El albinismo es un fenómeno natural muy interesante del que mucho se ha hablado y escrito. Existen hermosos ejemplos en la naturaleza de animales albinos de diversas clases y, si bien es un carácter que se manifiesta en un bajísimo porcentaje de la población mundial, lo cierto es que no es demasiado raro encontrarse también con personas albinas en nuestro entorno.
Pero… ¿qué ocurre en el mundo de las plantas? ¿Pueden existir plantas albinas? A estas y otras interesantísimas interrogantes daremos respuesta a continuación.
El fenómeno del albinismo
El albinismo tal como lo conocemos y definimos en el mundo de los animales, se produce como consecuencia de una mutación en la que se suprime del código genético la información necesaria para la producción de pigmentos en la piel, principalmente la melanina. El ser una mutación de carácter recesivo, pueden haber personas que porten este gen mutado sin que manifiesten el albinismo físicamente, pero que son capaces de transmitirlo a sus hijos, quienes si casualmente reciben la mutación de ambos padres, manifestarán el carácter. Como imaginarás, las probabilidades de que esto ocurra son bajas, lo que explica en gran medida la baja incidencia del mismo.
Ahora bien, aunque se sabe que en los animales el albinismo puede producir ciertos trastornos, principalmente relacionados con el efecto dañino de las radiaciones solares sobre la piel, lo cierto es que un animal albino no está por lo general condenado a muerte ni crea un estado de dependencia para vivir. Sin embargo, en las plantas, donde también se da este fenómeno, no ocurre así.
El albinismo en las plantas
El albinismo en las plantas es un fenómeno muchísimo más raro que en el mundo animal, razón por la cual casi nadie ha escuchado hablar de ello en su vida ni ha visto una planta albina. En estos organismos el albinismo se manifiesta como la imposibilidad de la planta de producir su principal pigmento fotosintético, la clorofila.
Para dichos organismos esto es sumamente grave, puesto que impide la realización de la fotosíntesis, lo cual quiere decir que la planta es incapaz de transformar la energía luminosa del sol en energía química y así alimentarse, lo cual la condena a una muerte segura. Esto explica la extremadamente baja incidencia del albinismo vegetal. Sin embargo, existe un ejemplo en el que las plantas albinas pueden vivir decenas de años empleando para ello una estrategia de dependencia absoluta.
El singular caso de las secuoyas albinas
La primera secuoya albina de la que se tienen reportes fue descubierta en 1890 en California. Hoy en día se conocen apenas unos 25 ejemplares de los cuales ocho (la mayor concentración del mundo) se encuentran en el Parque Estatal Henry Cowell, en el mismo estado norteamericano. Las hojas de estos individuos son absolutamente blancas y por la noche, según los que las han podido ver, brillan de manera tenue bajo la luz de la luna produciendo una visión bastante inusual, por lo que algunos las han apodado como las secuoyas fantasmas. Los científicos han determinado que la edad de algunos de estos individuos supera en ocasiones el siglo de existencia, lo cual es asombroso teniendo en cuenta su incapacidad para fotosintetizar. Entonces… ¿Cómo sobreviven?
La ciencia ha descubierto que estos árboles pueden sobrevivir solamente de una forma:comportándose como verdaderos vampiros que chupan la savia del árbol que les dio origen a través de sus raíces, adquiriendo de esta manera el preciado líquido cargado de la energía que necesitan para vivir. Esta dependencia al parecer no afecta demasiado al árbol progenitor, aunque se ha visto que en épocas desfavorables, la “ayuda” a la planta hija disminuye y esta rápidamente muestra signos de deterioro que dejarán de existir al volver el buen tiempo a la región.
Fuente:
http://www.ojocientifico.com