lunes, 17 de junio de 2013

Un lugar llamado aquí (fragmentos), Cecilia Ahern


A veces, las personas desaparecen delante de nuestros propios ojos. a veces, las personas te descubren de repente, aunque te hayan estado mirando todo el tiempo. A veces, nos perdemos de vista a nosotros mismos cuando no prestamos suficiente atención. (...)
Todos nos perdemos en alguna ocasión, sea por decisión propia oo debido a fuerzas que escapan a nuestro control. Cuando descubrimos lo que nuestra alma necesita aprender, el camino de vuelta se presenta por sí mismo. A veces vemos la salida, pero seguimos avanzando y ahondando a pesar de nosotros mismos: el miedo, la rabia y la tristeza nos impiden regresar. A veces preferimos permanecer perdidos y errantes, ya que suele resultar más fácil. Otras veces hallamos la salida. pero, pase lo que pase, siempre nos acaban encontrando.

 
Existe una línea muy fina entre el amor y el odio. El amor libera el alma, pero en el esfuerzo la puede asfixiar. Yo caminaba por esa cuerda floja con toda la gracia ; la cabeza me pesaba hacia el lado del odio, el corazón me equilibraba hacia el lado del amor. Era un trayecto inestable y me solía caer, a veces durante largos períodos de tiempo, pero nunca me demoraba demasiado.



Tu mirada, Walt Whitman




Me miraste a los ojos, penetrando,
en lo más profundo de mi alma.
El cristal azul de tus pupilas,
me mostraba, mi imagen reflejada.

Me miraste y pediste temblorosa
que un te amo, saliera de mis labios,
pero ellos ya no tienen más palabras
pues los golpes de la vida los han cerrado.

Me miraste y tu pelo se erizaba,
y una gota redonda en tu pupila
que brotó, de un corazón roto
y cayó recorriendo tu mejilla.

Me miraste y tu rostro empapado
me exigía una palabra, una respuesta,
y mentí diciéndote te amo
por ganar de tu cara una sonrisa.






Lo echamos a suertes, Ella baila sola

Porque ya no me baila un gusano en la tripa
Cuando suena el telefono y escucho su voz
¿Por que no me arregle para la ultima cita?
Y no use su perfume ni me puse tacón

Sera que la rutina ha sido maas maas fuerte
se han ido la ilusion y las ganas de verte
pero me cuesta tanto decirlo a a la a cara
Aguanto un poco mas o lo echamos a suertes
Lo echamos a suertes...

Porque ya no es mi tipo, porque no es lo de siempre
Cuando quedamos juntos y nos vamos a un bar
porque ahora necesito, estar con mucha gente
Y cuando estamos solos no le quiero besar

Sera que nuestra vida ya no es diifeerente
Hacemos todo igual que el resto de la gente
pero me cuesta tanto decirlo a a la a cara
aguanto un poco mas y lo echamos a suertes
Lo echamos a suertes...

Sera que la rutina ha sido maas maas fuerte
se han ido la ilusion y las ganas de verte
pero me cuesta tanto decirlo a a la a cara
Aguanto un poco mas o lo echamos a suertes

Sera que nuestra vida ya no es diifeerente
Hacemos todo igual que el resto de la gente
pero me cuesta tanto decirlo a a la a cara
agunato un poco mas y lo echamos a suertes
Lo echamos a suertes



¿Por qué el Tetris 'absorbe' nuestro cerebro?


  • El psicólogo Tom Stafford analiza las causas por las que el juego es tan adictivo.
  • El videojuego aprovecha la manía de nuestro cerebro por el orden.



Desde su creación en 1984 por el científico soviético Alekséi Pázhitnov, se han vendido más de 100 millones de copias de Tetris en todo el mundo y es considerado por algunos el mejor videojuego de todos los tiempos. Los efectos que produce sobre el cerebro han sido estudiados desde muchos puntos de vista, desde la forma en que se acomoda el rendimiento cerebral a medida que se aprende, hasta dar su nombre a un efecto psicológico. El conocido como "efecto Tetris", por el que  la mente del usuario continúa colocando las piezas durante el sueño, se ha utilizado incluso para mejorar la situación de las víctimas de estrés post-traumático, pero ¿dónde está el secreto de su éxito?
El psicólogo Tom Stafford, conocido por su web 'Mind Hacks', analiza en un artículo para BBC cuáles son las circunstancias que hacen de Tetris un juego irresistible para nuestro cerebro. En su opinión, el factor más importante es que Tetris "toma ventaja del placer básico que experimenta nuestra mente cuando ordena cosas, y lo utiliza contra nosotros".
Cuando lanza incansablemente fichas desde el cielo para que las coloquemos, lo que está haciendo el videojuego es crear infinitas tareas sin acabar que captan irremisiblemente nuestra atención. Cada acción del juego, explica el psicólogo, nos permite resolver una parte del puzle, llenando fila tras fila para que vayan desapareciendo, pero sigue generando nuevos problemas que nos pueden llevar horas. "La misma satisfacción que produce rascarse", asegura Stafford.
Otros videojuegos explotan la misma tendencia humana a ordenar cosas, como en el caso del billar, pero solo Tetris convierte esta labor en interminable y parcial. En los años 30 el psicólogo ruso Bluma Zeigarnik reparó por primera vez en este fenómeno al fijarse en las costumbres de un grupo de camareros de un concurrido café: eran capaces de retener hasta 12 peticiones distintas con todo detalle, pero una vez que lo habían servido lo borraban para siempre de su cabeza.
Este fenómeno, bautizado en los libros de texto como el efecto Zeigarnik, es el mismo que se produce, según Stafford, en los concursos de televisión. Uno puede no tener el menor interés sobre en qué año se fundó la BBC, pero una vez que se formula la pregunta resulta extrañamente irritante no saber la respuesta y la cuestión permanece clavada en nuestra mente hasta resolverla.
Lo que ocurre con el videojuego Tetris es que explota este fenómeno de una manera continua. Cada uno de los bloques que cae del cielo son al mismo tiempo un problema y una potencial solución, y nuestro cerebro tiene escasos segundos para decidir qué cinco teclas de los controles debe tocar para arreglarlo. Una posible explicación para el efecto Zeigarnik, razona Stafford, es que la mente está organizada para perseguir metas. Una vez que conseguidas, nuestra mente fija la atención en otro problema. Como si fuera un parásito cerebral, Tetris coloca un problema tras otro y nos hace caer en la trampa por el extraño placer que produce poner orden, aunque sepamos que el objetivo del juego no conduce a ninguna parte.


Fuente:
http://noticias.lainformacion.com

Nuestra parte anfibia: por qué se regeneran las puntas de los dedos

Sabías que:

  • Las puntas de los dedos se pueden regenerar tras una amputación.
  • Científicos descubren la relación con las células troncales de las uñas.

 El cirujano ortopédico Christopher Allan recibe en su consulta el caso de una niña de 8 años que ha perdido la última falange de su dedo corazón tras pillarse con una bicicleta.  "La niña", relata Allan a la cadena NPR. "volvió con el trozo de dedo perdido en una bolsita y el nuevo dedo en su mano. Era mucho mejor que cualquier cosa que yo le hubiera podido ofrecer con un injerto o una cirugía".
Cuando una salamandra pierde una pata, al cabo de un tiempo su cuerpo genera otra. Los mamíferos somos menos afortunados, pero en ocasiones podemos regenerar las puntas de los dedos siempre que se conserve parte de la uña. Aunque se pierde la huella dactilar, y el trozo regenerado tiene un aspecto extraño, el hueso, la carne y la uña vuelven a crecer hasta recuperar parte de la forma original, especialmente en el caso de los niños.
Un grupo de científicos de la Universidad de Nueva York acaba de comprobar el papel de las células troncales de las uñas en este proceso. En una serie de experimentos con ratones,  el equipo de Mayumi Ito ha identificado un grupo de células debajo de la base de la uña que coordinan la restauración de este tejido. Cuando la parte extrema del dedo de un ratón es amputado, las células de las uñas activan la regeneración a través de una señal que llega a huesos y terminaciones nerviosas.
El proceso, explican en Nature, tiene efectos limitados en comparación con la regeneración de los anfibios, pero comparten características como las moléculas que están implicadas y las conexiones que intervienen. "Me quedé sorprendido con los parecidos", explica Ito. "Esto sugiere que retenemos parcialmente los mecanismos que actúan en los anfibios".

Sin embargo, todo este proceso se pierde si el dedo queda amputado demasiado atrás y la parte epitelial de la uña no se conserva. En tal caso, la proteína que activa el proceso no se pone en marcha ni los nervios que deben crecer comienzan su trabajo.
Algunos especialistas, como el biólogo molecular  Ken Muneoka, de la Universidad de Nueva Orleans, se muestran muy optimistas sobre la investigación y creen que podría servir para aprender a regenerar otros tejidos humanos en un futuro no muy lejano. Otros son más conservadores y creen que estamos todavía lejos de aplicar las soluciones que aplican los anfibios.


Fuente:
http://noticias.lainformacion.com