Una inquietud mueve las fontanelas de la Tierra. Una conversación que se acaba está abocada, irremediablemente, al estertor de los monólogos. A todo lo que dice, imperturbable, su vacío. Parto en la multiplicidad, voces imaginarias que suplen al que espera. ¿Vivimos en aquello que nombramos tan sólo los cobardes? Hablar tanto, ¿por qué, si no es para no equivocarme? Y dejar de decir lo que quiero decir: mira, si no, lo bien que les funciona a las estatuas.
"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
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miércoles, 10 de diciembre de 2014
Amanece, Luis MIguel
Es un placer, un privilegio para mí
Buscar la luz en el fulgor de tu mirar
Es despertar con el amor
Mirar que el sol en tu cabello se anidó
Y la alborada en tu sonrisa se escondió
Ver que mi verso tiene un ritmo y un color
Es un placer
Amanecer con la importancia de saber
Que soy de ti, que pertenezco sólo a ti
Que nunca más mis sueños fríos sentirán
Es ya tener un porvenir
Amanecer
Y ver que tengo junto a mí
Lo que hace tanto, tanto tiempo pretendí
Es un placer, un privilegio para mí
Es un placer, un privilegio para mí
La cantora del desierto
Un equipo de egiptólogos españoles dirigido por Francisco Martín Valentín ha encontrado el ataúd de una cantora-sacerdotisa de 3.000 años de antigüedad, en una zona de Tebas, cerca del templo de Hatshepsut.
El sarcófago se hallaba en la vecindad de la capilla de quien fuera el gobernador de la región, Amenhotep III (1387-1348 a.C.). Fabricado en madera y yeso, el ataúd, mide 181 centímetros de largo, 50 de ancho y 48 de alto. En los laterales se pueden ver coloridas representaciones de Isis, Osiris, Neftis y de los cuatro hijos de Horus: Kebehsenuf, Imset, Duamutef y Hapi.
Su estado de conservación era extraordinariamente bueno ya que se halló sepultada bajo seis metros de restos. Se puede observar sus facciones talladas a la perfección, una peluca negra, corona de flores y un collar. Solo tiene un poco dañada la nariz, pero, a juicio de Martin Valentín: “es un rostro hermoso. Quien trabajó el sarcófago era gente de nivel”.
Aún no se sabe el nombre de su ocupante, pero sí que tañía el sistro (un instrumento de percusión) y danzaba en templos y procesiones rindiendo culto a Amón-Ra. La importancia de este hallazgo no solo reside en la belleza de las tallas sino en la rareza. Son muy pocos los sarcófagos de esta época. Su apertura, programa para final de esta semana, podrá arrojar luz sobre las costumbres de una época poco conocida, la de las dinastías XX y XXI (entre el 1000 y el 900 a.C.).
Fuente:
http://www.quo.es/
El primer gif de la historia
Fuente.
Juan Scaliter para http://la-ciencibilidad.blogs.quo.es/