Basta con estar expuesto a bajas temperaturas para que comencemos a tiritar, a veces de manera descontrolada. Con castañeteo de dientes incluido.
Y sin poder hacer nada por evitarlo… mas que entrar en calor, por supuesto.
¿Y por qué se desencadena este proceso involuntario?
La razón es bastante sencilla y lógica: es uno de los increíbles mecanismos de nuestro cuerpo para mantener el calor y avisarnos que, tal vez, estamos demasiado desabrigados.
Nuestro cuerpo necesita tener una correcta temperatura para funcionar bien, siendo 36,9 °C la temperatura ideal del cuerpo. El centro de todos los procesos en el cuerpo humano es el cerebro y, como no podía ser de otra manera, es el encargado también de prevenir la hipotermia, vigilando que nuestra temperatura se mantenga.
Si la piel comienza a enfriarse, las señales de sus receptores son enviadas al cerebro, para que este se encargue de subir y mantener la temperatura corporal. Para eso, toma una serie de medidas, entre ellas, tiritar.
Tiritar es una función homeostática de nuestro cuerpo, eso quiere decir que no necesitamos controlarla conscientemente para poder realizarla -por ejemplo, otras funciones homeostáticas son respirar o que el corazón lata-.
Cuando tiritamos, los músculos se contraen y expanden de una forma muy rápida. Además, la mandíbula también se comienza a mover frenéticamente, lo que conocemos como el castañeteo de dientes. Son estos espasmos los que nos producen calor, aumentando de esta manera la temperatura corporal.
Debemos tener en cuenta que estos espasmos involuntarios consumen gran cantidad de energía para mantener el calor en el cuerpo y los órganos vitales, por lo que una correcta alimentación durante el invierno nos brindará las calorías necesarias para mantener nuestro cuerpo en la temperatura ideal.
Otras razones por las que tiritamos
Determinados medicamentos o la anestesia pueden hacernos tiritar, ya que afectan la capacidad del cuerpo de regular bien nuestra temperatura. Este es un efecto secundario que debería finalizar tras una hora de la ingesta del químico.
También con fiebre podemos temblar, aunque resulte extraño. Por más que la temperatura corporal sea elevada, el “punto de ajuste” de la temperatura del cuerpo se ha elevado, por lo que tiritamos para llegar a ese nivel, aunque sea incorrecto.
Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa con un montón de mecanismos que nos permiten no correr riesgos y mantener nuestra salud. Tiritar significa que estamos demasiado expuestos al frío; pero también tenemos que tener en cuenta que a medida que cumplimos años nuestro sistemas sensoriales disminuyen su capacidad para identificar los cambios de temperatura, por lo que debemos llevar a cabo cuidados extras.
Tiritar es, pues, un movimiento involuntario y convulsivo consistente en la contracción y el relajamiento repetitivo de miles de pequeñas fibras musculares a lo largo de todo nuestro cuerpo, con la finalidad de generar calor aumentando el ritmo metabólico hasta restablecer el equilibrio térmico.
Nota: Si nuestra temperatura desciende a los 32º C sufrimos amnesia; a los 27º C perdemos el conocimiento y a los 21º C nos morimos. Para conseguir mantener la temperatura óptima, invertimos el 75% de la energía que generamos.
Nota: Cuando hace mucho frío nuestro organismo limita el calor a la zona interna del cuerpo vasoconstriñendo los vasos sanguíneos de las extremidades. Así, la sangre no pierde calor al pasar por zonas muy cercanas a la superficie. Debido a ello nuestras manos y pies se enfrían antes cuando hace frío y es lo primero que se congela en una situación de frío extremo.
Fuente:
http://www.ojocientifico.com
http://www.sabercurioso.es