martes, 7 de mayo de 2013

El amor, Eduardo Galeano

 
 
En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.
- ¿Te han cortado?- preguntó el hombre.
- No-dijo ella-. Siempre he sido asi.
Él la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo:
- No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansá.
Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reirse, cuando el le decía:
- No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en la hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
- ¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
- Es así -dijo el hombre, aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.
 
 
 

Amanecer sin ti, David Bisbal

No sabes cuanto te extrañé,
no sabes como te soñé,
cada anochecer,cada amanecer
sin ti mi amor no sé que hacer.
Sentirte cerca de verdad,
poder tu cuerpo abrigar,
sin tener que imaginarte
y en mi cama no encontrarte, loco por volver...

Maldita ansiedad, me niego a recordar
todas las noches llorando tu ausencia
perdido en la oscuridad.
Cómo vivir así, si el aire huele a ti,
como me duele mi amor la distancia,
no quiero otra vez, amanecer sin ti.

Sentir tu pelo resbalando por mis manos,
acariciarte el alma hasta el cansancio,
sin tener que imaginarte y en mi cama
no encontrarte y en mis brazos dibujarte, loco por volver...

Maldita ansiedad, me niego a recordar
todas las noches llorando tu ausencia
perdido en la oscuridad.
Cómo vivir así, si el aire huele a ti,
como me duele mi amor la distancia,
no quiero otra vez, amanecer sin ti.

Maldita ansiedad, me niego a recordar
todas las noches llorando tu ausencia
perdido en la oscuridad.
Cómo vivir así, si el aire huele a ti,
como me duele mi amor la distancia,
no quiero otra vez, amanecer sin ti.

Si estamos lejos otra vez,
no dejes de pensar que yo también te hecho de menos,
que no se puede amanecer Sin Ti




Desesperanza, Jp Torga

Amor.
Amor rodeado de obstáculos,
¡qué intensos sus comienzos!

Cuánta ilusión, cuántas risas compartidas, cuántos momentos llenos de vida…

Amor.
Amor frenado de repente por los azotes de la adversidad.
Miramos a nuestro alrededor y en nuestra cobardía le echamos la culpa a los demás.

Tenemos mil motivos…
La distancia,
La imposibilidad de vernos,
Esa limitación para hablar…
Problemas, inconvenientes…
Unos reales, otros inventados por nuestra mente para proteger la ausencia y con ello evitar sufrir.
Para no penar de amor…

Amor.
Amor lleno de nostalgia.
¿Puede sobrevivir el amor sin la presencia de la persona amada?
¿Puede sobrevivir la belleza natural de la orquídea sin un rayo protector de luz?

Momentos de soledad me rodean.
Soledad por los sentimientos que albergo… no te hallo para poder compartirlos.
Soledad por este sufrimiento que colma mi pecho ante tu ausencia.
Soledad que me viste de tristeza cada mañana desde hace ya mucho tiempo.
Tal vez… tal vez demasiado tiempo.

Quisiera ser fuerte y sobrevivir a tu ausencia.
Quisiera ser planta del desierto para sobrevivir sin el agua de tu mirada.
Quisiera ser viento para barrer en un instante cada momento de tristeza de mi alma.
Quisiera…
No… no importa lo que yo quiera, solo me queda albergar esta soledad…
Sufrir en mudo silencio esta sed de ti.

La gente me mira.
Me ven envuelto en mi traje de perdurable sonrisa…
No saben que esa sonrisa es mi coraza ante la soledad. Mi soledad.
No saben que mi corazón está reseco por la ausencia. Tu ausencia.
Sonrío… sí
Sonrío para, con ese gesto, ocultar unas lágrimas de amor que me niego a conceder.

Y… sí
Te echo de menos,
aunque me calle,
aunque no te lo haga saber,
aunque  ponga el disfraz de sólido guerrero ante tus ojos,
te echo de menos…

Porque resurgí de mis luctuosas cenizas por gentileza de tu ternura.
Porque me sentí hombre a merced de tus abrazos.
Porque un día vegeté dentro del sueños de tus caricias.
Porque un día he muerto lleno de vida entre tus brazos.

Has sido velero y puerto para mis ilusiones.
Has sido lágrima y pañuelo que envolvieron mis sueños.

Amor.
Ayer, un día más, te busqué y no estabas.
Me dije, paciencia…
Hoy te busco en el mundo de mi añoranza y no te encuentro.
Mañana…
Mañana intentaré buscarte entre las sombras de la necesidad, aunque temo desfallecer en el intento.
Temo quedarme sin fuerzas ante tanta y desesperada ausencia.
¿Y si no estás?
¿Y si no te encuentro tampoco mañana?
¿Qué será de mí?

Me moriré.
Penaré de angustia.

Sucumbiré ante tanta soledad.
Y tal vez decida marcharme.
Me iré en silencio.
Caminaré hacia un inexorable vacío.
Nadaré en la penumbra… Mi penumbra.
Volaré por el silencio angustioso de la soledad… Mi eterna soledad.
Y lo haré envuelto en una jovial sonrisa.
En esa sonrisa protectora que me resguarda de los demás.
En esa sonrisa que la he dejado convertirse en mi tarjeta de visita.
En esa sonrisa… que me ampara de un mundo lleno de gente.
Gentío, que es cobijo de mi soledad.

Amor…
Amor que sucumbe rodeado de obstáculos.
Qué intensos sus comienzos…
qué agónico su final.
Cuánta ilusión, cuántas risas compartidas, cuántos momentos llenos de vida en sus inicios…

Cuánto sufrimiento, cuánta frustración en este momento que augura un final desesperado...

Las reinas más importantes de la historia

 
 
1. Cleopatra: Cleopatra Filopator Nea Thea, Cleopatra VII (en griego: Κλεοπάτρα Φιλοπάτωρ), fue la última reina del Antiguo Egipto de la dinastía Ptolemaica, también llamada dinastía Lágida. Dicha dinastía fue creada por Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro Magno, y fue también la última del llamado Periodo helenístico de Egipto.


Cleopatra nació hacia el año 69 a. C. y murió en el año 30 a. C. Era hija de Cleopatra V Trifena y de Ptolomeo XII Auletes, de quien heredó el trono en el año 51 a. C., en torno a la edad de 18 años, junto con su hermano Ptolomeo XIII, que contaba con tan sólo doce años, y que sería además su esposo (hecho frecuente en los matrimonios regios ptolemaicos).

2. Isabel la Católica: Isabel I de Castilla, llamada la Católica (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451 — Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castilla desde 1474 hasta 1504, también reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479.

Llegó al trono tras vencer en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480), enfrentándose con los partidarios de su sobrina Juana.

Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando.

Fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo.

Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la Corte y los científicos; una leyenda dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América. Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).

3. Isabel I de Inglaterra: Isabel I, en inglés Elizabeth I, a menudo conocida como La Reina Virgen, Gloriana o La Buena Reina Bess, (Greenwich, 7 de septiembre de 1533 – Richmond, 24 de marzo de 1603) fue reina de Inglaterra e Irlanda desde el 17 de noviembre de 1558 hasta el día de su muerte. Isabel fue la quinta y última monarca de la Dinastía Tudor.

Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus medios hermanos Eduardo VI y María I, Isabel asumió el trono.

Una de las primeras medidas que tomó fue establecer una iglesia protestante independiente de Roma, que luego evolucionaría en la actual Iglesia de Inglaterra, de la que se convirtió en la máxima autoridad.

Se esperaba que Isabel contrajera matrimonio, pero pese a varias peticiones del Parlamento, nunca lo hizo.Las razones para esta elección no se conocen, y han sido ampliamente debatidas. A medida que Isabel fue envejeciendo, su virginidad la volvió famosa, y un culto creció alrededor de ella, celebrado en retratos, desfiles y literatura de la época.

La reina se hizo cargo de un país dividido por cuestiones religiosas en la segunda mitad del siglo XVI. Durante su reinado, Inglaterra tuvo un gran esplendor cultural, con figuras como William Shakespeare y Christopher Marlowe; también han sido importantes personajes Francis Drake y John Hawkins. Mantuvo gélidas relaciones con Felipe II, con quien libró una guerra que arruinó económicamente a ambos países. Su reinado de 44 años y 127 días ha sido el cuarto más largo de la historia inglesa, por detrás de los de Victoria I, Jorge III, Isabel II y Eduardo III de Inglaterra.

4. María Antonieta: María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (Viena, 2 de noviembre de 1755 – París, 16 de octubre de 1793), más conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, princesa real de Hungría y de Bohemia, archiduquesa de Austria, reina consorte de Francia y Navarra (1774–1791) y más tarde, de los franceses (1791 - 1792) por su matrimonio con Luis XVI.


5. Olimpia: Olimpia (375 a. C. – 315 a. C.) fue la esposa principal del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro Magno. Era hija de Neoptólemo I de Epiro, rey de Molosia, en la región de Epiro al noroeste de la actual Grecia.

No se conservan muchos escritos sobre la vida de Olimpia. Los historiadores han tenido que entresacar de los pocos fragmentos que han llegado a sus manos. Pero sí hay una leyenda difundida por sus enemigos, sobre todo por el mayor de todos, que fue Casandro. Se dice que era una mujer violenta, neurótica y supersticiosa. Bajo su mandato fueron asesinados varios personajes de su época. Olimpia hizo lo que otros reyes de su momento, es decir, llevar una política de eliminación de posibles rivales.

Su nombre de soltera era Políxena, en honor de la joven llamada así, hija de Príamo y sacrificada en la tumba de Aquiles. Cambió su nombre por el de Myrtale cuando se casó con Filipo, y más tarde lo volvió a cambiar por Olimpia, en memoria de la victoria que Filipo obtuvo en este lugar y que sucedió el mismo día del nacimiento de su hijo Alejandro. Pasados los años volvió a cambiar el nombre por el de Estratonice, en honor de la victoria obtenida en defensa de su nieto Alejandro IV frente a su rival Eurídice (que era aliada de los sucesores de Casandro de Macedonia).

6. Catalina la Grande: Catalina II de Rusia, llamada la Grande (Ekaterina Alekseyevna, en ruso: Екатерина Великая), nacida en Szczecin (Stettin), Pomerania, actualmente Polonia, el 2 de mayo de 1729 y fallecida en San Petersburgo el 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano. Reinó como emperatriz de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte.


7. Alexandra Romanov: Alejandra Fiódorovna Románova (nacida Victoria Alejandra Helena Luisa Beatriz de Hesse-Darmstadt), (*Darmstadt, 6 de junio de 1872 –† Ekaterimburgo, 17 de julio de 1918). Última emperatriz de Rusia antes de la Revolución de Octubre.

Después de la caída del régimen soviético, en la década del 90, sus restos fueron exhumados y sepultados con los de su esposo y tres de sus hijas en la catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo. Fue canonizada como mártir por la Iglesia Ortodoxa.

8. Boudica: Boudica fue una reina guerrera de los icenos, que acaudilló a varias tribus britanas, incluyendo a sus vecinos los trinovantes, durante el mayor levantamiento contra la ocupación romana entre los años 60 y 61 d. C., durante el reinado del emperador Nerón. Estos hechos fueron narrados sobre todo por dos historiadores, Tácito (en sus Anales y en La vida de Julio Agrícola) y Dión Casio (en Historia romana).

Su nombre significaba ‘victoria’. También se la conoce como Budica, Buduica, Bonduca, o por el nombre latinizado de Boadicea.

9. Cristina de Suecia: Cristina de Suecia (Estocolmo, 8 de diciembre de 1626 – Roma, 19 de abril de 1689) fue reina de Suecia (1632-1654) y duquesa de Bremen y princesa de Verden (1648-1654). Hija de Gustavo II Adolfo y de María Leonor de Brandeburgo. Protectora de las artes y mecenas. Abdicó del trono de Suecia en 1654. Protestante de nacimiento se convirtió al catolicismo el mismo año. Murió en Roma a los 63 años.

10. Agripina: Julia Vipsania Agripina (posiblemente en Oppidum Ubiorum, 15 d.C. - † 59 d.C), más conocida cómo Agripina la Menor para distinguirla de su madre, fue la hija mayor de Germánico y Agripina la Mayor, bisnieta por tanto de Marco Antonio y Octavia, la hermana de Augusto. Fue además hermana de Calígula, mujer de Claudio y madre de Nerón.


11. Leonor de Aquitania: Leonor de Aquitania (Aliénor d’Aquitaine o Éléonore de Guyenne en francés o Eleanor of Aquitaine en inglés) (Poitiers, 1122 - Fontevraud-l'Abbaye, 1 de abril de 1204). Fue duquesa de Aquitania y Guyena y condesa de Gascuña por derecho propio, así como reina consorte de Francia e Inglaterra.



Fuente:
http://www.culturizando.com