelas del fado, porque esta música no se aprende, se siente. Puedes aprender la música y las letras, pero el fado no se enseña ni se aprende, el fado se vive. Y la vida es la única escuela del fado.
¿Ha cambiado mucho el fado en estos dos siglos?
Apenas en estilo, porque el fado sale del alma de cada intérprete, el fado es la sensibilidad del cantante y del guitarrista.
¿El fado es a Portugal lo que el flamenco a España y el tango a Argentina?
El fado y el flamenco demuestran que los dos pueblos se parecen mucho, aunque ustedes son más alegres, más extrovertidos, y los portugueses somos más melancólicos, quizá porque estamos cerca del mar. Somos los últimos de Europa y apenas tenemos el mar como vecino. Para el portugués, la vida es un fado: amor, celos, mar, cielo es un cante jondo que sale del interior del alma, como el flamenco que escuchaba cuando Amália y yo íbamos de vacaciones a Badajoz o Balears. En Mallorca, una noche estuvimos escuchando flamenco hasta que amaneció y otras veces pasábamos días enteros junto a Porrina de Badajoz y Manolo Caracol, dos grandes cantaores que fueron buenos amigos.
Como el flamenco en España, el fado también sufrió por ser visto como la música de la dictadura
Así fue, por desgracia, pero el fado no es político, el fado pertenece al pueblo. Es como un suspiro, el suspiro de todo un pueblo y no tiene colores políticos.
¿Y qué futuro le espera al fado?
No sé, ya tengo poco tiempo para saberlo, pero creo que no cambiará por un premio. El fado tiene el valor de siempre y las generaciones nuevas son el reflejo de su futuro. Tenemos buenas voces que siguen con el trabajo diario para mejorar nuestra música. Ese es nuestro mejor patrimonio.
¿Qué consejos daría a los jóvenes que cantan fado?
Ninguno. ¿Quién soy yo para dar consejos? Puedo hablar de mi experiencia, pero el único consejo es que mantengan la humildad y la autenticidad. Y que tengan paciencia para mejorar cada día, porque nadie canta con 20 años como se hace con más edad. Las experiencias de la vida son las que permiten entender mejor lo que estás cantando, es entonces cuando entiendes bien lo que el poeta ha escrito en las canciones. Yo he tenido la enorme fortuna de dedicarme a lo que más me ha gustado en la vida, cantar fados, pero cuando llego a casa me olvido de los aplausos del público, porque si no sufriría mucho.
Tiene 88 años y canta cada semana ¿Me puede confiar su secreto?
No bebo, ya no fumo y vivo tranquila con mis dos hijas, cuatro nietos y cuatro bisnietos. Por eso digo que soy rica. Y quien canta fado no tiene estrés porque toda la tensión sale fuera cuando una canta, así que el corazón no sufre de más.



Llena de penas
Llena de penas me acuesto
Y con más penas
Y con más penas me levanto
En mi pecho
Ya me quedó en mi pecho
Esta manera
Esta manera de querer tanto

Desespero
Tengo por mi desespero
Dentro de mí
Dentro de mí el castigo
Yo no te quiero
Yo digo que no te quiero
Y por la noche
Por la noche sueño contigo

Si considero
Que un día voy a morir
En la desesperación
Que tengo de no verte
Extiendo mi chal
Extiendo mi manto en el suelo
Extiendo mi chal
Y me dejo dormir

Si yo supiera
Si yo supiera que muriendo
Tú me habías
Tú me habías de llorar
Por una lágrima
Por una lágirma tuya
Qué alegría
Me dejaría matar






Fui a Bailar en mi barco
Mas allá del cruel mar
Y el mar rugiendo
dice que fui a robar
la luz sin par
de tu mirada tan linda

Vete a saber si el mar tendrá razón
ven aqui a ver bailar a mi corazón

Si bailase en mi barco
no iré al cruel mar
y no le diré a donde fui a cantar
reir, bailar, vivir, sońar contigo ...

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