Yo tengo tanto hoy para hablar Que con palabras no sé decir Como es grande mi amor por tí Y no hay nada que comparar Para poderte a tí explicar Como es grande mi amor por tí
Ni mismo el sol, ni las estrellas Ni mismo el mar o el infinito No pueden ser como éste amor ni más bonitos
Me desespero por encontrar Alguna forma para expresar Como es grande mi amor por tí
Nunca te olvides ni un segundo Que tú eres todo en éste mundo Como es grande mi amor por tí
Nunca te olvides ni un segundo Que tú eres todo en éste mundo Como es grande mi amor por tí Como es grande mi amor por tí
Matías buscó un cordón para tirar de la locomotora e inventó una cancioncilla:
El tren de Matías, chu chu chu corre por las vías, chucu chucu chu
Cuando llegó la noche de Reyes, su madre le dijo:
-Matías, hoy tienes que acostarte temprano. Esta noche vienen los Reyes Magos.
-¡No! ¡Yo quiero verlos! -protestó el niño. He
aquí una divertida historia sobre cómo los nervios te pueden jugar una
mala pasada, incluso a edades tan tempranas como los 4 ó 5 años. El
pequeño Matías les ha pedido a los Reyes un tren con vagones de colores
y, aunque se muere de ganas de conocer a sus Majestades, la noche de
autos, le advierte su padre: - ¿Pero qué dices? ¡Los Reyes no dejan juguetes a los niños que están despiertos! -le advirtió su padre.
- Entonces me voy a la cama ahora mismo -dijo Matías.
Antes de irse a dormir, Matías dejó encima de la mesa tres platos con nueces y tres vasos de leche… para los Reyes.
También llenó tres cubos de agua… para los camellos.
En mitad de la noche, Matías se despertó con muchas ganas dehacer pis y escuchó una voz que venía del fondo del pasillo:
-¿Dónde le dejamos el tren, aquí o debajo de su cama?
Pero el pobre Matías ya no podía aguantar más.
Saltó de la cama y fue de puntillas por el pasillo, abrió la puerta del baño con mucho cuidado, levantó la tapa del váter sin hacer ruido y… el pis hizo ruido, mucho mucho ruido.
Con lágrimas en los ojos
regresa a su cuarto pensando que, a la mañana siguiente, solo va a
encontrar carbón... pero le espera otra sorpresa.
Con los ojos llenos de lágrimas, Matías corrió hacia su cuarto y se metió en la cama. Pensando pensando, se durmió.
Y, durmiendo durmiendo, soñó…
…que los Reyes le habían traído un montón de carbón negro, muy negro.
Con las primeras luces de la mañana, Matías abrió los ojos, saltó de la cama y fue a ver si los Reyes le habián dejado algo.
Estaban las cáscaras de las nueces, estaban los vasos de leche vacíos, también estaban los tres cubos sin agua.
Pero… ¡no estaba el tren!
De repente se acordó de la voz que había oído en el pasillo:
-¿Dónde le dejamos el tren, aquí o debajo de su cama?
Matías ató el cordón a la locomotora y se fue por la casa, tirando de su tren y cantando:
El tren de Matías, chu chu chu corre por las vías, chucu chucu chu
No me has hecho sufrir
sino esperar. Aquellas horas
enmarañadas, llenas de serpientes, cuando se me caía el alma
y me ahogaba, tú venías andando, tú venías desnuda y arañada, tú
llegabas hambrienta hasta mi lecho, novia mía, y entonces toda la
noche caminamos durmiendo y cuando despertamos eras intacta y
nueva, como si el grave viento de los sueños de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera y en trigo y plata hubiera sumergido tu cuerpo
hasta dejarlo deslumbrante. Yo no sufrí, amor mío, yo sólo te
esperaba. Tenías que cambiar de
corazón y de mirada después de haber tocado la profunda zona de mar
que te entregó mi pecho. Tenías que salir del agua pura como una gota
levantada por una ola nocturna. Novia mía, tuviste que
morir y nacer, yo te esperaba. Yo no sufrí buscándote, sabía que
vendrías, una nueva mujer con lo que adoro de la que no adoraba,
con tus ojos, tus manos y tu boca pero con otro corazón que amaneció a
mi lado como si siempre hubiera estado allí para seguir conmigo para
siempre.
Cada cinco de enero, sin poder
evitarlo, sin querer evitarlo, recuerdo esa misma fecha de hace unos cuantos años,
cuando yo aún era una niña,
Cuando aún en mi interior anidaba
la más pura inocencia. ..
Recuerdo aquellas noches en las
que el temor (por miedo a no encontrar entre los regalos mi juguete deseado) y
la ilusión convivían a partes casi iguales dentro de mí y mi hermano.
Recuerdo esa noche donde la
llegada de lo Reyes Magos se convertía en todo un acontecimiento, con “panoyas”
de maíz para los camellos, con “cencerros” que anunciaban su llegada, con el
repiquetear en la ventana avisándonos de que deberíamos dormir, y si no lo
hacíamos pasarían de largo ante la puerta de nuestra casa sin detenerse a dejar
ningún regalo. Recuerdo cómo me acurrucaba nerviosa en la cama, cómo me hacía
pequeña, muy pequeñita entre las sábanas, recuerdo cómo llamaba al sueño para
que se instalara a mi lado.
Y recuerdo el despertar a la
mañana siguiente, cuando mi hermano y yo caminábamos sigilosamente y medio descalzos
(la otra zapatilla la habíamos dejado en el comedor esperando que los reyes la
llenaran de juguetes) hasta la estancia de casa donde deberían estar los
juguetes.
Pero…habríamos sido buenos? Los Reyes
Magos nos habrían dejado algo? Con mucho cuidado, con mezcla de miedo, temor,
alegría e ilusión abríamos la puerta del comedor y entonces…
La alegría nos inundaba por
completo. Antes nuestros desorbitados ojos aparecían aquellos juguetes tan
deseados. Allí estaba una linda muñeca que olía a…a…a nueva, a goma nueva, como
olían antes las muñecas. Sólo era un juguete, una simple muñeca que no lloraba,
que no se hacía ni pis ni caca, que no cantaba ni bailaba, pero era mi muñeca y
yo hacía todo lo que quería con ella. Mi hermano tenía de regalo su camión de
obras, por supuesto de color amarillo, como el del vecino que trabajaba en una
obra. Un sencillo camión que no necesitaba ni pilas, ni mandos ni… ni nada.
Sólo necesitaba para su manejo una buena dosis de imaginación. Mi hermano lo
desmontaba: las ruedas por un sitio, la cabina por otro… decía que así tenía
más juguetes!!!
Aquellas noches de mi infancia
perviven en mi recuerdo y cada víspera de Reyes vuelve a mí, y de nuevo sonrío,
y de nuevo vuelvo a sentir con toda nitidez la ilusión, la alegría y la emoción
que sentía en aquel entonces…
Miro ahora a mi alrededor y veo
el brillo de ilusión en el rostro de los niños, veo con alegría sus pequeñas
bocas abiertas, casi babeantes, ante la magnitud de lo que contemplan sus ojos:
un impresionante desfile de personajes y pajes que ayudan a los Reyes magos. Pero
cuando me fijo en los juguetes… me doy cuenta de cómo ha pasado el tiempo.
Yo tenía una sencilla muñeca de
goma, mi hermano un sencillo camión de plástico, y con ellos se nos abría ante nosotros
todo un mundo de posibilidades, todas las posibilidades que nuestra imaginación
quisiera regalarnos.
Ahora muchos de los juguetes, en mi opinión, solo
sirven para sentarse frente a ellos y ver cómo funciona. Han perdido su esencia:
los juguetes están hechos para disfrutar, para imaginar, crear y soñar.
En la antigüedad
Desde que está el hombre y el niño sobre la tierra las muñecas los han acompañado. En Grecia en el siglo VII a.c. las niñas jugaban con muñecas como Daidala,
una muñeca de terracota. Es la
muñeca más antigua encontrada y se cree que perteneció a una niña ateniense, . Los arqueólogos afirman que tiene muchos
miles de años. En las tumbas infantiles se encontraron muchas muñecas.
En Atenas y Corinto, las muñecas eran de madera, marfil, o arcilla,
articuladas por los hombros. En la Grecia antigua se crearon las marionetas con
piernas y brazos que se podían mover, las muñecas de terracota (una
especie de arcilla), también eran muy coloridas, con articulaciones en
brazos y piernas. Con el correr del tiempo fueron cambiando los materiales y las fueron perfeccionando.
Años 50
Acababa la Guerra Civil y nacía Mariquita Pérez, una muñeca coqueta, que gestada por Leonor Coello y encargada al artesano de Onil Bernabe Molína salía al mercado distinta a todas las fabricadas hasta entonces en España. Vestida siempre de punta en blanco, con biografía, padres, hermano y todo lo que le pudiese hacer falta, Mariquita Pérez se convertía en el sueño de las niñas, sueño que por desgracia no se podían permitir la inmensa mayoria de las familias españolas. Y es que su precio rondaba las 100 pesetas, cuando un salario medio no alcanzaba las 10 pesetas diarias y la Pepona, muñeca de la epoca, no costaba mas que 5 pesetas. Mariquita Pérez, "la muñeca que se viste de verdad" fue un fenomeno social que alcanzo a todos los estamentos sociales. Al alcance de muy poca gente, sin embargo llegó parcialmente a todos, aunque solo fuese en forma de canciones, programas de radio o simplemente como espectaculo visual, pues incluso sus escaparates eran autenticas revistas de moda que causaban expectación con cada cambio. Los famosos no fueron inmunes a su encanto y desde Eva Perón a las nietas de Franco, pasando por la princesa Grace Kelly, Gina Lollobrigida, Marisol y la mayoría de personajes de algún relieve se dejaron cautivar por la muñeca. Mariquita creo escuela, y muy pronto se vio acompañada por otras muñecas que no desmerecían en nada, Gisela, Cayetana, Mari Ló... y algunas más, se sumaron al circulo de "muñecas bien", que podían esquiar en Suiza, bañarse en la Costa Azul o tomarse un aperitivo en cualquier Club de campo, sin desentonar lo más mínimo pues para ello iban equipadas hasta el menor detalle. La llegada de nuevos materiales, formas de producción y el desembarco de las multinacionales, abocó a Mariquita a su retirada de la vida social, tomando su relevo Nancy en cuanto fabricación nacional y Barbie como foranea.
La inspiración para crear la muñeca la tomó de su propia
hija; una niña rubia de ojos azules.Leonor quería un nombre muy español para su creación, por lo que no dudó en consultar a los amigos y compañeros de tertulia de su marido Manuel de Góngora,
escritor y redactor jefe de la revista Blanco y Negro, entre los que se
encontraban grandes intelectuales de la época. Leonor les explicó que
la muñeca debía tener personalidad propia, historia, un nombre pegadizo y
una familia. Atónitos al escuchar la insólita petición de Leonor, estos
hombres con tantos años de estudio y erudición se pusieron delante de
sus cuartillas a garabatear nombres y apellidos para una muñeca. Al ser
español y fácil pensaron en el de María, pero al final se decantaron por
el diminutivo de Mariquita. Respecto al apellido, eligieron el de Pérez
porque era común y de los más extendidos en España, lo que se ajustaba a
la familiaridad buscada.
Mariquita Pérez se dejó de fabricar en 1976, pero aún así la muñeca no ha dejado de estar vigente y hoy en día es el objeto de deseo de cientos de coleccionistas.
Los niños de los 50 también se divertían con otras cosas. Recortables,
juguetes hechos a mano, de madera, tela, hojalata o cartón. Trenes a
cuerda, trompos, soldaditos de plomo, aros, boliches, diávolos, cuerda,
cocinitas, caballitos de cartón piedra, populares juegos de mesa, como
el conocidísimo “Juegos Reunidos”, y el Meccano:
Aunque hubo antecedentes de juegos similares, Meccano fue el primero en
ser ampliamente difundido. Después de su éxito surgieron varios juegos
similares, como el Tente o Lego.
Años 60
Los años 60 fue la década de otra muñeca, la famosa
Barbie.
Mientras la niña jugaba, su
madre la observaba atentamente. La pequeña, muy entusiasmada, pasaba horas
vistiendo y desvistiendo sus muñecas de cartón recortable. La madre pensó que
sería una excelente idea fabricar una muñeca de plástico, de unos 29cm., con
una edad indefinida entre los 16 y los 20 años y a la que las niñas pudieran
vestir, peinar y transformar. Corría el año 1959, la
niña se llamaba Barbie y la madre era Ruth Handlers, cofundadora, junto
a su marido Elliot, de Mattel. Así fue creada la primera muñeca maniquí del
mundo, con el nombre de la hija del matrimonio Handlers, “Barbie”.
El nacimiento de la muñeca
Barbie, el 9 de marzo de 1959, significó romper con todos los moldes seguidos
hasta el momento en el mundo de las muñecas. Mattel quería ofrecer a las hijas
de una época de transición, una muñeca diferente, adecuada a los cambios
sociales que comenzaban a vivir las mujeres y con la que las futuras
adolescentes pudieran identificares.
La presentación oficial en
sociedad tuvo lugar en la Feria Anual del Juguete de Nueva York, y la respuesta
del mercado fue tan espectacular que la empresa tuvo problemas iniciales para
abastecer una demanda que superaba todos los cálculos. A partir de ese momento
la fama de la muñeca Barbie no ha dejado de crecer, hasta convertirse en la
actualidad en la muñeca más vendida del mundo, con una popularidad que
trasciende las barreras del mundo del juguete, para convertirse incluso en un
fenómeno sociológico, cuya notoriedad en el ámbito infantil puede equipararse
a la de las estrellas de cine y otros personajes famosos en el mundo de los
adultos.
En el año 1978 la muñeca
Barbie llega al mercado nacional, incorporándose a España en la lista de más
de 140 países donde se comercializa. La muñeca Barbie no es
producto de la casualidad, detrás de cada muñeca hay un grupo de más de 500
especialistas que trabajan en el centro de investigación y desarrollo de Mattel,
en los Ángeles, EE.UU. La tecnología y el diseño juegan un papel muy
importante en su proceso de fabricación, en el que se combinan las técnicas más
avanzadas con métodos auténticamente artesanales. Ello ha permitido que
conserve detalles de gran similitud a la vida real, que a través del tiempo
haya adquirido mayor movilidad y que, desde 1993 hable en un gran número de
lenguas, entre las que se incluyen el castellano y el catalán. Su proceso de
fabricación no es sencillo y requiere de mucha mano de obra especializada. El
cuerpo se modela por el sistema de inyección de plástico, pero su cara es
pintada a mano con seis o siete tonalidades distintas de tinta, lo que se
realiza por medio de mascarillas que se aplican sucesivamente para lograr
colores reales. El cabello es implantado a mano, por medio de máquinas de
coser. Una vez unida la cabeza al cuerpo, se procede al corte de pelo y al
peinado, proceso que requiere de gran cuidado y precisión. Sus vestidos también
son cosidos manualmente a pesar de su tamaño, toda la ropa es muy parecida a la
vida real. Los diseñadores de Mattel visitan las ferias de moda más
importantes del mundo (París, Milán...), para conocer de cerca las colecciones
de cada temporada. Barbie se ha vestido de las mejores firmas y modistos, desde Christian
Dior, karl Lagerfeld, Lars Byron, Oscar de la Renta, pasando por Calvin
Klein, Yves Saint Laurent, Armani, Versace etc. A pesar de sus escándalos y de sus más de cincuenta años “Barbie” sigue,
además de regalando sueños a niños y adultos, manteniendo el rostro y
el cuerpo de una veinteañera. No en vano llegó a convertirse en uno de los iconos del siglo XX y uno de los ejemplos del sueño americano. Otro de los juguetes que marcaron esta década fue el Scalextrix.
Apareció en 1962, y ya en ese mismo año aparecieron los primeros
circuitos completos a escala 1:32, con unos bellos Fórmula 1 modelo
Lotus 21, Cooper Climax y Ferrari 156. Poco después empezaron a llegar
de Inglaterra los primeros GT, como los bellos Aston Martin DB-4,
Ferrari 250, Austin Healey... etc. y más tarde, en 1966, Scalextric
empezó a fabricar ya en España no sólo pistas, transformadores y mandos,
sino también coches con tecnología propia y un modelo para empezar
genuinamente español: el Seat 600.
Los niños de los 60 también disfrutaban con otros juguetes, como los “G.I. Joe”, los Actionman, los Madelman, el biberón mágico, el juego de mesa “Operación”, “Hundir la flota”, las conocidísimas “Muñecas de Famosa”…
Los 70 fueron los años del merchandising, de la publicidad. Triunfaron los juegos de mesa; Uno, Conecta 4,
el set de Magia Borras; y entre los juguetes más vendidos estuvieron el
muñeco Nenuco de Famosa, Volquetón de Payá, Lamparita de Jesmar, el
coche Mercedes de Rico y comenzaba la fiebre por el merchandising de StarWars allá en 1977.
Las muñecas siguieron siendo el objeto de deseo de las niñas. Nancy nació en la segunda mitad de 1968 y no tardó en coronarse la
reina de las jugueterías. Pero no fueron sólo su largo cabello y gran
variedad de accesorios los únicos responsables de las diez millones de
unidades vendidas durante sus primeros diez años de vida. Lo que la
diferenció de otros juguetes fue el tener un precio asequible a todos
los bolsillos y, sobre todo, el convertirse en un referente de la
realidad social que empezaba a emerger en España. Se cumplen cuatro décadas desde que su larga melena se moviera
por primera vez en las jugueterías y que comenzara un reinado que se
coronó con más de 25 millones de muñecas vendidas. En el año 68, cuando la televisión comenzaba a
llegar a los hogares españoles, cuando los niños merendaban pan con
chocolate, cuando la familia Telerín daba las buenas noches, cuando los
niños leían las historias del Capitán Trueno…, nació una muñeca, NANCY,
que poco a poco fue conquistando a miles de niñas españolas. Nancy
tuvo tal acogida que se vendieron 10 millones de unidades en sus
primeros diez años de vida. El secreto de su éxito no fue otro que ser
como una niña normal, con una estética real y con unas aspiraciones
realizables, algo que demandaban a la vez niñas y padres. Nancy se convirtió en compañera de juegos, en “la hermana mayor” que
todas las niñas deseaban tener. Era la muñeca con la que las niñas
compartían un universo lleno de ilusiones, de secretos y de
aspiraciones. Nancy era enfermera. Era azafata. Nancy salía de compras
por los Campos Elíseos. Nancy era romántica y también era novia. Nancy
era lo que las niñas querían ser de mayor.
El diseñador Tino Juan hizo que Nancy fuera tal y
como él quiso, aunque sus 56 centímetros de alto se quedaron finalmente
en 42, y su melena definitiva fue mucho más larga a como el artista la
había imaginado. Por aquel entonces, nadie podía imaginar que estaba
naciendo una estrella. La muñeca más vendida de Famosa se convirtió en la reina de las
jugueterías. Superó incluso a Pierina, su antecesora, y lo hizo con
creces, porque Nancy era mucho más que una muñeca: era un referente de
la realidad social que empezaba a emerger en España y, sobre todo, tenía
un precio asequible a todos los bolsillos. Uno de los catálogos de la
época decía así: ” Nancy es una chica moderna, que trabaja, tiene una cara
preciosa y unos cabellos que permiten todo tipo de peinados, un ropero
lleno de modelos para todas las ocasiones, su dormitorio, sus maletas,
sus postizos, sus bolsos…Una muñeca con la que jugar a cómo te gustaría
ser de mayor”. En 1969 empezaron a aparecer sus primeros accesorios. Cuatro años después, en 1973, se puso a la venta un ropero muy completo y un armario de madera, como principales complementos.
De esta manera se consolidó la idea de crear algo más que una muñeca,
enriqueciéndola con un entorno y añadiendo elementos complementarios a
la idea del producto principal. Un entorno que refuerza a la misma
muñeca y que la ha mantenido viva hasta el día de hoy. Se trata de “una idea de un gran valor comercial…haciéndose realidad la idea del producto concepto” según explica Ramón Sempere Quilis en su libro “Famosa en la Historia de la Muñeca”.
También triunfaron las Barriguitas, y las Tarta de fresa. El cine Exin fue el regalo estrella de mediados de los 70. Geyperman, los clic de Playmobil, Exin Castillos, la diligencia Comansi y el clásico Futbolín también tuvieron su momento de gloria.
Años 80
La forma de jugar de los niños empezaba a cambiar.
Los videojuegos empezaron a ganar terreno a los clásicos juegos de toda
la vida.
Una de las grandes novedades en cuanto a innovación tecnológica se refiere llegó en 1972 cuando la empresa Magnavox introdujo
la primera máquina de videojuego. Se desarrolló el primer juego,
llamado PONG, que consistía en una simple partida de tenis o ping-pong.
En 1977, la firma Atari
lanzó al mercado el primer sistema de videojuegos en cartucho, que
alcanzó un gran éxito en Estados Unidos y provocó, al mismo tiempo, una
primera preocupación sobre los posibles efectos de los videojuegos en la
conducta de los niños.
Tras una rápida evolución, en la que el constante aumento de la potencia
de los microprocesadores y de la memoria permitieron nuevas mejoras, en
1986, la casa Nintendo lanzó su primer sistema de videojuegos, la calidad del movimiento, el color y el sonido,
así como la imaginación de los creadores de juegos fueron increíbles,
los videojuegos contaban con 52 colores y un sonido más real, lo que
cautivó la atención de los jugadores. A comienzos de los 90, en nuestro
país se extendieron de manera masiva los juegos creados por las dos
principales compañías, Sega y Nintendo, con juegos como pueden ser el Mario Bross o el Sonic, pasando en poco tiempo a constituirse en uno de los juguetes preferidos de los niños.
Sin embargo siguieron triunfando los juegos de mesa, como el Quién es quién, el Cluedo, el Parchís, el Tragabolas, o el famoso Monopoly,
que durante años fue el juego más vendido y regalado en Navidad. De
hecho aún hoy sigue siendo el juego de mesa más vendido con 211 millones
de ventas en todo el mundo. Pero seguro que también te suena Mi pequeño
Pony, los Pin y Pon, el entrañable Gusy Luz, el cubo de Rubik, la muñeca Chochona, el Simon, los Airgam Boys, los Transformers y una sustancia verde y pringosa llamada Blandi Blud.
Años 90
Durante esta década los videojuegos y las consolas siguieron siendo el objeto mas codiciado por los niños. ¿Te acuerdas de la GameBoy?,
¿y de la Playstation o la Sega? Seguro que sí; yo recuerdo
especialmente el sonido que hacía Sonic, ese erizo azul, cuando caía en
el agua y no encontraba burbujas para respirar, o el clásico tintineo
recogiendo anillos, y sobre todo recuerdo a mi hermana Sara enganchada
durante horas.
Recuerdo haber jugado con los Walkie Talkies, y esos juegos de chicas de mesa.
Hubo un juguete estrella en esta década. Los Tamagotchis,
que vieron la luz por primera vez en 1996. Más de 40 millones de
unidades se vendieron en un par de años. El Tamagotchi representaba a
una mascota virtual a la que había que cuidar con mucho cariño y mimo.
El Tamagochi original robó los corazones de niños y adultos, de quienes
exigía los cuidados y atenciones de un ser vivo. Esta peculiar mascota
se sentía querida si le daban de comer, beber y lo llevaban al baño. Si
no quedaba satisfecho, el juguete "moría" al poco tiempo, rompiendo el
corazón de sus cuidadores.
También disfrutaron de su momento de gloria en esta década las figuras de series de televisión como Las tortugas Ninja,
Power Ranger o Los caballeros del Zodiaco. Triunfaban los peluches de
Pikachu y las figuras de dinosaurios a lo Jurassic Park; o los juegos de
mesa del estilo de Trivial Pursuit, Pictionary y Scattergories,
y otros de carácter estratégico como el Risk. Los Furbi fueron una
revelación. Y juegos tan extraños como Atmosfear pegaron fuerte. También
brillaron los juegos llamados de rol.
2000
Llegó el cambio de siglo y de milenio y los niños pedían a gritos un patinete de metal. Fue lo más vendido allá en el 2001. El Digimon, el Barco pirata y sobre todo los Lunnis
fueron los juguetes más pedidos a mediados de la década, así como el
merchandising de Harry Potter y Star Wars. Unas nuevas muñecas llamadas
Bratz pusieron en serio aprieto el reinado de la Barbie. Las Bratz pusieron todo un hito en la historia de la juguetería por dos motivos. En primer lugar por plantar cara a Barbie,
la muñeca cuyo reinado parecía incuestionable. En segundo lugar por
haber creado un nuevo concepto de muñeca que creo escuela y ha tenido
múltiples seguidoras. Hasta 2001, las muñecas vendían una imagen
clásica, atemporal, dulce, propia de princesas. Esta tendencia fue rota
por las Bratz. La imagen moderna, urbana, adolescente y descarada de
estas muñecas creó un punto de inflexión que ha sido Barbie. Las Jaggets de Famosa también se hicieron un hueco en la lista de Reyes, al igual que los juegos VSmile, los Huevos de Dragón de Mega Block, los karaokes, los puzzles en 3D y los Robosapiens. El Bob Esponja encabeza las listas de regalos. Y este
año parece claro que los regalos estrellas son los relacionados con
series de televisión de éxito entre los pequeñajos, como Gormiti,
Bakugan y Beybable. ¿A que te suenan a chino? A mi también. Aún así
siguen triunfando los clásicos. Playmobil, Nenuco, Nancy, Barriguitas, y
como no los videojuegos.