domingo, 16 de septiembre de 2012

Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte



Este cuadro de Seurat es un auténtico manifiesto del neo-impresionismo. Seurat trabaja sobre una temática impresionista: un día de sol y de fiesta en la orilla del Sena. Pero la elaboración es totalmente distinta: no hay notas captadas en vivo, ni sensaciones imprevistas, ni distracciones anecdóticas. El espacio es un plano, la composición está construida sobre horizontales y verticales, los cuerpos y sus sombras forman ángulos rectos. Los personajes son maniquíes geométricos puestos sobre la hierba como piezas de ajedrez, con un ritmo de intervalos calculado casi matemáticamente. Es lógico: si la luz no es natural, sino compuesta según una fórmula científica y, por tanto, perfectamente regular, también la forma que la luz toma al unirse con las cosas tiene que ser regular, geométrica. El espacio no está definido por una perspectiva euclídea y tiende a expandirse. Los cuerpos sólidos en este espacio-luz son formas geométricas curvas, moduladas según el cilindro y el cono; tienen un desarrollo volumétrico al que no corresponde un peso de masa; están hechos del mismo polvo multicolor que invade el espacio. Este espacio tiene sus proporciones que se expresan en relaciones de luz y color y no de tamaño y distancias. En realidad, la imagen que nos presenta es la de un mundo en el que todo -naturaleza y saociedad- está condicionado y configurado por la ciencia. Es la imagen de un ambiente plasmado por la mentalidad científico-tecnológica del hombre moderno. La gente es demasiado seria, la naturaleza, en la que los troncos son cilíndricos, el follaje esférico y ni un soplo de aire agita el agua del río, es demasiado educada. Es una sociedad de maniquíes y autómatas.
En las mujeres que pescan a orillas del Sena se ha querido ver a unas prostitutas que utilizan la caña y el sedal como tapadera de su verdadera actividad. Los soldados del fondo representan sus potenciales capturas. En el margen inferior izquierda encontramos a un rudo barquero recostado cerca de una dama de clase media (su delicado abanico resulta un tanto chocante detrás del corpulento remero). Al otro lado se sienta un atildado caballero con sombrero de copa. Los monos capuchinos eran mascotas muy de moda en tiempos de Seurat. Se ha apuntado que el mono representa el libertinaje. La correa del mono indica que la mujer, una prostituta, finge con acierto respetabilidad. Quizás Seurat deslizó un mensaje cifrado sobre la hipocresía reinante en la sociedad de la época.
La pareja de la derecha aparece desproporcionadamente grande porque la perspectiva está pensada para ser contemplada en ángulo oblicuo desde la derecha, y no de frente; desde este ángulo la distorsión desaparece.
En las partes bañadas directamente por el sol el color dominante se entremezcla con puntos de pigmento amarillo y naranja. En las zonas de sombra se combinan los azules, e igualmente se aprecian otras interacciones de colores más amplias y sutiles. Unos cuantos puntos de naranja y amarillo plasman las partículas filtradas de la luz solar. Los rojos y púrpuras crean la ilusión de la luz que ha sido parcialmente absorbida y cuyo reflejo recibe el ojo. A fin de producir el efecto óptico deseado, Seurat prescinde del marco convencional y pinta en torno al cuadro un "marco" que complementa en cualquier segmento del lienzo los colores más próximos.
Tardó dos años en terminar esta pintura monumental, y efectuó muchas visitas a la Grande Jatte, en el Sena cerca de Neuilly, y realizó 38 bocetos al óleo y 23 dibujos preparatorios. Como anécdota, se cuenta que pedía a sus amigos que cortaran la hierba junto al río si crecía demasiado.

 Georges Pierre Seurat, nació en París el día 2 de diciembre de 1859 y murió el 29 de marzo de 1891. Murió de difteria a los 31 años
Fue el fundador del Neoimpresionismo.
Creó la técnica del Puntillismo.

De niño le gustaba jugar en el parque cerca de su casa. En él jugaba cerca del lago, alrededor de los árboles y en las colinas. Le encantaba ver a la gente que visitaba el parque.

Tras asistir a la escuela municipal de dibujo, con 18 años pudo ingresar en la Escuela de Bellas Artes. Aunque era un estudiante poco brillante, sus abundantes lecturas le permitieron escapar de un ambiente de mediocre academicismo. En esta época estudia con detenimiento el Tratado de pintura de Leonardo da Vinci y se interesa por las investigaciones sobre la naturaleza física de la luz. Estas lecturas serían muy importantes para su desrrollo como pintor.

En 1881, dibuja un diagrama/disco en el que reúne todos los colores del arco iris, de forma que con una rápida mirada pudiera identificarse el complementario de cualquier color. En este momento aparecen ya los temas que serán constantes en su producción: el paisaje (como el parque de su infancia) y la vida popular.

 A Georges no le gustaba pintar como a otras personas.

El primer intento por aplicar sus investigaciones teóricas es también ¡su primera obra maestra!, Un baño en Asnieres. Esta pintura de grandes dimensiones refleja ya el método de su trabajo, radicalmente distinto al de los impresionistas cuya característica era la inmediatez. Seurat preparó minuciosamente su obra. La presentó en la primera exposición del recién creado grupo de los pintores Independientes, por su tamaño, su cuadro estaba colgado en la cantina… y despiertó la admiración de los críticos.

En verano de ese mismo año inicia la que será su obra más importante, Un domingo por la tarde en la Grande Jatte, donde incorpora una gama de colores muy viva, al modo de los impresionistas. La ejecución de este inmenso cuadro es extremadamente laboriosa y combina estudios del natural, realizados con rápidas pinceladas, con sesiones en el estudio.

En 1884, Seurat, Signac, Luce y otros, se asociaron con la intención de ir más allá del impresionismo y dar un fundamento científico al proceso visual y operativo de la pintura. Siguiendo las investigaciones de Chevreul, Rood y Sutton sobre las leyes ópticas de la visión y, especialmente, de los contrastes simultáneos o de los colores complementarios, los neo-impresionistas instauraron la técnica del puntillismo, consistente en la división de los tonos en sus componentes, es decir, en pequeñas manchas de colores puros, tan próximos que reproducen en el ojo del espectador la unidad del tono (luz-color) sin las inevitables impurezas del empaste. De hecho, no quieren hacer una pintura científica, sino instituir una ciencia de la pintura, presentar la pintura como ciencia autónoma. Es un intento de rescatar a la pintura de la condición de inferioridad y atraso en que la situaba el desarrollo tecnológico y la fotografía.

Cuando miras una de sus pinturas de lejos no se ve como un montón de puntos. Si George quería pintar algo que era verde, no utilizaba pintura verde. Pintaba un punto azul y uno amarillo muy juntos y parecía ser verde.

Seurat elabora y experimenta una teoría de la pintura, basada en la óptica de los colores, a la que corresponde una nueva técnica científicamente rigurosa. El problema central es la división del tono: dado que la luz es la resultante de la combinación de distintos colores (la luz blanca lo es de todos), el equivalente de la luz en la pintura tiene que resultar del conjunto de muchos puntitos de color que, al ser percibidos, recomponen la unidad del tono y dan la vibración luminosa. Si inicialmente, para Seurat, el problema consistía en la correlación entre el proceso pictórico y los procesos de visión considerados científicamente más exactos, con la intervención de Signac la investigación de ambos se orienta en el sentido de un relanzamiento del programa de los impresionistas, pero podado de todo lo que conservaba de romántico y replanteado en términos científicos. Nace así el neo-impresionismo, el primer movimiento que plantea la exigencia de la relación arte-ciencia.
 
Los años siguientes son de propagación del movimiento divisionista. En 1886 participa con La Grande Jatte en la octava y última exposición de los impresionistas, donde las obras divisionistas despiertan la burla de los sectores tradicionales, pero suscitan el interés de un buen número de artistas jóvenes. Entre ellos se encuentra un grupo de pintores y músicos belgas, que invitaron a Seurat a su exposición del año siguiente. 
 
De regreso en París, Seurat inicia una nueva obra, Las modelos, 
en la que aplica de forma más estricta los principios del divisionismo, reduciendo aún más el tamaño de los puntos de color. 
 

Cuando aún no ha concluido Las modelos, Seurat se propone aplicar la líneas y sus direcciones. El resultado es La parada del circo, un cuadro que Seurat presentará en el cuarto Salón de los Independientes con gran éxito. 
 
 
 
El carácter estático de este cuadro contrasta con la alegría dinámica de sus dos últimas obras maestras, Le Chahut y El circo, cuya estilización decorativa se halla próxima al Art-Nouveau. 
 


 
 
Seurat vive sus últimos años en un ambiente de creciente aislamiento; su miedo a ser copiado y su carácter altivo, harán que el resto de los divisionistas mantenga con él una relación distante, salpicada de malentendidos. No obstante, siempre conservarían hacia el que consideraban su maestro una actitud de respeto y admiración. Su temprana muerte en 1891, cuando aún no había cumplido treinta y dos años, habría de suponer un duro golpe para todos ellos.

Una canción hecha poesía...

Regálame tu risa,
enseñame a sonar
con solo una caricia
me pierdo en este mar.

Regálame tu estrella,
la que ilumina esta noche,
llena de paz y de armonía,
y te entregaré mi vida

Haces que mi cielo
vuelva a tener ese azul,
pintas de colores
mis mañanas solo tú
navego entre las olas de tu voz
y tú, y tú, y tú, y solamente tú
haces que mi alma se despierte con tu luz
tú, y tú, y tú..

Enseña tus heridas y así la curará
que sepa el mundo entero
que tu voz guarda un secreto
no menciones tu nombre que en el firmamento
se mueren de celos
tus ojos son destellos
tu garganta es un misterio

Haces que mi cielo
vuelva a tener ese azul,
pintas de colores
mis mañanas solo tú
navego entre las olas de tu voz
y tú, y tú, y tú, y solamente tú
haces que mi alma se despierte con tu luz
tú, y tú, y tú..
y tú, y tú, y tú, y solamente tú
haces que mi alma se despierte con tu luz
tú, y tú, y tú...

No menciones tu nombre que en el firmamento
se mueren de celos
tus ojos son destellos
tu garganta es un misterio

Haces que mi cielo
vuelva a tener ese azul,
pintas de colores
mis mañanas solo tú
navego entre las olas de tu voz
y tú, y tú, y tú, y solamente tú
haces que mi alma se despierte con tu luz
y tú, y tú, y tú..

y tú, y tú, y tú, y solamente tú
haces que mi alma se despierte con tu luz
y tú, y tú, y tú..


Pablo Alborán

Magenta: el color de una batalla


Siendo el magenta uno de los colores primarios, el arte pictórico es inconcebible sin este color. El colorante se desarrolló químicamente en 1856 y debe su nombre a la sangrienta batalla que tuvo lugar en la ciudad italiana,  Magenta. Por la mala resistencia a la luz del colorante, el rosa rojizo actual se fabrica a base del pigmento quinacridona.
Durante la Revolución Industrial del siglo XIX, las ciencias químicas empezaron a ganar terreno y se descubrió que era posible elaborar artificialmente las materias primas para la pintura. Desde entonces, se hace una distinción entre los colorantes y pigmentos naturales y los sintéticos. A menudo, es fácil deducir los nombres de las materias colorantes, ya que suelen hacer referencia a la planta, animal o región de la que proceden. Algunos ejemplos son ‘laca granza’ (procedente de la planta granza), ‘sepia’ (nombre latín de la sepia) y ‘amarillo indio’ (de la India). Pero ese no es el caso en colorantes y pigmentos elaborados sintéticamente, como ilustra el color rosa rojizo, fabricado en 1856, al que inicialmente se llamó Triaminotrifenylcarboniumchloride, palabra casi inpronunciable. Posteriormente, obtuvo la denominación oficial de Magenta, aunque primero se tuviera que librar una batalla muy sangrienta.

 A lo largo del siglo XIX, Italia se vio envuelta en múltiples confrontaciones bélicas que la llevarían a la unificación del país, tal y como lo conocemos actualmente. Muchas de estas batallas se libraron durante la Segunda Guerra Italiana de la Independencia, pero encontramos un par de ellas en los libros de historia que resaltan por su importancia en la unificación de Italia.
Ante el potencial armamentístico de Austria, Napoleón III intervino en la contienda echando una mano a los italianos para recuperar sus regiones ocupadas. La unión de los ejércitos de ambos bandos creó un frente italo-francés capaz de arrebatar el terreno conquistado por los austriacos. El 4 de junio de 1859 se libró la Batalla de Magenta, una confrontación decisiva para los intereses austriacos, los cuales tenían dominio sobre Lombardía y un gran interés en seguir anexionando regiones dentro de la península italiana.

Esta batalla no fue una de las más cruentas y con más bajas de la época; la sangre derramada dejó el campo de batalla tan rojo que el colorante, descubierto tres años antes, se bautizó con el nombre de Magenta, en alusión al color oscuro de la sangre derramada en el conflicto del mismo nombre.
 
No obstante, este no fue el único color que recibió su nombre por culpa de una batalla acontecida durante la Segunda Guerra Italiana de la Independencia. Otro tono, de características muy parecidas, fue creado en aquella misma época bajo el nombre de "Solferino", población que sufrió otro importantísimo enfrentamiento veinte días después que el de Magenta.

Sin embargo, esta denominación no ha sufrido la misma suerte y ha quedado prácticamente relegado al olvido y desuso, todo lo contrario que el magenta, consolidado uno de los colores básicos dentro del sistema de impresión moderna. Su popularidad actual es tal que en el año 2000 fue registrado por la empresa T-mobile (filial de Deutsche Telekom AG) en Holanda y Alemania, que desde entonces no ha permitido a otras marcas utilizarlo, propiciando una batalla (esta vez legal).

 De todas maneras, la guerra de Solferino no solo sirvió para darle nombre a un color o ser decisiva para los intereses italo-franceses. Un ilustre personaje, el suizo Henri Dunant, fue testigo personal del horror allí vivido y de la agonía y sufrimiento de los heridos en aquel lugar. Dunant comprobó horrorizado cómo los más de 40.000 muertos y heridos no eran adecuadamente atendidos por falta de asistencia sanitaria. Tras el regreso a su país, decidió dedicar el resto de su vida a una causa humanitaria: la creación de la Cruz Roja Internacional, una institución que, a través de voluntarios, debería socorrer a los soldados heridos en la guerra.


 Ese colorante, sin embargo, no era apto para la elaboración de pinturas espesas. Para poder serlo, el colorante debía fijarse, mediante un procedimiento químico, sobre un pigmento incoloro para obtener, así, el llamado ‘pigmento lacado’. De ese modo, con el color rosa rojizo también podían fabricarse pinturas pastosas, aunque la resistencia a la luz dejara mucho que desear incluso después del proceso.
En la actualidad, el color Magenta de la gama Rembrandt se elabora con el pigmento quinacridona, el cual posee una excelente resistencia a la luz.
 Colorante o pigmento …
¿Cómo era?
En forma de polvo, el colorante y el pigmento, no se distinguen el uno del otro. La diferencia se hace visible al mezclarse con un aglutinante o un disolvente. Si el polvo se deshace, como el azúcar en el té, se trata de un colorante y es apto para, por ejemplo, las tintas líquidas. Por el contrario, el pigmento es especialmente apto para la fabricación de pinturas gruesas y pastosas. Otra gran diferencia es la resistencia a la luz. Los colorantes tienden a desvanecerse fuertemente por el efecto de la luz, mientras que los pigmentos, por lo general, conservan el color auténtico por mucho más tiempo.


Curiosidades

Magenta: el color que no es un color 

El magenta no es color del espectro visible para los humanos.

 Como bien explica el artículo de Liz Elliott el magenta es un color compuesto por dos longitudes de onda: una de la zona del rojo y otra de la zona del violeta, cada una a ambos extremos de lo que se conoce como el espectro visible. Lo que hace nuestro cerebro es interpretar lo que está viendo inventándose un color entre el rojo y el violeta. Como no tendría sentido confudirlo con el verde (que es donde «caería», más o menos) el mecanismo de interpretación nos «engaña» para que nos parezca que tiene un aspecto distinto. A otros colores compuestos como el rosa o el «color café» les ocurre lo mismo, son sencillamente «inventados».

El color magenta tiene dueño

El color magenta tiene dueño (¿tiene?) en los Países Bajos y Alemania. El magenta es una marca registrada de Deutsche Telekom, empresa a la que pertenece T-Mobile. Con ello ha querido proteger la identidad de su marca de telefonía móvil, llegando al extremo de registrarlo.
  
El significado del color magenta
Cuando uno se siente desanimado o preocupado por su posición, o se siente enfadado o frustrado, el color magenta nos saca de se sentimiento o actitud y deja que nuestro espíritu emerja.
Es un color espiritual, pero también con alusiones practicas, asociadas con la compasión, la ayuda y la bondad.
Desde el punto de vista negativo, el magenta es como el violeta, nos hace sentir el deseo de apartarnos de las exigencias del mundo y evitar los desafíos. En cierto modo, también puede llegar a ser demasiado relajante. Así es que, debe evitar el color magenta si tiene continuas depresiones o si es introvertido.
Estos colores están asociados a los signos libra y sagitario.
Palabras claves del color magenta: entrega, ayuda, bondad, tranquilos, creatividad, independencia, dignidad, serenidad.

Literatura

Magenta, la pequeña hada

Magenta es un hada viajera que tiene grandes poderes. Puede atravesar el universo, hablar con los astros y recoger los colores para regalárselos a quien quiera. Pero lo más mágico de este álbum son las ilustraciones, que llenan las enormes páginas con trazos de fuerte colorido y permiten seguir los ágiles movimientos del pincel.



Magenta y la ballena blanca 
 El impresionante colorido de estas ilustraciones nos hace aproximarnos a toda la fuerza que la naturaleza, y sobre todo el mar, despliega ante nosotros. Luz, aire y agua están presentes en esta sencilla historia en la que una ballena herida es socorrida por el hada Magenta y conducida cerca de sus padres. Los niños más pequeños podrán disfrutar con estas escenas en las que nos conmueve la fuerza del mar a través de unas ilustraciones portentosas y llenas de vida.






 Música:
Magenta es un grupo pop español de los años 80, que publicó en 1985 un único Lp, La reina del salón, producido por Nacho Cano.