"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
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viernes, 10 de mayo de 2013
Gramática: ¿Por qué usar la palabra «tuiteros» y no «twitteros»?
La Fundación del Español Urgente recomienda las formas españolas
tuitero/a, tuitear, tuiteo y retuiteo para las actividades relacionadas
con la red social Twitter.
En inglés, el verbo que se emplea para la acción de escribir un texto en Twitter es to tweet, y para reenviar lo que ha publicado otra persona, to retweet; ambas formas pueden adaptarse al español como tuitear y retuitear.
Para el mensaje enviado o reenviado (en inglés tweet y retweet), son adecuados los términos tuiteo y retuiteo, sobre el modelo de otros verbos y sustantivos de nuestra lengua que proceden del inglés: to reset, 'resetear y 'reseteo'; to scan, 'escanear' y 'escaneo'; to check, 'chequear' y 'chequeo', etc.
Sin embargo, en este caso el uso ha consolidado la adaptación fonética tuit (retuit), plural tuits (retuits).
El verbo tuitear significa 'mandar un mensaje a través de Twitter', por lo que resultan redundantes frases como «Yo tuiteo un tuiteo» o «Yo tuiteo un tuit»; bastaría con decir «Yo tuiteo».
Por último, Twitter, como nombre propio de la red social, debe escribirse así, con mayúscula inicial, w y doble t, ya que es una marca registrada.
En inglés, el verbo que se emplea para la acción de escribir un texto en Twitter es to tweet, y para reenviar lo que ha publicado otra persona, to retweet; ambas formas pueden adaptarse al español como tuitear y retuitear.
Para el mensaje enviado o reenviado (en inglés tweet y retweet), son adecuados los términos tuiteo y retuiteo, sobre el modelo de otros verbos y sustantivos de nuestra lengua que proceden del inglés: to reset, 'resetear y 'reseteo'; to scan, 'escanear' y 'escaneo'; to check, 'chequear' y 'chequeo', etc.
Sin embargo, en este caso el uso ha consolidado la adaptación fonética tuit (retuit), plural tuits (retuits).
El verbo tuitear significa 'mandar un mensaje a través de Twitter', por lo que resultan redundantes frases como «Yo tuiteo un tuiteo» o «Yo tuiteo un tuit»; bastaría con decir «Yo tuiteo».
Por último, Twitter, como nombre propio de la red social, debe escribirse así, con mayúscula inicial, w y doble t, ya que es una marca registrada.
Margarita, Riccardo Cocciante
Yo no puedo estar parado con las manos tan vacías,
tantas cosas debo hacer antes que venga el alba,
y si ella está durmiendo, yo no puedo descansar,
haré de forma que al despertar no me pueda ya olvidar.
Y para que esta larga noche ya no sea más oscura,
hazte grande luz de luna y llena el cielo entero,
para que pueda volver aquí su sonrisa una hora,
brilla el sol por la mañana como nunca hiciste antes.
Y para hacerle cantar la canción que aprendió,
yo le construiré un silencio que jamás nadie escuchó,
despertaré a los amantes, hablaré horas y horas,
abracémonos más fuerte porque ella ama el amor.
Y corramos por las calles y bailemos con la gente,
porque ella quiere alegría, porque ella odia el rencor,
y con cubos de pintura pintaremos las paredes,
casas, calles y palacios porque ella ama el color.
Recojamos muchas flores que nos de la primavera,
construyamos una cama para amarnos si anochece
y subamos hasta el cielo y cojamos una estrella
porque Margarita es buena, porque Margarita es bella.
Porque Margarita es dulce, porque Margarita vive,
porque Margarita ama y lo hace una noche entera,
porque Margarita es un sueño, porque Margarita es el sol,
porque Margarita es el viento y no sabe que puede herirte.
Porque Margarita es todo y ella es mi locura,
Margarita es Margarita,
Margarita ahora es mía,
¡Margarita es mía!.
El leñador tenaz, Jorge Bucay
Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera.
El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que
el leñador se propuso hacer un buen papel.
El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque.
El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar.
En un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito -le dijo el capataz-. Sigue así.
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a
mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó
bien temprano.
A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque.
A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
«Debo estar cansado», pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.
Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo
que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando
hasta los límites del desfallecimiento.
El capataz le preguntó: «¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?».
-¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles.
La caja de Pandora, mito o leyenda...
La frase se suele utilizar como "abrir la caja de Pandora", y se usa cuando queremos significar que alguno de los actos que realizamos en la vida nos van a traer nuevos males o nuevas desgracias.
La historia de Pandora y su famosa caja hay que enmarcarla dentro del mito de Prometeo, aquel que robó el fuego a los dioses para entregarselo a los hombres, según nos cuenta la mitologia griega.
Es pues la historia de Pandora una venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego.
Como suele ocurrrir con la mitologia, sobre una misma historia hay varias versiones a cual mas afortunada: nosotros seguiremos a Gustav Schwab para explicar la historia aun a sabiendas de que no es la versión mas extendida.
La historia pues, dice asi:
Por orden de Zeus padre de los dioses, Hefesto dios del fuego, famoso
por sus habilidades, formó la estatua de una hermosa doncella. La propia
Atenea que, celosa de Prometeo, habíase trocado en su enemiga, echó
sobre la imagen una vestidura blanca y reluciente, aplicóle sobre el
rostro un velo que la virgen mantenía separado con las manos, coronóla
de frescas flores y le ciñó el talle con un cinturón de oro, adornada
maravillosamente con policromas figuras de animales. Hermes, el
mensajero de los dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y
Afrodita le daría todo su encanto amoroso.
De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había entregado a la doncella algún nefasto obsequio para los hombres.
Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmarón ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olimpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres; debía de rechazarlo inmediatamente.
Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a la hermosa doncella y no se dió cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, y exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una gran caja provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volarón del recipiente innumerables males que se desparramarón por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la caja habia un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del Padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el arca.
Entretanto la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su paso.
La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen; todos los males del mundo se habian extendido por la tierra y sólo la esperanza quedó oculta en el fondo del arca.
De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había entregado a la doncella algún nefasto obsequio para los hombres.
Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmarón ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olimpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres; debía de rechazarlo inmediatamente.
Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a la hermosa doncella y no se dió cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, y exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una gran caja provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volarón del recipiente innumerables males que se desparramarón por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la caja habia un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del Padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el arca.
Entretanto la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su paso.
La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen; todos los males del mundo se habian extendido por la tierra y sólo la esperanza quedó oculta en el fondo del arca.
El mito de Pandora ha sido ampliamente tratado en la
pintura y en la literatura con Hesiodo. Aparece en la decoración de
algunas vasijas en el arte griego. En el museo del Louvre se conserva un
bello lienzo “Eva prima Pandora” de Jean Cousin el Viejo. del siglo XVI. Pero
será entre los pintores academicistas primero y entre los simbolistas y
prerrafaelitas de la segunda mitad del S. XIX cuando el tema alcanzará
mayor profusión. En el Lady Lever Art Gallery de Liverpool se expone
otro sugestivo cuadro de “Pandora” pintado por Dante G. Rossetti.
También se interesó por este tema Odilon Redon.
Para Claude Lévi-Strauss “el mito es una
clase de relato, caracterizada normalmente por tratar temas fabulosos o
ficticios sobre dioses y héroes de un pasado remoto, cuya temporalidad
es radicalmente distinta a la de la historia”.
La Teogonía de Hesiodo |
HESÍODO
El mito de Pandora se recoge en diversas fuentes literarias antiguas, siendo las
de Hesíodo en sus obras “Teogonías” y “Trabajos y días”, de las más influyentes en la historia mitológica griega.
Hesíodo ofrece, por un lado, en su Teogonía (‘Origen de los dioses’)
el relato más completo de los primeros mitos griegos, tratando la
creación del mundo, el origen de los dioses, los Titanes y los Gigantes,
incluyendo relatos populares y diversos mitos. Por otro lado, en Trabajos y días, se presentan los mitos de Prometeo, Pandora y las cuatro edades.
El mito, referido por Hesíodo en sus obras Teogonía y Trabajos y días,
es para algunos la forma de justificar desde el pensamiento religioso
las fuerzas oscuras que asolan a los hombres, es una muestra de
misoginia cultural que arrastrarán prácticamente todas las religiones,
así Pandora resulta un símbolo que se judaíza y luego se cristianiza en
la figura de Eva.
EL MITO DE PANDORA
Hay varias versiones del mito, una de las comunes es la que relata
que el padre de los dioses, indignado por el engaño de Prometeo (el que
prevee), que había creado a los mortales y robado el fuego del Olimpo,
temeroso del poder que estaban adquiriendo los hombres, decide
castigarlos. Piensa en una figura de mujer a imagen de las diosas, cuya
creación encarga a Hefesto.
Afrodita le da su belleza y encantos, Atenea un hermoso vestido para
cubrirse , Hermes pone en su corazón la maldad y la falacia, Zeus le
insufla vida y le entrega una caja cerrada que contiene todos los males y
miserias, con los que piensa vengarse de los hombres. Y envía a
Pandora, como regalo a Epimeteo, hermano de Prometeo, a quien éste le
había hecho prometer que no aceptaría ningún regalo de Zeus.<pero
Epimeteo, deslumbrado por la belleza de Pandora, olvida sus promesas y
la desposa. Pandora acuciada por la curiosidad abre la caja y esparce el
infortunio sobre la humanidad: la peste, el dolor, la desgracia, la
envidia. Todo menos la esperanza que queda en el fondo de la caja.
Podemos observar una gran similitud entre el destino de Eva y Pandora.
JEAN COUSIN y “EVA PRIMA PANDORA”
En el Museo del Louvre se expone un hermoso cuadro “Eva prima Pandora”
de Jean Cousin el Viejo, realizado en 1550. Ha sido considerado el
primer gran desnudo pintado por un artista francés, que formó parte del
nacimiento y desarrollo del manierismo en torno a la Escuela de
Fontainebleau. En sus figuras de contornos nítidos y gran expresividad
influyó principalmente la escuela italiana del Alto Renacimiento.
Jean Cousin en su obras Eva Prima Pandora |
Realiza una curiosa simbiosis entre mitología y religión. Representa a
una mujer recostada en una cueva, siguiendo el modelo de la Venus de
Urbino, de Tiziano. En la parte superior, un cartel que relaciona a
Pandora con la Eva bíblica, causante de la caída del género humano en el
pecado.
Al fondo, está representada una ciudad tras un lago con
reminiscencias de la técnica del Sfumato de Leonardo da Vinci. La cueva
recuerda s su lienzo “La Virgen de las rocas” .
En el cuadro están los símbolos de la calavera alusiva a la muerte
relacionada con la protagonista, la serpiente enredada en el brazo
izquierdo que recuerda el relato bíblico de la tentación de la serpiente
a Eva en el Paraíso, la rama de manzano que recuerda al fruto prohibido
y la jarra que señala la caja de Pandora de la que salieron los malos
de la humanidad.
Dese que se desarrolló el arte paleocristiano se relacionó el mito
griego con el relato bíblico del Génesis por ser ambas mujeres, Eva y
Pandora, símbolo de la curiosidad y la responsabilidad de la caída del
género humano.
ROSSETTI
También Dante Gabriel Rossetti desarrollo el mito de Pandora en su
pintura. Nació un 12 de mayo de 1828 en Londres, fue poeta, ilustrador y
pintor. Fue una de las figuras principales de la Hermandad
Prerrafaelita, grupo de pintores y críticos de arte que impulsaron una
renovación del arte inglés partiendo de modelos medievales. Sentía
atracción por los temas dramáticos y sobrenaturales. Más tarde su arte
pasó por diferentes etapas, en las que los elementos predominantes eran
la intensidad de la expresión abstracta, la riqueza cromática y la
noción de la belleza humana de la carne y del espíritu.
Pandora de Dante Gabriel Rossetti |
Esta dualidad se desdoblará en su obra plástica en dos épocas. En la
primera siguiendo los preceptos de los prerrafaelistas evoca con su
pincel una imagen de pureza, inocencia y virginidad. En la segunda
época en la década de los 60 bajo la inspiración del Cinquecento
veneciano, dominado tanto estéticamente como emocionalmente por la
personalidad y relación con sus modelos, realizará una serie de
sensuales retratos que serán el inicio del culto rossettiano a la
belleza femenina. A partir de 1860 el tema de la mujer será
prácticamente el único que cultivará el pintor que se alejará de los
principios originales del Prerrafaelismo. En esta segunda fase se
encuadra esta pintura sobre Pandora.
En 1869 Rossetti realizó una primera versión del mito, cuyo rostro es
el de Jane Morris su amante. Y como había hecho con otras obras en una
interrelación entre poesía y pintura, escribió un soneto sobre este
personaje mitológico. En 1874-78 vuelve a pintar a Pandora. Sobresalen
los anchos y poderosos hombros de la figura y su abundante y oscura
cabellera igual a la que exhibe Jane Morris en sus fotografías, cuyas
ondas parecen imitar el espeso humo que se escapa del cofre que Pandora
sostiene junto a sí en el que se aprecia la cabeza alada de la
Esperanza, junto a unos girasoles.
ODILON REDON
Pandora de Odilon Redon |
También Odilon Redón, en 1910 realiza una pintura asimilando a
Pandora con Eva. La sitúa en el centro de un espacio circundado de una
gran variedad de flores de rico colorido, a semejanza del Paraíso, antes
del Pecado Original, donde una Pandora de suaves y curvados contornos,
finamente delineados, inclina su cabeza hacia la caja objeto de su
curiosidad.
Sentada en la terraza del “Vento” al final del paseo marítimo de
Sitges, contemplo el mar infinito, la línea violeta del horizonte y
percibo los suaves susurros de las olas que me acunan como una dulce
nana. Sobre las aguas creo se desliza solitaria Eurínome envuelta en
brumas marinas. La luna en cuarto creciente se asoma tímidamente entre
las nubes.
Fuente:
http://www.jdiezarnal.com
http://www.andalan.es
El canto, Óscar Portela
Vuelve canto a mi boca. No abandones los sueños
Y las videncias que prohijaste en mí y en las que ardí
Por una eternidad apenas como alegoría del instante.
No me dejes ahora que los harapos de las visiones
Del verbo son sombras que me acompañan hacia
La luz final que oculta la melodía en la que
Se perdieron mis horas: haz de mí nuevamente
Un fanal de venenos y mieles, y reúne todo lo mortal
En las imágenes que han venido hasta mí
Solo para crucificarme: otórgame tumbas y resurrecciones,
Sarcófagos y soles espectrales para que la soledad
No me devore y abandoname luego a la intemperie,
De aquellos elementos que me elevaron por encima
De aquel que no es más que un rapazuelo, capaz de abrir
Sus ojos para que el Dios en su más pura forma
Crezca como asfódelo entre los pliegos de mi carne.
Ábreme, no me cierres a la osadía de ser la llaga
Del sentido, y deja que las videncias en las que iluminé
El camino del apostata, las islas del Egeo, el cuerpo de Theo,
Los ojos de Theo, en los cuales se ocultan todas las mieles
De la Estigia, sus piernas y su cintura que copian
Los peligros de la aventura de Odiseo sean el postrer
Ejercicio de haber estado aquí sirviéndote, y haz que el
Colibrí beba de mí por última vez, mientras mis ajadas
Manos acarician el cabello del Dios a quien me rindo:
Ámbos mortales, ámbos solo búcaros, que buscan
Morir en el amor para resucitar tal vez convertidos
En lobos ya solamente para servir a la luna.
Pero ahora dame una vez más aquel veneno
Con el cual curé mis heridas para construir imágenes
Que solo hablan el sinsentido de tu loca
Carrera, Oh canto, nocturna estrella de zafiro
En la frente de Theo por un segundo más, por un segundo
En sus tobillos y el empeine de sus pies, por un segundo más
Por un segundo déjame desaparecer en sus límpidos
Ojos, déjame morir en él como la rosa que vive por un segundo
En el cántaro que la aprisiona, poséeme luz una vez más
Para que transfundidos y ya eternos de nuestros cuerpos espectrales
Goteé el aceite de la Eternidad, porque yo te amo- Theo- Eternidad.
- el poema mío que mas quiero entre cientos y cientos - OSCAR PORTELA